Murió Dick Cheney, el controvertido vicepresidente de George W. Bush
El republicano es considerado uno de los vicepresidentes más influyentes de EEUU. Había padecido varios problemas de salud.

Dick Cheney murió a los 84 años.
ABC News
Dick Cheney, una de las figuras más poderosas e influyentes en la historia reciente de Estados Unidos, murió a los 84 años, según informó su familia en un comunicado difundido este martes. El exvicepresidente falleció la noche del lunes a causa de complicaciones por una neumonía y una enfermedad cardiovascular, de acuerdo con la misma fuente.
Cheney ocupó un papel central en la invasión de Irak en 2003 y fue considerado por los historiadores como uno de los vicepresidentes más influyentes en la historia del país.
Con un estilo reservado pero firme, dejó una marca profunda en la política estadounidense, moldeando durante décadas la doctrina de defensa y seguridad de la Casa Blanca.
Trayectoria política y poder dentro del gobierno de EEUU
Oriundo de Wyoming y excongresista por ese estado, Cheney dirigió el Departamento de Defensa durante la presidencia de George H. W. Bush (1989-1993), donde tuvo un rol determinante en la Guerra del Golfo Pérsico.
Posteriormente, regresó al escenario político nacional como vicepresidente de George W. Bush entre 2001 y 2009, periodo en el que su influencia fue mucho más allá de la función tradicional del cargo.
Durante su vicepresidencia, Cheney impulsó con determinación la expansión de los poderes presidenciales, argumentando que estos se habían debilitado tras el escándalo Watergate, que llevó a la renuncia de Richard Nixon, de quien había sido asesor. En paralelo, creó una estructura de seguridad nacional propia, que funcionó como un verdadero centro de poder interno dentro del Ejecutivo.
En la práctica, se convirtió en el principal operador político y estratégico del gobierno de Bush hijo, participando directamente en las decisiones más trascendentes del mandato, incluso en aquellas que respondían a sus propias convicciones. Todo esto lo hizo mientras enfrentaba una prolongada lucha contra sus problemas cardíacos.
Su papel en la invasión a Irak
El exvicepresidente fue uno de los más firmes defensores de la intervención militar en Irak en 2003, convencido de la existencia de armas de destrucción masiva en manos del régimen de Saddam Hussein, que nunca fueron halladas. Su papel resultó clave en el diseño y justificación de la ofensiva que marcó un punto de inflexión en la política exterior estadounidense.
Asimismo, respaldó la implementación de medidas extraordinarias de seguridad, como la vigilancia masiva, detenciones e interrogatorios intensivos, adoptadas tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Estas políticas generaron fuertes controversias y un prolongado debate sobre los límites del poder estatal frente a los derechos humanos.
Enfrentamientos con Donald Trump
Tras dejar la vicepresidencia, Cheney continuó participando en el debate político estadounidense. En los últimos años se transformó en un duro crítico de Donald Trump, sobre todo después de que su hija, Liz Cheney, se destacara como una de las voces republicanas más firmes contra el expresidente por sus intentos de desconocer la derrota electoral de 2020 y su rol en los disturbios del 6 de enero de 2021 en el Capitolio.
El exvicepresidente no ocultó su rechazo: “En los 248 años de historia de nuestra nación, nunca ha habido un individuo que represente una mayor amenaza para nuestra república que Donald Trump”, declaró, a pesar de su larga trayectoria como figura conservadora.
Cheney enfrentó problemas cardíacos desde los 37 años, cuando sufrió el primero de varios infartos. En 2012, se sometió a un trasplante de corazón, intervención que le permitió prolongar su vida y seguir activo en el plano público hasta sus últimos años.
Su muerte cierra el capítulo de uno de los políticos más influyentes, controvertidos y decisivos en la historia contemporánea de Estados Unidos.


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