El Gobierno de Javier Milei atraviesa una de las situaciones más incómodas�desde que inició el mandato el 10 de diciembre. Es por el ruido�en torno al Ministerio de Capital Humano, que conduce Sandra Pettovello, por la demora en la entrega de alimentos�a comedores, el dato sobre el vencimiento inminente de tonelada de leche en polvo aún no distribuida, y la denuncia por presuntos sobresueldos�en la secretaría que dirigía Pablo De La Torre. Mientras tanto, el PRO se mantiene como un aliado�cercano a La Libertad Avanza, aunque Mauricio Macri guarda silencio estratégico en esta coyuntura y espera con cautela�la aprobación de la Ley Bases para su reaparición�pública.

La actitud de Macri en estas circunstancias fastidia a Patricia Bullrich. La ministra de Seguridad construye una línea propia dentro del PRO con la intención de fusionarse�con Milei. De momento es un espacio minoritario en el partido. Pero no poco ruidoso. Hay algo que Macri y Bullrich tienen en común: ambos tienen capacidad de daño. Una herramienta que en la política cotiza y, quienes conocen de ejercer el poder, lo aplican de forma quirúrgica y medida.

Es que el ex Presidente se prepara para liderar una especie de resistencia�para evitar que La Libertad Avanza se fagocite�a su partido. Mantendrá al PRO cerca del Gobierno, en una impronta de “colaboración”. Pero con la equidistancia�justa. Una vez que se apruebe la Ley Bases, hará un evento público con referentes del PRO�en el que buscará recuperar centralidad política. Empezará, entonces, un proceso de marcar diferencias con Milei. Algo que hasta ahora sólo lo hizo de forma reservada y a través de interlocutores de confianza.

Macri sigue de cerca la política local y el reordenamiento�del PRO que comenzó con su asunción como presidente del partido, el mes pasado. Sea desde Argentina o en el exterior, se mantiene siempre conectado. A principios de esta semana estuvo en Italia en su rol de presidente de la Fundación FIFA. Viajó a la capital de ese país para participar en una actividad social en el Club AS Roma.�Fue en el marco del “Proyecto Hermanamiento”, un programa entre equipos de fútbol profesional y cárceles que busca ayudar a la reinserción social de reclusos, con el fin de que puedan encontrar empleo y bajar la tasa de reincidencia.

También en su faceta de dirigente deportivo estuvo ayer a la mañana en Paraguay. Se reunió con Robert Harrison, titular de la Asociación Paraguaya de Fútbol, y con Alejandro Domínguez, presidente de la CONMEBOL, para firmar un acuerdo entre esos organismos, el Gobierno de Paraguay y la Fundación FIFA destinado a la educación social y la inclusión social en adolescentes. Aprovechó la ocasión para criticar a Julio Grondona, ex presidente de la AFA. ¿Una forma sutil de diferenciarse de Claudio “Chiqui” Tapia, heredero del trono del ex vicepresidente de al FIFA?

Sin descuidar al PRO y la política nacional, Macri también puja poder en el fútbol. Disputa contra Tapia en la AFA, contra Juan Román Riquelme en Boca Junior y habla semanalmente con Julio Garro, subsecretario de Deportes de la Nación, para conocer la aplicación de las Sociedades Anónimas en el Fútbol, proyecto por el que tiene especial interés. Quienes lo frecuentan deslizan que el ex Presidente busca ascendencia en el fútbol local como acicate para llegar a la cúspide de la FIFA. Una idea que no exteriorizó en público.

A la par, está en contacto constante con la�nueva Mesa política del PRO. Se reúnen todas las semanas. Presencial o por Zoom. Cuando Macri no puede estar, lo sigue a través de sus interlocutores. Está de acuerdo con los gobernadores amarillos en la idea de darle mayor anclaje federal�al partido. Por eso avaló, por ejemplo, que Facundo Pérez Carletti, dirigente de Santiago del Estero, sea secretario general del Consejo Directivo. Con la misma impronta estuvo de acuerdo en designar como presidente de la juventud PRO a Emanuel Fernández, legislador de Chubut y dirigente cercano a Nacho Torres, gobernador de esa provincia.

En ese proceso, aisló a Bullrich y sus adláteres del partido y se rodeó de los gobernadores del PRO para conducir el partido. Esa mesa la integran un grupo selecto entre quienes están Nacho Torres (Chubut), Jorge Macri�(CABA) y Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Guillermo Montenegro (Mar del Plata), Soledad Martínez (Vicente López), Cristian Ritondo, jefe de la bancada amarilla en la Cámara Baja, Pérez Carletti, Diego Santilli, María Eugenia Vidal y Néstor Grindetti. También están cerca sus asesores de mayor confianza, como Darío Nieto, Fernando De Andreis, Jorge Triaca y Humberto Schiavoni.

