Los intereses de Macri y el vínculo intermitente con Milei y su entorno, una disputa constante entre LLA y el PRO

Los anuncios en torno a Aerolíneas Argentinas volvieron a exhibir el nivel de recelos internos. Qué hay detrás del “blanqueo” de Santiago Caputo. La preocupación del ex presidente por la Ciudad. El encontronazo con Patricia Bullrich en el asado del martes. Las coincidencias

“Vaya si no hay gestión”, resaltó al pasar Javier Milei y levantó la mirada por encima de sus anteojos, con autosuficiencia. Promediaba su discurso de presentación del Presupuesto en el Congreso, en una deslucida puesta en escena y frente a un recinto semivacío, y cuando terminó buena parte del bloque del PRO en el Parlamento interpretó esas palabras como un mensaje encriptado a Mauricio Macri que, en los últimos meses, redobló públicamente sus críticas al management del gobierno.

El presidente y el ex mandatario coinciden en el rumbo general de la gestión, y tienen incluso coincidencias básicas sobre el tipo de acuerdo que deberían sellar de cara a las elecciones del año próximo. “Ambos saben que no es conveniente ir separados”, aseguró un colaborador macrista. Mantienen un diálogo fluido -sincero según ellos-, que se alimentó en estos meses por una seguidilla de comidas en Olivos que, sin embargo, no tuvieron para Macri ningún efecto concreto. Es que, más allá del buen vínculo personal y las posibles alianzas parlamentarias, los reproches del jefe del PRO al rumbo cotidiano de la administración libertaria se incrementan, y la relación entre ambos sectores avanza con intermitencias, contaminada, para peor, por un quiebre insalvable entre Macri y el entorno más cercano del presidente, con Santiago Caputo como figura central de los cuestionamientos del ex mandatario.

Ayer, en medio de la escalada del conflicto entre el Ejecutivo y los gremios aeronáuticos, y frente a la intención firme del gobierno de acelerar la venta de Aerolíneas Argentinas, Macri posteó en sus redes una extensa declaración contra “la estafa de Aerolíneas Argentinas”, y aportó “tres alternativas” para el “plan de desarme urgente” que, según él, la Casa Rosada debería adoptar para privatizar o cerrar la empresa. El posteo se publicó a las 9.58 de la mañana, tras 48 horas de deliberaciones, correcciones y aportes de colaboradores, entre otros de Guillermo Dietrich, y en medio de una retención de tareas por parte del personal de ATE-ANAC. Una hora después, a las 10.57, desde la cuenta de la Jefatura de Gabinete subieron la imagen de una reunión que, en ese momento, mantenían Guillermo Francos, Lisandro Catalán, Karina Milei, Manuel Adorni, Luis Caputo, Fabián Lombardo y el consultor y asesor estrella de la Casa Rosada, “para terminar con la extorsión permanente de los gremios de Aerolíneas Argentinas”.

Media hora más tarde, el vocero presidencial confirmó en un comunicado que leyó sin lugar a preguntas, y sin ningún detalle, que se habían iniciado conversaciones para ceder el control de la aerolínea estatal si continuaban las “extorsiones” gremiales.

Pareció una acción coordinada, pero no lo fue. En el entorno de Macri respondieron a este medio que el posteo se subió una vez que fue aprobado por el ex presidente, que no conocía lo que tramaba el Ejecutivo y que fue pura casualidad el momento escogido para que su vocero lo publicara en la cuenta de X del ex mandatario. También, que el de Aerolíneas Argentinas es un tema que “siempre fue su bandera”, a pesar de que, durante su gestión como presidente, no intentó nunca privatizarla, y que la reunión y el anuncio del gobierno pareció una reacción para neutralizar su protagonismo. Hasta en esas minucias queda a la intemperie el recelo entre el círculo presidencial y el ex presidente. Más allá de que, según trascendió, el jefe del PRO le habría acercado a Milei un interesado para quedarse con la compañía. “Eso no me consta, y Mauricio cree que hay que cerrarla, directamente, y ya está”, subrayó un colaborador macrista que conoce el mercado.

El recelo no quedó ahí. Por la tarde, desde una de las cuentas de X que le adjudican, Santiago Caputo le respondió a una periodista que conjeturó con el supuesto “temor” del gobierno en que “Macri se instale con una agenda de gestión” y el anuncio oficial. “Es que Isela Constantini estaba ocupada”, postearon en la cuenta @kepler86b que se ilustra con una serpiente. Constantini fue la primera presidenta de la aerolínea estatal de la gestión de Cambiemos que tuvo un vínculo amigable con los sindicatos.

