Las escuelas de CABA atraviesan una ausencia de niños y niñas inédita. La baja en la tasa de natalidad es un fenómeno que recorre todo el país, pero que se acentúa más en el distrito capital, donde los nacimientos se redujeron en un 40 por ciento en la última década.

Seguramente la implementación de la ESI, el acceso a la información y los métodos anticonceptivos son políticas estatales que brindaron resultados positivos.

Esta realidad tiene que ser tratada por el gobierno y la perspectiva ideológica desde la cual se aborde tendrá consecuencias en la enseñanza y en el funcionamiento del sistema educativo en los próximos años.

Desde una mirada neoliberal (la misma que instaló el concepto “ramal que para, ramal que cierra”), el gobierno puede cerrar escuelas apiñando a los niños y niñas en los edificios escolares, y así achicar lo que presentan como “gasto público” para que sus cuentas cierren.

Desde un enfoque nacional, popular y democrático, tenemos que asumir este nuevo desafío que se presenta y diseñar, junto a la comunidad educativa (familias, sindicatos, docentes, estudiantes y gobierno), una Escuela Pública que atienda la diversidad, que acompañe las trayectorias, que sea inclusiva y que forme ciudadanos críticos y responsables.

No tenemos que tener miedo a pensar que la Escuela tiene que cambiar. Si no lo hacemos nosotros, solo veremos cómo el ajuste fiscal cierra y vende establecimientos y deja a miles de docentes en las calles.

La defensa corporativa de los puestos de trabajo, tarde o temprano lleva a una derrota difícil de explicar a la sociedad. Si no hay niños y niñas, ¿para qué vamos a pagar salarios en docentes? Es por esto que estamos en el momento justo para rediseñar los roles dentro de la escuela pública y mejorar la calidad educativa.

Hoy las escuelas primarias necesitan parejas pedagógicas, con dos docentes por grado en el primer ciclo. Enseñar a leer y escribir desde una perspectiva crítica es una tarea que necesita de un acompañamiento cuerpo a cuerpo y un solo docente no puede hacerlo.

En CABA hay un Equipo de Orientación Escolar por distrito para atender 20 escuelas primarias y 20 escuelas infantiles. ¿Cómo se pueden abordar las problemáticas sociales y psicológicas con tres o cuatro profesionales para miles de niños?

La respuesta es simple: dando apenas manotazos de ahogado. La consecuencia es que muchos niños y niñas quedan a la deriva en sus trayectorias educativas, constituyéndose en marginados del sistema desde la niñez.

Muchísimos docentes en CABA tienen la formación necesaria y titulada para abrir nuevos Equipo de Orientación Escolar. Sería fundamental contar con uno por cada escuela, pero si no se llega a ese objetivo ideal, la incorporación de nuevos equipos aliviaría la tarea.

Con los mismos recursos que tiene hoy el Gobierno de la Ciudad y dándole nuevas funciones a los docentes, se puede cubrir una necesidad imprescindible para la Escuela.

Se necesitan parejas pedagógicas, nuevos Equipos de Orientación Escolar y docentes con roles administrativos para aliviar a las conducciones escolares y permitirles a los y las docentes hacer los seguimientos pedagógicos.

 

La tarea es de todos y todas, gobierno, sindicatos, familias y docentes. Hay que generar las instancias para transformar en serio el sistema educativo para que no nos gane el ajuste.

Esteban Sueyro es docente y militante de la Corriente de les Trabajadores de la Educación.