Productores sanjuaninos alertan por el “peor año agrícola en 40 años” y piden medidas urgentes
Sergio López, presidente de la Asociación de Chacareros Temporarios, afirmó que la crisis del sector se profundizó por la caída del consumo, la sobreoferta y los precios por debajo de los costos. Reclaman políticas que permitan recuperar ingresos y evitar un deterioro mayor en 2026.
La actividad agrícola sanjuanina atraviesa uno de sus momentos más críticos en décadas. Así lo confirmó Sergio López, presidente de la Asociación de Chacareros Temporarios, quien aseguró que el 2025 fue “el peor año de los últimos 30 o 40” para el sector, marcado por precios en caída, consumo retraído y una oferta abundante que no logra traducirse en ingresos para los productores.
López describió un panorama desalentador en todos los frentes: “Ha sido un año muy complicado. Se ha sentido fuerte en cada etapa de la producción”. Su diagnóstico coincide con lo que se observa en ferias y mercados: verdura disponible en grandes cantidades, pero con valores tan bajos que ni siquiera permiten cubrir los costos de producción.
Uno de los factores que agravan la situación es el cambio en los hábitos de consumo, especialmente en los sectores que históricamente sostenían la demanda. “En la clase media, la clase baja, jubilados y trabajadores se notó mucho la falta de dinero. Hay una merma evidente en el consumo”, explicó. A esto se suma un desplazamiento cultural hacia comidas rápidas, viandas y productos ultraprocesados que dejan a las hortalizas locales fuera del menú cotidiano.
El impacto económico se amplifica en un año donde la producción fue abundante. Tomate, berenjena, pimientos, lechuga y otras variedades ingresaron en grandes volúmenes a los mercados mayoristas. Pero la sobreoferta, lejos de mejorar la situación del productor, profundizó la caída de los precios. “Hay mucho material y eso hace que los valores estén por el piso”, señaló López.
El caso del tomate refleja con claridad el problema: el cajón se vende hoy entre $8.000 y $10.000, menos de la mitad que hace un año, cuando alcanzaba los $15.000 a $20.000. Con esos números, los chacareros no logran cubrir gastos básicos, desde mano de obra hasta insumos y energía.
Otros cultivos tradicionales tampoco escaparon a la crisis. El ajo —históricamente sostenido por el mercado externo— vive una temporada irregular, con precios deprimidos y compradores que ajustan valores a la baja. La cebolla atraviesa un escenario similar, con un mercado interno que no reacciona.
Ante este panorama, los productores coinciden en la necesidad de políticas más alineadas con la realidad agrícola. “La expectativa es que en 2026 haya un cambio económico que permita que nuestros productos vuelvan a llegar a la mesa”, expresó López, quien remarcó la importancia del diálogo con las autoridades y de medidas que ofrezcan previsibilidad.
Pese a la gravedad del contexto, en la Asociación mantienen un margen de esperanza. Confían en que el próximo ciclo pueda traer una recomposición de precios, aunque aclaran que la recuperación no será inmediata y que dependerá del acompañamiento institucional y de un mercado interno más dinámico para revertir la tendencia.
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