El agua que consumen los sanjuaninos, proveniente de plantas potabilizadoras, perforaciones o sistemas comunitarios, es “aptas y sana”, afirmó Patricia Valdéz, jefa del Departamento de Control de Calidad del Laboratorio de Aguas. Antes de llegar a la red domiciliaria, se realizan análisis físico-químicos y microbiológicos para garantizar que cumpla con los estándares del Código Alimentario Argentino. En el caso del agua de río, se controla especialmente la turbiedad, cuyo límite de aceptación es de 3 NTU.
Durante la distribución, se monitorean parámetros como la turbiedad y el nivel de cloro, esenciales para mantener el agua libre de microorganismos. Los sistemas comunitarios y perforaciones también son supervisados a diario, con informes enviados a Salud Pública.
En cuanto a los cuidados domésticos, Valdéz recomendó limpiar los tanques de agua una vez al año, advirtiendo que, si no son herméticos, el polvo y las bacterias ambientales pueden contaminar el agua. Además, destacó que existen controles cruzados entre laboratorio, operadores de planta y personal de perforaciones, garantizando un seguimiento constante de la calidad del agua.
Los comentarios están cerrados.