La fiebre minera llega a San Juan: Aumento de muestras de particulares en busca de metales preciosos

El aumento en la actividad minera en San Juan ha generado una ola de interesados que llevan muestras para saber si en sus terrenos hay metales valiosos, como oro, cobre o litio. El Instituto de Investigaciones Mineras ha recibido 30 pruebas desde febrero, pero aclaran que la presencia de metales no garantiza un yacimiento.

La creciente actividad minera en San Juan, que se ha consolidado como uno de los mayores productores de cobre y oro del país, está desatando un renovado interés entre los habitantes de la provincia, especialmente aquellos que poseen tierras en los departamentos cordilleranos. Muchos están ilusionados con la posibilidad de encontrar una mina de oro o cobre en sus propios terrenos, similar a los grandes yacimientos de Josemaría, Los Azules o Veladero, y han comenzado a llevar muestras de rocas al Instituto de Investigaciones Mineras de la Facultad de Ingeniería de la UNSJ.

Desde febrero de 2025, este laboratorio ha recibido unas 30 muestras tomadas manualmente por particulares, quienes esperan descubrir, literalmente, una mina en el patio de sus casas. El equipo que gestiona el laboratorio está encabezado por Marcelo Bellini, doctor en minería y uno de los especialistas más reconocidos de la provincia, quien detalló el fenómeno creciente: “Son personas que tienen una propiedad y nos piden hacer análisis químicos de muestras que tomaron en sus terrenos, con la esperanza de encontrar un yacimiento que pueda cambiar su situación económica”.

Aunque el Instituto de Investigaciones Mineras tiene como función principal la investigación académica para estudiantes de grado y posgrado, también ofrece un servicio externo de análisis químico, por el cual cobra. Bellini destacó que, además de las empresas que comparan sus resultados con los obtenidos en este laboratorio universitario, cada vez son más los particulares que se acercan al instituto con muestras de rocas en busca de suerte. Los interesados provienen principalmente de los departamentos del norte y cordilleranos, como Iglesia, Jáchal y Calingasta, donde se encuentran la mayoría de los yacimientos y minas en producción.

Los solicitantes llevan a menudo bolsas con muestras de rocas y consultan por la posible presencia de oro, cobre, litio y otros minerales. El laboratorio ofrece resultados detallados sobre la composición mineral de las muestras, lo que permite a los interesados saber si existe presencia de metales, aunque Bellini aclara que esto no significa necesariamente que haya un yacimiento que justifique una futura mina. “La presencia de metales no es un indicador de que haya una mina en producción”, señaló.

El análisis de las muestras no marca el inicio de un proceso más amplio, ya que el laboratorio solo realiza el estudio solicitado y entrega los informes. En la minería, la búsqueda de yacimientos es un proceso largo y costoso, que comienza con la prospección, que incluye estudios geofísicos, geoquímicos y, en ocasiones, tecnología satelital. Solo luego sigue la exploración, que implica perforaciones profundas y una enorme inversión de tiempo y dinero.

Aunque la Cordillera de los Andes es rica en minerales preciosos como oro y plata, los expertos resaltan que para que un yacimiento sea viable económicamente, debe contar con una cantidad considerable de metal que justifique las costosas inversiones necesarias para la construcción de una mina. Mientras tanto, los «buscadores de minas» continúan llevando sus muestras con la esperanza de encontrar su propia fortuna bajo tierra.

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