“Nunca más conversé con los que fueron mis conjueces”

Julieta Makintach se defiende también ante la prensa

Julieta Makintach
Julieta Makintach Julieta Makintach (Noticias Argentinas)

Este domingo, pocos días antes de que se conozca el veredicto del proceso al que está sometida, aceptó hablar con la prensa. La suspendida jueza Julieta Makintach quiere pasar de acusada a acusadora mientras espera la decisión del Jurado de Enjuiciamiento, que se conocerá este martes a las 10 en el Anexo del Senado Bonaerense.

En ese diálogo con una agencia de noticias, Makintach ratificó una versión central de su defensa: “no había documental. El que hubo, ya salió a la luz y no era mío”, aseguró, en referencia al proyecto audiovisual Justicia Divina, cuya existencia es precisamente uno de los ejes de las acusaciones en su contra. Según su relato, no participó de un documental clandestino sino que fue convocada para dar un reportaje.

La magistrada también apuntó directamente a sus colegas Maximiliano Savarino y Verónica Di Tomasso, quienes integraban con ella el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3 durante el juicio por la muerte de Diego Armando Maradona: “podrían haber evitado la nulidad del debate”, sostuvo, y acusó a ambos de “descargar toda su responsabilidad” sobre ella. Asegura que le mintieron “cuando la ironía era que yo mentía”, y destacó que tanto Savarino como Di Tomasso negaron haber conversado con ella acerca de la cámara que filmó tres horas la primera audiencia y se transmitía por YouTube, algo que, según afirma, “quedó acreditado”.

En su relato, además, contó que “nunca más conversaron” después de que estalló el escándalo, lo que para ella evidencia un quiebre profundo en la relación institucional. Por eso, no solo se limita a defenderse: ha anunciado que presentará pedidos de juicio político contra Savarino y Di Tomasso, acusándolos de encubrir deslegitimar su responsabilidad compartida.

En estos días previos al veredicto, Makintach atraviesa una situación personal y profesional compleja: está suspendida de su cargo, fue apartada de la cátedra que dictaba en la Facultad de Derecho de la Universidad Austral, y además tiene una causa penal en la UFI Nº 1 de San Isidro (por la detención por falso testimonio del excustodio de Maradona).

El núcleo del debate gira en torno al documental Justicia Divina: para la Fiscalía, Makintach cometió graves irregularidades durante el proceso judicial que instruía el caso Maradona. Sus acusadores sostienen que ella promovió y facilitó la grabación sin autorización, aprovechando su función para beneficiarse profesional o económicamente. Por ello, Analía Duarte, de la Procuración General bonaerense, pidió su destitución durante los alegatos del jury.

En su intervención final ante el Jurado, Makintach apeló a un relato más humano: “Hace cinco meses que no puedo hablar, todos hablan por mí, me atribuyen cosas y yo no puedo”, dijo, pidiendo perdón a la familia Maradona y asegurando con firmeza: “no mentí nunca”.

Durante el proceso, además, denunció por falso testimonio al juez Savarino, quien fue uno de sus interlocutores directos en el TOC y la acusó de engaño ante el Jurado.

Las relaciones entre los jueces también han sido duramente cuestionadas. Savarino y Di Tomasso declararon en varias instancias (judiciales y no judiciales) que en ningún momento fueron advertidos de la filmación del documental y que por lo tanto nunca dieron su autorización. Cuando le comentaron a Makintach de las filmaciones, ella les dijo: “No se preocupen, me estaban filmando a mí, es algo personal”.

Por otro lado, la acusada ha sostenido que el registro audiovisual cuestionado “no fue clandestino” y que, de hecho, sus colegas conocían su existencia desde un inicio.

En medio de la presión institucional y mediática, la jueza se mostró visiblemente conmovida: según reportes, lloró durante su exposición ante el Jurado y expresó que ya no desea “pertenecer al sistema de Justicia” si su caso no se resuelve con lo que ella considera una evaluación justa.

En paralelo, su defensa ha cuestionado la legitimidad del proceso. Su abogado, Darío Saldaño, sostuvo que el jury “no debería hacerse” y planteó recursos para suspenderlo hasta que la Corte Suprema se expida sobre irregularidades en la conformación del cuerpo de conjueces.

Así, a apenas dos días de conocer su destino, Makintach se planta defendiendo su relato y revirtiendo acusaciones, mientras el jurado debe decidir si la destituye o la absuelve. Las consecuencias van más allá de su persona: el fallo marcará un precedente en cómo se regula la ética judicial, el uso de cámaras en tribunales y los límites entre lo institucional y lo mediático.

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