Persiste en niveles “muy altos” el estrés de la vida diaria
El documento, “Estrés y bienestar en una Argentina en transición” de la UCA, muestra que la Argentina transitó un proceso de “ajuste más normalización”, pero no un proceso de desarrollo. Eso se traduce en una paradoja: bajó la inflación, se ordenaron precios relativos, se redujo la nominalidad y el Estado recuperó capacidad fiscal, pero la cotidianeidad de millones de hogares sigue marcada por ingresos insuficientes, menor calidad laboral, inseguridad alimentaria persistente y un nivel de malestar subjetivo que no encuentra piso.

Según la UCA la pobreza cayó en el tercer trimestre del 2025 de forma interanual.
Aun con una macro más ordenada, la sensación de agobio, angustia y agotamiento se mantiene en niveles altos. El estrés económico, si bien baja del 50% en 2024 al 46,8% en 2025, aún permanece en niveles altos, por encima de 2022.
“Durante la crisis/ajuste, los estratos más bajos son los que más retroceden. En la fase posterior, mejoran sobre todo los estratos medio bajo y bajo. Durante la fase de estabilización, en el estrato muy bajo persiste e incluso se profundiza la cronicidad en condiciones de estrés económico. Asimismo, el estrato medio alto no manifiesta mejoras muy pronunciadas a través de este indicador, como sí sucede con la medida tradicional de pobreza por ingresos”, analizan.
El informe cierra con una advertencia, si bien la estabilización puede ser una condición necesaria, pero no es suficiente para recomponer la movilidad social ni reducir la desigualdad. El país necesita un puente entre el orden macro y la inclusión micro. La pregunta es si el nuevo régimen económico puede construirlo o si, por el contrario, quedará confinado a administrar un equilibrio social cada vez más pequeño.
Fuente: ÀMBITO
Por: G. Herrera
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