Las exportaciones de trigo y cebada podrían generar u$s4.225 millones en 2025

La Bolsa de Cereales de Buenos Aires proyecta un aumento del 15% en las exportaciones de trigo y cebada, impulsado por la incorporación de tecnología, una mayor siembra y condiciones climáticas favorables.

La campaña de granos finos 2025/2026, que arrancará en mayo con la siembra de trigo y cebada, promete un aumento significativo en la producción y exportaciones. Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, las exportaciones de estos dos cultivos alcanzarán los u$s4.225 millones, un salto del 15% en comparación con el ciclo anterior. Este crecimiento se refleja en un aumento del 8% en la producción total de ambos cultivos, con una siembra que alcanzará niveles récord.

El trigo será el principal beneficiado, con un crecimiento del 6,3% en el área sembrada, que llegará a 6,7 millones de hectáreas. Se estima una producción de 20,5 millones de toneladas, lo que representa un incremento del 10,2% respecto al ciclo anterior. La cebada, por su parte, mantendrá su superficie en 1,3 millones de hectáreas y alcanzará una producción de 5,1 millones de toneladas, un 2% más que el año anterior.

Este aumento en la superficie sembrada es significativo, pues representa el nivel más alto en la historia de la siembra de estos cultivos en Argentina, lo que impactará directamente en la economía nacional. Según Ramiro Costa, economista jefe de la Bolsa, las condiciones climáticas actuales son mejores que en el ciclo pasado. Las lluvias recientes han mejorado el perfil de humedad en las zonas más comprometidas, lo que augura un desempeño positivo para la campaña que comienza.

Patricio Munilla, gerente de marca DonMario, aseguró en diálogo que “se respira entusiasmo por sembrar trigo esta campaña” ya que “las condiciones climáticas actuales recargaron significativamente los perfiles de humedad del suelo, lo que augura una buena campaña para este cultivo. Este cereal se siembra con la lluvia que cae antes, no con la que llueve durante la campaña. Así que, por suerte, los primeros indicios nos dan buenas señales”.

Este optimismo también se refleja en las expectativas de los productores, quienes se muestran entusiasmados con la posibilidad de obtener buenos rendimientos. La relación insumo-producto, favorable en este momento, y la naturaleza del trigo, que ofrece ingresos en una época del año donde la «caja» del productor suele estar más ajustada, son aspectos adicionales que contribuyen a este optimismo.

A pesar de los buenos presagios, los productores deberán seguir atentos a las variaciones climáticas. La recomendación de Munilla para los productores es mantener flexibilidad en las fechas de siembra y no depender únicamente de las primeras lluvias, ya que las condiciones pueden cambiar rápidamente.

La innovación genética llega al trigo

Este es otro factor clave que según Munilla marcará la diferencia en la campaña de trigo de 2025. El programa Sembra Evoluciónya transformó el acceso a las últimas innovaciones en soja y ahora avanza con fuerza en trigo. Con más de 20.000 productores que ya forman parte, más de 3 millones de hectáreas sembradas y más de 1.000 comercios adheridos en todo el país, el modelo se consolida como una herramienta clave para potenciar el desarrollo del sector.

Este año, el programa cuenta con la presencia de Klein, Buck, LG, Bioceres, MacroSeed, Nidera, Donmario, Neogen y ACA, semilleros líderes que ponen a disposición del productor las mejores variedades para maximizar el rendimiento y la rentabilidad del cultivo.

Para Munilla, la incorporación del trigo al programa “viene a atacar lo que es el reconocimiento de la propiedad intelectual en Argentina. Hoy estamos en una desventaja competitiva con otros países, lo que limita las inversiones en mejoramiento genético”.

Este proyecto busca crear un marco más sólido para las inversiones en biotecnología, lo que permitirá a los productores acceder a variedades más eficientes y resistentes, adaptadas a las condiciones del país. Es que el trigo tiene la particularidad de que “una variedad, al ser muy utilizada durante 2 o 3 años, empieza a mostrar susceptibilidades en cuanto al desarrollo, lo que afecta los rendimientos, por eso es necesaria la constante renovación varietal para garantizar la sostenibilidad del cultivo”.

Impacto económico y proyección de valor agregado

El valor bruto de la producción (facturación total esperada por volúmenes y precios) crecerá un 13% y se acercará a los u$s6.200 millones. Sin embargo, lo más relevante es el valor agregado, que representa la ganancia que queda en el país después de descontar los costos de producción. Este monto se estima en u$s4.723 millones, lo que representa un aumento del 31% interanual.

El valor agregado refleja el impacto económico del sector agropecuario en el Producto Bruto Interno (PBI) de Argentina. Este crecimiento se proyecta como una de las principales fuentes de expansión económica en el país para el próximo año. Según Costa, este aumento podría consolidarse como un indicio de que el sector agropecuario será uno de los motores de crecimiento económico para 2025.

Aunque los precios internacionales del trigo mostraron una leve recuperación, aún se mantienen por debajo de los niveles históricos de los últimos cinco años. En abril, los precios del trigo se ubicaron un 3% por encima de los valores registrados en diciembre de 2024, pero siguen un 5% por debajo del promedio quinquenal y un 16% por debajo de los valores de diciembre de 2023.

Sin embargo, el impacto de esta recuperación es mitigado por una baja significativa en los costos de insumos. Los precios de los fertilizantes, como la urea (-24%), el glifosato (-29%), y el fosfato diamónico (-14%), disminuyeron considerablemente en comparación con el año anterior. Esto mejoró la relación insumo-producto, es decir, la cantidad de trigo necesario para adquirir los insumos más comunes en la producción.

En este sentido, Costa destacó que, aunque los precios del trigo no sean espectaculares, los costos cayeron considerablemente, lo que mejora la rentabilidad de los productores. Este factor, combinado con la mejora en las condiciones climáticas, hace que la campaña 2025/2026 se presente con un panorama favorable para los agricultores.

Fuente: ÁMBITO

Por: G. Herrera

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