Una mujer y su hijo, ambos de origen surcoreano, fueron encontrados muertos en un departamento del barrio porteño de Caballito. La madre, de 47 años, fue encontrada con una bolsa en la cabeza y un cable de alargue atado al cuello. El niño, de 13 años, tenía una remera rota, también en la zona del cuello. La causa fue caratulada hasta el momento como averiguación de causales de muerte.

La División Investigaciones Comunales 6 (DIC6) de la Policía de la Ciudad, que tomó intervención, trata de determinar si se trató de un homicidio seguido de suicidio tras la declaración del denunciante. Por lo pronto incautó los elementos vinculados al hecho para ser peritados, presentándose en el lugar la Unidad Criminalística Móvil.

El hallazgo de los cuerpos ocurrió alrededor de las 21.30 del jueves en una casa ubicada en la calle Galicia al 919. El hermano de la víctima acudió a ese domicilio cuando la mujer no contestó su llamado por teléfono. Esto es clave ya que, según declaró ante la policía, llamaba todos los días a su hermana por teléfono para saber cómo estaba, porque ella le habría anticipado su intención de quitarse la vida.

De acuerdo con el relato del hombre, en ese domicilio residen su mamá, su hermana y su sobrino. También precisó que la familia surcoreana llegó al país hace aproximadamente diez años, aunque su cuñado permanece en Corea del Sur.

El menor de edad fallecido era autista, según detalló el hombre, y la mujer sufría de depresión y había confesado que tenía problemas para cuidar a su hijo. Ante este presunto panorama, el denunciante remarcó que todas las tardes llamaba a su hermana para ver cómo estaba y que este jueves no respondió la comunicación, por lo cual fue y halló la escena.

El hombre indicó que, tras el hallazgo, retiró la bolsa y el cable del cuerpo de su hermana. No obstante, un dato despierta curiosidad entre los investigadores: según indicaron a un medio nacional, el hermano de la víctima dijo que luego de encontrar los cuerpos llevó a su madre hasta la cafetería que la familia atiende en la zona, lo que supondría que la abuela estaba en la vivienda durante el hecho. La Justicia busca determinar si presenció la secuencia o si se encontraba en algún lugar de la vivienda que le haya impedido ver lo que pasó. El departamento, en tanto, no tenía signos de violencia ni la puerta forzada.

La investigación quedó en manos del fiscal Edgardo Orfila, titular de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°56.