Un informe reciente del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) reveló que la inseguridad alimentaria infantil alcanzó un pico histórico en 2024, afectando a 4,3 millones de niños y adolescentes en el país. Según el estudio, el 35,5% de los menores de edad experimentaron inseguridad alimentaria, lo que representa un aumento significativo en comparación con años anteriores.
La situación es particularmente grave en hogares con empleo informal o desocupación, donde la inseguridad alimentaria alcanzó el 51% este año. Incluso en familias con empleo formal, el indicador se mantuvo en un 10%, lo que evidencia fallas sistémicas en la protección social.
Los expertos señalan que la falta de empleo de calidad y la deserción escolar son factores determinantes en la inseguridad alimentaria infantil. El estudio también destaca que los programas sociales, como la Asignación Universal por Hijo y la Tarjeta Alimentar, tienen un efecto mitigador, pero insuficiente ante la magnitud del problema.

La inseguridad alimentaria crónica afecta a más de la mitad de los niños que experimentaron esta situación al menos un año entre 2022 y 2024. El 14,8% de los menores la padeció de manera crónica, lo que configura un escenario alarmante que trasciende lo coyuntural y refleja fallas estructurales en múltiples dimensiones.
Ante esta realidad, se vuelve imperioso desarrollar estrategias coordinadas que garanticen el derecho a la alimentación adecuada para las generaciones más jóvenes del país. Los expertos coinciden en que es necesario implementar políticas integrales que combinen protección social, generación de trabajo formal y programas específicos para la primera infancia.
Rivero. C
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