«Me hago cargo»: el Gitano Carrizo confesó el crimen del Mudo Romero y fue condenado a 11 años de prisión
Eduardo Sixto "Gitano" Carrizo (44) fue condenado ayer a 11 años de prisión tras confesar que fue el autor del homicidio de Jorge Rodrigo Antonio Romero, más conocido como el "Mudo", ocurrido el 5 de marzo pasado en Chimbas. "Sé que cometí ese homicidio, me hago cargo, pido perdón a la familia", expresó brevemente ante el tribunal que avaló el acuerdo de juicio abreviado alcanzado entre la defensa y la Fiscalía.
El fallo fue emitido por los jueces Eugenio Barbera, Guillermo Adárvez y Mariano Carrera, quienes homologaron el convenio firmado entre Carrizo y su defensor, Jorge Videla, con el fiscal Nicolás Schiattino y el ayudante fiscal Ignacio Domínguez, de la UFI de Delitos Especiales. Carrizo fue condenado por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego.
La pena acordada —de 11 años— fue vista como la mejor salida procesal para el imputado, teniendo en cuenta que la escala penal para ese delito va de 10 años y 8 meses a más de 33 años de prisión. La contundencia de las pruebas reunidas por la Fiscalía, y el hecho de que el acusado haya admitido el crimen, sellaron el destino judicial del caso.
Las pruebas clave
La investigación estuvo respaldada por numerosos testimonios. Uno de los más determinantes fue el de Daniel Romero, hermano de la víctima, quien aseguró haber presenciado el momento exacto del disparo: Carrizo, a apenas dos metros de distancia, apuntó y gatilló directo al ojo derecho de su hermano, para luego escapar en una moto conducida por su hijo, Nicolás Carrizo, alias “Negro Diablo”.
También aportaron testimonio varias vecinas que presenciaron distintas instancias del conflicto. Una de ellas vio cómo Romero le tiró una trompada a Carrizo, quien esquivó el golpe, sacó un arma y disparó. Otra declaró haber visto al acusado y su pareja discutir con la víctima en la madrugada, y cómo Romero cayó al suelo tras el balazo, mientras Carrizo huía.
Otro testimonio revelador fue el de un vecino que vio a Carrizo y su hijo tirotear la casa de un primo de Romero antes del crimen. El mismo testigo también presenció el homicidio y señaló a Carrizo como el autor.
Una historia de violencia cruzada
La Fiscalía reconstruyó el caso como la culminación de un largo conflicto entre familias de las Villas del Sur y El Milagro. La madrugada del crimen hubo una seguidilla de episodios violentos: primero, un hijo de la pareja de Carrizo fue agredido; luego, un primo de Romero fue golpeado en represalia. Ese mediodía, Romero fue hasta la casa de sus rivales acompañado por otro hombre, arrojó piedras, golpeó en la espalda a la mujer de Carrizo y dañó un vehículo.
Horas después, Carrizo y su hijo salieron a buscarlo. Lo encontraron, discutieron, y cuando Romero intentó golpearlo, el «Gitano» respondió con un disparo letal al rostro. Fue un final brutal para una escalada de violencia que venía creciendo desde hacía tiempo.
Ahora, tras la confesión y la sentencia, la causa se cierra con una condena, pero deja abierta una herida más en un entorno marcado por los conflictos y los códigos callejeros.
Op: Juan Llarena
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