Una vez más, en el Gobierno vislumbran un escenario complicado en el Congreso, y ya se preparan para tomar la delantera ante un endurecimiento de las posturas, en especial de los diputados que integran el bloque de los “casi” dos tercios que amenazaron los vetos de Milei a las recomposiciones de haberes para jubilados y los fondos universitarios. Milei enviará el martes al Congreso, a defender el Presupuesto, a su principal espada política, Patricia Bullrich, y a un técnico, Mariano de los Heros, titular de Anses, el área que ejecuta la mayor parte del Presupuesto, aunque el ministro de Economía, Luis Caputo, sigue reacio a dar informes en persona.
El presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y su tío, el asesor de Karina Milei, Eduardo “Lule” Menem, junto al titular de Presupuesto y Hacienda, José Luis Espert ya habían empezado a pergeñar el llamado a reunión de comisión la misma tarde de la votación sobre los fondos universitarios. Los diputados de la oposición habían manifestado haber sentido sabor a poco después de la exposición, el martes pasado, de los secretarios de Finanzas, Carlos Guberman, y de Hacienda, Pablo Quirno, y empezaban a condicionar la respuesta, nuevamente, a la presencia de “Toto” Caputo.
La ministra, que integra la mesa política de los martes con Milei, ya había deslizado la posición general del Gobierno en una breve entrevista con periodistas acreditados en Casa Rosada la semana pasada. “Tenemos un presupuesto que elimina definitivamente la inflación, el déficit, un estado elefantiásico y para esto todos los sectores tenemos que entender que si hay una partida que crece va a haber otra que decrece”, había dicho.
Desde las derrotas de agosto La Libertad Avanza eludió los golpes en el Parlamento y logró sostener los vetos de Milei, pero cada votación fue ajustada. Esta vez, como durante la etapa de Bases, parecen ensayar una estrategia de “policía bueno, policía malo”.
El ala de Guillermo Francos, con Lisandro Catalán en el frente de batalla, buscará acuerdos para sortear los condicionamientos. Mientras que el sector del consultor Caputo se mostrará reacio a sentarse a escuchar pedidos, excepto por las conversaciones que le prometió al jefe del PRO, Cristian Ritondo, a cambio de ordenar su tropa para sostener el veto de Milei a la ley de financiamiento universitario. Mientras tanto, el PRO tiene planeado, si no hay cambios de último momento, convocar a una reunión de sus diputados el martes, y de sus gobernadores el miércoles para evaluar su posicionamiento. En el Gobierno descuentan que será positiva.
Esta vez el Ejecutivo calcula que necesitará unos 40 diputados más de los 84 que obtuvo para los vetos. Frente a un bloque de Unión por la Patria muy duro, teniendo en cuenta que el PRO acompañará y que los peronistas de Tucumán y Catamarca respaldarán aunque sea con ausencias, deberán pescar voluntades en las peceras de Encuentro Federal, de Innovación Federal y de la UCR, tropas que vienen votando en contra del Gobierno. La pregunta es si esas bancadas sostendrán la dinámica de opositora, o se mostrarán dispuestos a virar hacia una conciliación en este caso específico de la llamada “ley de leyes”.
En principio, las voluntades en esos sectores están muy duras. En el debate en el recinto, esta semana, Pichetto fue uno de los voceros más firmes de la oposición. Y su frase “creen que ganan, pero pierden” resonó en la Casa Rosada. Cerca de Milei intentaban restarle importancia a ese mensaje, pero, al mismo tiempo, masticaban bronca: deslizaban que la virulencia del diputado por Río Negro se origina en la frustración de haber perdido protagonismo en la relación con el Gobierno, donde se volcaron por contener a la bancada más numerosa representada por el macrismo.
A priori, Pichetto no se expidió con claridad sobre cómo votará su desmembrada bancada. Pero había dejado conocer su disconformidad, apenas Milei presentó el proyecto en el Congreso, hace poco menos de un mes. “Hay números que son estrambóticos, exagerados”, había dicho. En ese momento, el Gobierno no había salido aún a aclarar que no era cierto que le exigirían a los gobernadores un ajuste de 60 mil millones de dólares.
Francos está corrido de las negociaciones directas, y las dejó en manos de su segundo, Catalán, que volvió a adoptar un perfil muy bajo pero mantiene una agenda intensa de reuniones con los jefes de las provincias. El problema es que la mayor parte de los legisladores no responden automáticamente a los caciques, como en otras épocas. El Congreso está atomizado, y en muchos casos están obligados a sumar respaldos uno por uno.
Es por eso que el debate previo al recinto, proyectan en el oficialismo, se demorará largamente. Quizás, hasta el filo del cierre del período de sesiones ordinarias. No hay planes, al menos por el momento, de convocar a extraordinarias. ”Estamos en una primera etapa, donde están informando las partes del Presupuesto los funcionarios del Ejecutivo”, acotaron en el ala dialoguista del Gobierno. “Si se paran de manos, prorrogaremos la prórroga”, dijeron los más duros, ante la posibilidad de que se endurezcan las posturas en los otros partidos.
Fuente: INFOBAE
Por: Graciela Herrera
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