Con ese esquema es con quienes diseña el relanzamiento del PRO, cuyo acto formal se hará después de la aprobación de la Ley Bases. “Hay que ver cuando la coyuntura acompañe para definir bien la fecha”, desliza ante Infobae�un dirigente cercano al ex Presidente.

Macri es uno de los principales objetores de la gestión de Milei. Desde los primeros días señaló “problemas” en la ejecución de políticas y en la falta de designación de funcionarios en lugares relevantes. De hecho, fue un detractor efusivo de Nicolás Posse, recientemente expulsado de la Jefatura de Gabinete. El ex Presidente, cuentan quienes lo frecuentan, siente “frustración” porque entiende que el PRO cuentan con “cuadros técnicos” para colaborar con la Casa Rosada, pero el círculo de Milei los desestima. “El Presidente va a nombrar a gente de su confianza, nadie le va a venir a armar el Gabinete”, aclaró ante este medio un alto funcionario con despacho en Balcarce 50.

Una situación similar es la que vive con Bullrich. Macri siente “desilusión” porque considera que la ministra “se cortó sola” y que sin su apoyo ella “no hubiese podido hacer la elección que hizo” en 2023. La funcionaria actúa con lealtad a Milei y con autonomía respecto del ex Presidente. Considera que no tiene jefes políticos y rechaza la actitud del macrismo. “Mauricio quiere manejarse como dueño de estancia y apoyar al Gobierno para meterle gente en el Gabinete”, azuzó un colaborador íntimo de Bullrich y agregó: “No es así. Nuestro electorado hoy está con La Libertad Avanza y tenemos que acompañar sin contraprestaciones”.

El equipo político que frecuenta al presidente del PRO evalúa que, “tarde o temprano”, Milei necesitará “ayuda” de Macri. “Mauricio no se olvida de nada”, desafían quienes mejor lo conocen. El macrismo ve con “preocupación” la crisis política que vive el Gobierno, aunque esperan que la sanción de la Ley Bases aporte “oxígeno político”.

Mientras tanto, Cristian Ritondo, que lideró una ofensiva contra la ministra de Seguridad para descabezar la conducción del partido en ese distrito, se prepara para asumir la presidencia del partido en esa provincia. Avalado por Macri, ya diseñó junto a otros dirigentes una nueva mesa política bonaerense. La integran Santilli, Grindetti, intendentes como Juan Ibarguren, (Pinamar), Soledad Martínez (Vicente López), Guillermo Montenegro�(Mar del Plata), Marcelo Matzkin (Zárate), y Pablo Petrecca (Junín). Además, los presidentes de los bloques del PRO en la Legislatura bonaerense, el diputado Agustín Forchieri, y el senador Alejandro Rabinovich. También sigue de cerca esa mesa el propio Jorge Macri.

Bullrich se distanció de Macri y se alió con Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero, con quien fundó el PRO Libertad como anticipo de una alianza formal con los libertarios. Sus operadores políticos, como Pablo Walter, Damián Arabia y Juan Pablo Arenaza, mueven hilos para sumar volumen político a esa nueva facción dentro del partido amarillo.

El origen reciente de la crisis política que vive el PRO tuvo epicentro en la provincia de Buenos Aires. Con el impulso de Bullrich, un grupo de legisladores comunicaron la semana pasada la decisión de romper el bloque del PRO en la Legislatura bonaerense. Firmaron los diputados bonaerenses Fernando Compagnoni, Sofía Pomponio, Florencia Retamoso, Abigaíl Gómez, Oriana Colugnatti�y la senadora Daniela Reich. De esta manera, el bloque PRO, que tenía 17 integrantes y era presidido por Agustín Forchieri�(diputado que responde a Diego Santilli), perdió a cinco miembros.

La decisión se produjo como reacción a la movida que encabezó Ritondo, respaldado por Macri, para facilitar la renuncia de 24 de los 33�integrantes del Consejo Directivo del PRO en provincia de Buenos Aires. Fue con el objetivo de correr de la presidencia a Reich. A su vez, la jugada de Ritondo se había producido una semana después de que Bullrich encabezara junto a Diego Valenzuela un acto en Esteban Echeverría junto a Sebastián Pareja, armador de La Libertad Avanza en Buenos Aires, bajo la confianza de Javier y Karina Milei.

Fuente: Infobae

Rivero. C