El asesor estrella de la Casa Rosada no está tan convencido como Milei en que el PRO y La Libertad Avanza deban avanzar en una alianza electoral en el 2025. “Que vengan y me convenzan”, repitió en los últimos meses. El presidente y su antecesor lo vislumbran, por el contrario, como el mejor escenario, y que, en todo caso, tanto en la ciudad como en la provincia de Buenos Aires debería adoptarse la misma estrategia.

Para el PRO, la provincia de Buenos Aires es un objetivo prioritario. Lo es para Diego Santilli, que ya manifestó públicamente, pero más en privado, su incondicionalidad con Las Fuerzas del Cielo. “Aplaudió hasta los silencios”, aseguró divertido un diputado aliado tras la presentación de Milei del pasado domingo. Pero la Provincia también es un proyecto central en el plan de Cristian Ritondo, uno de los principales negociadores entre el macrismo y el oficialismo en el nuevo sistema de coordinación parlamentario. “‘El Cabezón’ debería ser uno de los garantes definitivos de ese acuerdo”, explicaron.

Ritondo tiene independencia económica y política, una trayectoria de décadas que se inició en el peronismo y una red muy nutrida de contactos en todos los rubros y espacios, pero en el último año forjó con Macri una relación estrechísima. El ex presidente valora especialmente cómo cuidó sus intereses en la comisión bicameral de inteligencia durante la anterior gestión.

Para Macri, se trata de un rubro muy sensible. Por eso la pelea por el DNU que intentó asignarles $100.000 millones discrecionales a la SIDE, rechazado por el PRO y los aliados en Diputados y en el Senado, reavivó esa disputa. Caputo, autor intelectual del decreto, sigue furioso por ese rechazo. Lo sintió casi como una estocada personal, justo cuando descansaba en Cumelén, el selecto country de Villa La Angostura que empezó a frecuentar y en el que vacaciona Macri, en la semana de la triple derrota legislativa del gobierno que obligó a una reconfiguración del sistema de toma de decisiones.

Desde entonces, Macri incrementó su ofensiva contra el consultor. Le insistió a Milei en las cenas de Olivos sobre las presuntas complicaciones en la gestión por la, según él, supuesta mala praxis del asesor. Fuentes del macrismo abundaron en que, además, el ex presidente le habría trasladado al mandatario algunos comentarios que le acercaron por pedidos extraños en algunas áreas. “Mauricio lo sacó de la cueva a Santiago”, resaltaron cerca del ex presidente. Cuando reapareció públicamente hace algunos meses en su nuevo rol como titular del PRO, con un acto en La Boca, el asesor presidencial tuvo que dar un breve reportaje para anticiparse a lo que sabía que sería una andanada de reproches públicos del ex jefe de Estado. En el gobierno adjudicaron entonces al jefe del PRO cualquier información maliciosa en los medios vinculada con el consultor.

Caputo tuvo, en ese sentido, una semana especialmente particular. Apareció inéditamente en menos de 72 horas en tres fotos oficiales. Primero junto a la hermana del presidente y el jefe de Gabinete, en Casa Rosada, para ahuyentar rumores de pujas internas. Horas después, en el quincho de Olivos, en el asado de festejo por el veto a la ley jubilatoria. Ayer, en la reunión por Aerolíneas.

El enfrentamiento entre Macri y el asesor presidencial es un conflicto incómodo para el resto. Es materia de conversación obligada entre ambos y sus habituales interlocutores: el consultor mantiene, por caso, fluidísimas relaciones con dirigentes muy cercanos al ex presidente. En estos días se vio, por ejemplo, con un ex funcionario que trabaja para el jefe del PRO. Pero esa puja es parte de una disputa mucho más amplia por la representación del electorado que se frustró con la experiencia de Juntos por el Cambio, y por el poder real.

Macri está decidido a colaborar, pero también a confrontar. Sabe que el PRO ya no es lo que era, que quedó vetusto, su imagen está muy gastada en la opinión pública y que la centralidad ya no le pertenece, pero que hay un grupo de dirigentes que responden a su liderazgo y que todavía es una referencia de consulta para un sector del círculo rojo, incluso en el exterior. Está impaciente, pero tiene tiempo. “Esperar es lo que mejor sabe hacer”, lo definió un viejo funcionario macrista. Según sus colaboradores, está además algo más aliviado que otros años: no está en situación de alerta y su histórico enemigo, el kirchnerismo, pelea también por su supervivencia. La Justicia, en ese contexto, ya no le inquieta como antes. Hay asesores que todavía recuerdan la tarde en la que tuvo que viajar hasta Dolores para declarar por la causa por el hundimiento del ARA San Juan: “No sabía en que podía terminar”, rememoraron en estos días.

