En una noche marcada por el frío y la devoción, la tradicional fogata de San Juan Bautista volvió a realizarse con toda su fuerza simbólica y comunitaria en el Barrio Manantial, en la Capital sanjuanina. Más de 2.000 personas se congregaron este martes 24 de junio para rendir homenaje al patrono de la provincia, en una ceremonia que recuperó su formato original luego de varios años con versiones reducidas.
La celebración comenzó con una misa en la Iglesia Catedral, desde donde partió una procesión encabezada por la imagen de San Juan Bautista. Fieles, autoridades religiosas y funcionarios caminaron juntos hasta el playón del CIC en el barrio Manantial, donde se encendió la gran fogata al grito unánime de: “¡Llevate todo lo malo, Señor!”
El momento central fue vivido con emoción por familias enteras, muchos de ellos con niños que presenciaban por primera vez el tradicional fuego purificador. La gran hoguera, cuidadosamente preparada y vallada bajo supervisión de Bomberos, reemplazó al pequeño brasero de años anteriores, devolviéndole al ritual su dimensión histórica y espiritual.
Previo al encendido, el padre Andrés Riveros ofreció una reflexión sobre el poder del fuego como símbolo de renovación. Luego, sacerdotes y funcionarios encendieron la fogata con antorchas, mientras los presentes sumaban sus intenciones escritas, que fueron arrojadas al fuego como acto de liberación personal.
El clima de recogimiento se mezcló con la alegría colectiva, animada por la banda del Ministerio de la Música, que acompañó con cánticos y bailes en torno al fuego. Uno de los momentos más emotivos de la noche lo protagonizó un niño que, micrófono en mano, exclamó con fuerza: “¡Viva San Juan Bautista!”, desatando una ovación general.
La intendenta de Capital, Susana Laciar, junto a autoridades municipales y provinciales, participaron activamente del evento. La Municipalidad dispuso además de chocolate caliente y masitas para compartir entre los asistentes y contrarrestar el intenso frío.
Más allá de su raíz cristiana, la fogata de San Juan en San Juan tiene una dimensión cultural profunda. Es un ritual de renovación, donde el fuego simboliza la purificación del alma y el inicio de un nuevo ciclo, fusionando fe religiosa con antiguas tradiciones populares.
Con esta edición multitudinaria, la celebración recuperó su espíritu original y volvió a encender —literal y simbólicamente— el corazón de los sanjuaninos.
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