La reciente resolución del Gobierno nacional que prohíbe la producción de cannabis medicinal ha dejado a los empresarios del sector en una situación crítica y ha comenzado a tener severas repercusiones en San Juan. La normativa, que solo permite la producción de cáñamo y fibras, excluye las plantas con compuestos activos utilizados para tratamientos médicos, como la epilepsia, lo que ha llevado a la pérdida de más de 3 toneladas de flores y millones de dólares en inversiones.
Productores de cannabis medicinal de la provincia han expresado su alarma ante lo que consideran el golpe definitivo para un sector que ya enfrentaba problemas significativos. Ernesto Clavijo, propietario de Green Health, confirmó que su empresa, que alcanzó a cosechar 3.000 toneladas de flores en ciclos anteriores, ha tenido que abandonar sus instalaciones. “Todo lo que logramos se perdió. La situación es insostenible”, declaró.
Mediplant, la primera firma en producir flores de cannabis medicinal en San Juan, también se vio forzada a cesar la producción. Su dueño, Matías Rasorkovanch, explicó que la falta de apoyo gubernamental les llevó a abandonar el proyecto tras años de inversión. “Teníamos avances significativos en el desarrollo de nuevas variedades, pero ahora enfrentamos un futuro incierto”, indicó.
La nueva normativa, promulgada bajo la gestión de Javier Milei, ha sido criticada por los empresarios, quienes sostienen que la decisión ha desalentado la inversión en un sector con alto potencial en la región. La Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (Ariccame), creada a finales de 2023, ha sido intervenida por la nueva administración, lo que ha generado incertidumbre sobre su futuro.
Las consecuencias de esta prohibición en San Juan son palpables. Se estima que la paralización de la producción afectará no solo a los empresarios, sino también a los trabajadores que han sido despedidos, muchos de los cuales dependían de la industria para su sustento. En el momento de mayor actividad, las empresas contaban con más de 60 empleados en el área de producción y mantenimiento de invernaderos.
Gonzalo Campos, director de Canme San Juan, admitió que la prohibición afecta el avance de la producción local. Sin embargo, aseguró que el laboratorio provincial sigue produciendo aceites medicinales para pacientes inscriptos en un registro, lo que garantiza cierta continuidad en el suministro de estos tratamientos.
Mientras tanto, los empresarios de Green Health y Mediplant enfrentan un futuro incierto. Clavijo y Rasorkovanch coinciden en que la recuperación de sus operaciones podría tardar entre seis meses y un año, si es que logran reiniciar la producción. “La confianza de nuestros socios inversores se ha visto seriamente afectada”, lamentaron.
Con invernaderos y plantines abandonados, el panorama para la industria de cannabis medicinal en San Juan es desolador, y la comunidad local se enfrenta a la pérdida de una oportunidad económica valiosa, a la espera de cambios en la regulación que puedan revivir un sector que prometía ser clave para el desarrollo económico y social de la región.
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