Este año, la tradicional Tormenta de Santa Rosa que suele presentarse a fines de agosto se hizo sentir con fuerza, provocando inundaciones en Buenos Aires, evacuados en Mendoza y daños por granizo en al menos seis provincias.

En Buenos Aires, especialmente en la zona norte, varias localidades amanecieron con calles anegadas y barrios inundados. Allí, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) emitió alertas por lluvias que podrían superar los 100 milímetros, un volumen que en menos de 24 horas equivale a casi el promedio de precipitaciones de un mes.

En la Ciudad de Buenos Aires también se registraron lluvias persistentes y ráfagas de hasta 70 kilómetros por hora. Según los especialistas, en CABA el fenómeno climático se sentirá con mayor intensidad hacia el lunes por la mañana.

En la provincia de Mendoza, las consecuencias fueron más severas: más de 100 personas debieron ser evacuadas, hubo caída de árboles, daños en viviendas y granizo de gran tamaño en algunas localidades, lo que obligó a Defensa Civil a desplegar operativos de asistencia.

Las intensas lluvias, nevadas y bancos de niebla complicaron la circulación en Mendoza, por lo que Vialidad Nacional dispuso un corte total de la Ruta Nacional 7 desde la ciudad capital hasta Uspallata. Según informaron las autoridades fronterizas, el Paso Internacional Cristo Redentor permanecerá cerrado preventivamente en ambos sentidos, al igual que el Paso Pehuenche, que seguirá inhabilitado hasta nuevo aviso.

En Catamarca, en tanto, se reportaron episodios de granizo, mientras que en San Luis, San Juan, Córdoba y Tucumán se informaron fuertes tormentas con daños en infraestructuras rurales y pérdidas agrícolas.

Los pronósticos indican que las lluvias continuarán en varias provincias durante este domingo, con una mejora recién hacia el lunes.

Tormenta de Santa Rosa

El origen popular del fenómeno remite a la leyenda de Santa Rosa de Lima, cuya festividad se celebra cada 30 de agosto. Según la tradición, alrededor de esa fecha suele producirse una tormenta fuerte que “purifica” el aire y marca la transición hacia la primavera.

La explicación científica de los meteorólogos indica que no se trata de un evento “mágico” o puntual, sino de un patrón climático regional asociado a la interacción de masas de aire frío y cálido, que suelen generar tormentas intensas en el final del invierno.

Estudios del SMN muestran que, en realidad, en un 57% de los años entre 1906 y 2022 se registraron tormentas significativas en torno al 30 de agosto, lo que confirma su alta frecuencia, aunque no su certeza absoluta.

Vulnerabilidad urbana

Especialistas en gestión de riesgos explican que parte de la preocupación que generan este tipo de fenómenos responde a la vulnerabilidad estructural de muchas ciudades argentinas frente a eventos climáticos extremos.

En el Gran Buenos Aires, barrios enteros quedan aislados con cada inundación debido a la falta de obras de drenaje y a la urbanización desordenada.

En el caso de Mendoza y San Juan, en tanto, el granizo se convierte en una amenaza recurrente para la producción vitivinícola y frutícola, motor económico de la región.

Según la Organización Meteorológica Mundial, el cambio climático potencia estos riesgos, ya que la región está experimentando eventos de precipitación más intensos y concentrados en cortos períodos, lo que multiplica la posibilidad de inundaciones repentinas.

La Tormenta de Santa Rosa es un recordatorio anual de la fuerza de la naturaleza, pero también de la fragilidad de las infraestructuras urbanas y rurales frente a los cambios en el clima. El desafío, en ese sentido, es adaptar las ciudades y economías locales a un escenario donde las tormentas intensas dejarán de ser excepcionales para convertirse en la norma.