Eso explica por qué se alteró tanto cuando abogados de la SIDE pidieron información de algunas causas judiciales que en algún momento lo alborotaron. Y por qué decidió escribirle directamente a Caputo a su WhatsApp para pedirle explicaciones. En el inicio del gobierno, Macri le había pedido por algunos nombres, por ejemplo, para el Ministerio de Justicia. El consultor desoyó su consejo, y apuntaló a Sebastián Amerio como el hombre fuerte de esa cartera, aún por encima del ministro Mariano Cúneo Libarona, sobre el que otra vez volvieron los trascendidos.

Es tan extraña la situación en ese ministerio que en estas horas circuló una versión que dio cuenta de que el Servicio Penitenciario Federal, que pasó con este gobierno desde Justicia a Seguridad, podía volver otra vez a Justicia.

Se trata, por ahora, solo de un rumor, que llegó a oídos del macrismo y que se ventiló para esmerilar aún más a Patricia Bullrich, muy enfrentada con la conducción del PRO y decidida a acelerar una fusión entre su sector y el gobierno. El primer paso se formalizaría en estas horas en la Provincia, donde LLA acaba de obtener la personería jurídica que le permite no depender de ningún otro partido para las elecciones del año próximo. Un signo de alerta para Ritondo, que sigue sin olvidar la manera en que la ministra de Seguridad echó a Vicente Ventura Barreiro, un colaborador estrecho.

Bullrich integra desde hace algunas semanas la mesa chica ampliada que se reúne semanalmente junto al “triángulo de hierro”. Como Caputo, su relación con Macri está rota. Pero también acumuló mucha bronca con todo el entorno macrista. El martes, en el asado de Olivos, cuando Martín Yeza la encaró para saludarla, ella le respondió: “Hijo de p…, hijo de p…, se las voy a hacer pagar”. El diputado fue, como otros, por sugerencia directa de Ritondo.

En el peor momento de la relación con Macri, desde el gobierno hicieron circular que podían apelar a la ministra como candidata a senadora en la ciudad de Buenos Aires, donde se renuevan las tres bancas de la Cámara alta en el 2025.

Fue una advertencia, en paralelo a la decisión del oficialismo de salir a buscar el sello partidario en territorio porteño, que los Macri entendieron como el inicio de una ofensiva contra el reinado del PRO en territorio porteño

Para el ex presidente, la Ciudad es una carta innegociable. El nacimiento de su partido, el trampolín a la Presidencia, la administración desde la cual robusteció su sistema de relaciones, una fuente inagotable de recursos.

Sigue atentamente la gestión de su primo Jorge, consciente, como él, de que la intermitencia en el vínculo con el gobierno también se refleja en esa relación entre la Casa Rosada y la administración local.

A Macri hay decisiones, y gestiones de su primo, que lo llenan de incertidumbre. Por eso se implicó directamente con algunos dirigentes que le reportan primero a él, después al jefe de Gobierno. Fernando de Andreis es uno de ellos: tiene oficina en la sede de la calle Uspallata y en las últimas semanas va casi a diario. Gabriel Sánchez Zinny es otro de ellos.

En el conflicto por la coparticipación, el ex presidente se involucró de lleno, a tal punto que le pidió a Milei a través de un posteo en sus redes que cumpla con el fallo de la Corte Suprema. Lo mismo sucedió con la puja por el traslado de las líneas de colectivos a la Ciudad, pero en privado: Macri destrabó el pleito después de negociarlo en conversaciones con el ministro Luis Caputo.

Es parte de la multiplicidad de intereses que ocupan la agenda del jefe del PRO, pendiente de la gestión de gobierno en todas sus facetas: le llegan a diario ejemplos de todo tipo. Por ejemplo, el recambio en la cúpula de la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA), que esta mañana renovará su directorio con el desembarco de una controladora aérea del sur, con escasa experiencia, como flamante presidenta en reemplazo de Agustín Rodríguez, un experto en el rubro, con años de trayectoria que enderezó la empresa y que casi que fue obligado a retirarse. “¿Quién estaba interesado en poner al frente a alguien con experiencia?”, se preguntaban en el seno del macrismo por estas horas. Hay, según trascendió, otra explicación: Rodríguez, que trabajó en la gestión de Cambiemos, había llegado otra vez a ese lugar de la mano de Nicolás Posse, a quien, según las fuentes, sin embargo nunca conoció.

Es otro ejemplo más del extraño experimento libertario que, por ahora, demostró tener resultados muy positivos en términos políticos, especialmente por la confusión que reina en el sistema que se acostumbró en la última década a una lógica que ya no existe. Suceden cosas extrañas. Por caso, a instancias de Miguel Ángel Pichetto, el diputado Emilio Monzó le pidió una reunión al ex presidente.

Fuente: Infobae

Rivero. C

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