Un sector viñatero respalda los cambios en el INV: “El mercado va a regular la calidad”

Un sector de la vitivinicultura sanjuanina salió a apoyar las modificaciones impulsadas por el Gobierno Nacional en el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). Pese a que gran parte de las entidades locales expresaron su rechazo, desde la Mesa Vitícola consideran que la desregulación era necesaria y que los ajustes permitirán dinamizar la actividad.

Pablo Martín, presidente de la entidad, defendió los cambios promovidos por el Ministerio de Agricultura y el Ministerio de Desregulación, que eliminaron cerca de 1.000 regulaciones históricas del sector. “Nos quedamos enredados en burocracias y cosas que no ayudan. Tuvimos que pegarnos un palo muy fuerte para darnos cuenta de que el exceso de controles no nos llevaba a ningún lado”, aseguró el referente.

Las reformas reducen el alcance del INV en los procesos internos de bodegas y viñateros, concentrando su actuación en el control de productos terminados. Según Martín, se trataba de normas que “se habían acumulado durante años” y que hoy quedaron reunidas en un cuerpo más simple. “El sector venía pidiendo que se redujera la burocracia. Hay que escuchar al que vende el vino”, remarcó.

Impacto en la cosecha y en el mercado

Uno de los primeros efectos de la desregulación se sentirá al inicio de la próxima cosecha. Hasta ahora, el INV estimaba cuántos kilos de uva produciría cada provincia, un dato utilizado por bodegas y viñateros para proyectar precios. Mientras cámaras como la Asociación de Viñateros Independientes y la COVIAR advirtieron que ahora se trabajará “a ciegas”, Martín relativizó la importancia de ese cálculo. “Eran estimaciones con muchos errores. Hace años dejaron de ser una referencia confiable”, afirmó.

Respecto a la preocupación por un eventual deterioro de la calidad de los vinos, especialmente porque el INV dejará de fiscalizar ciertos procesos de elaboración, Martín fue categórico: “Hoy el mercado es muy exigente. Va a regular esto”. Explicó que los riesgos de adulteración o prácticas no permitidas eran más probables cuando la demanda superaba la oferta. Con un consumo en caída, dijo, “la única forma de vender es con calidad”. Además, los controles se reforzarán en la etapa de comercialización, con sanciones económicas más elevadas.

Menos trámites, menos información

Otro de los cambios incluye la eliminación del informe semanal de elaboración —salvo en varietales— conocido como CIU. Para Martín, la medida “quita burocracia innecesaria”, ya que en los vinos comunes no se exige trazabilidad. Admitió, sin embargo, que esto implicará una merma en la información estadística disponible para el sector.

Desde el INTA, el diagnóstico es más crítico. El organismo sostiene que la falta de correlación entre calidad de materia prima y precio desalienta inversiones y afecta la sustentabilidad productiva. Además, alertó que la reducción de datos podría profundizar ese problema.

Para Martín, la falta de información no será tan grave como plantean otros sectores, debido a que había productores que no declaraban cuándo dejaban de producir. Para compensarlo, señaló que el Gobierno provincial trabaja en un programa estadístico que relevará la superficie cultivada mediante imágenes satelitales.

Un debate abierto en el sector

El presidente de la Mesa Vitícola consideró que la resistencia de parte de la actividad responde a “mitos que no nos llevaron por buen camino” y sostuvo que simplificar los procedimientos beneficiará tanto a bodegueros como a viñateros. Volvió a insistir en que el problema central del sector sigue siendo estructural: “Si no se soluciona el exceso de oferta, los precios no van a cambiar”.

A contramano de la postura mayoritaria en San Juan, este grupo viñatero asegura que la desregulación abre una oportunidad para ordenar la actividad y adaptarla al mercado actual, marcado por una fuerte caída en el consumo interno y externo.