En las tribunas del Allegiant Stadium de Las Vegas, Joe Montana sufría como el más fanático. Ícono de la NFL en los 80, llevó a San Francisco 49ers a convertirse en un equipo dominante e incluso contribuyó, con una combinación de carisma y mentalidad ganadora, a elevar los niveles de popularidad de la liga. Fue el primero en ganar cuatro Super Bowls, más tarde superado por Tom Brady, que se retiró tras la pasada temporada con siete anillos. Dos generaciones más tarde, Montana presenció en vivo la encarnación de su legado. No fue como hubiera querido. No fueron sus amados 49ers los que se alzaron con el trofeo Vince Lombardi. Fueron los Kansas City Chiefs, que de la mano de Patrick Mahomes consigueron su tercer título en cinco años y se establecieron como la nueva dinastía de la NFL.
Con la victoria por 25-22 en tiempo suplementario, merced a una última serie genialmente conducida por Mahomes, los Kansas City Chiefs se coronaron campeones del Super Bowl LVIII. Se trata del cuarto título en su historia, que se agrega a los conseguidos en 1969, 2019 y 2022. Los tres últimos, bajo el comando de Mahomes, que se convirtió en el primer quarterback en ganar tres anillos a los 28 años. El último equipo que había defendido con éxito el título de campeón habían sido los Patriots de 2003/2004, dos décadas atrás.
El desenlace tuvo que extenderse hasta el tiempo suplementario tras igualar 19-19 en los 60 minutos reglamentarios. Allí, San Francisco anotó primero, pero el gol de campo que los puso al frente resultó insuficiente. Le dieron una oportunidad más a Mahomes, y no perdonó. La serie final incluyó dos corridas clave del mariscal, una en cuarto down, y otra para una ganancia de 20 yardas. Lo definió con pocos segundos en el reloj con un pase de touchdown a Mercole Hardman.
San Francisco dominó la primera mitad de manera casi absoluta. Movieron la pelota a voluntad, impusieron el juego terrestre con la elusividad de Christian McCaffrey y el quarterback Brock Purdy controló las acciones con pases cortos y precisos. Su defensa estuvo imperial.
El touchdown de la consagración
La diferencia llegó a 4m23s del entretiempo. Hasta allí, sólo un gol de campo de 55 yardas de Jake Moody, distancia récord para un Super Bowl, había movido la aguja. Hizo falta una jugada de engaño salida de la galera del genio de la ofensiva Kyle Shanahan, el entrenador de los 49ers, para romper la monotonía. Purdy jugó un pase lateral al receptor Juan Jennings y éste, en lugar de correr, dio un pase que cruzó todo el campo para McCaffrey, que sin marcas corrió 20 yardas hacia la zona prometida.
En cambio, Patrick Mahomes estuvo sometido por la presión que ejerció la defensa de los 49ers, que lo ahogó consistentemente. Apenas en dos series logró llegar más allá de la mitad de cancha. En una, a la jugada siguiente de un pase larguísimo de 52 yardas a Mecole Hardman, el corredor Isiah Pacheco perdió la posesión a cinco yardas del touchdown. La otra fue en la última serie de la primera mitad. La ofensiva de los Chiefs empezó a carburar, pero la defensa de San Francisco se mantuvo en pie y sólo cedió un gol de campo. ¿Travis Kelce? Una sola recepción, con ganancia de una sola yarda. El 10-3 con que se fueron al entretiempo le dejó a los 49ers sabor a poco. Los Chiefs la sacaron barata, y pese a su inconsistencia estaban en partido.
La segunda mitad fue mucho más emotiva. Mahomes se despertó y Kansas City respondió batiendo el récord de unos minutos más atrás cuando Harrison Butker sumó de a 3 desde 57 yardas (10-6). Tras un error en la recepción de un despeje con el pie, los Chiefs recuperaron la pelota cerca de los postes del rival y Mahomes no perdonó: un misil para Marquez Valdes-Scantling para adelantar por primera vez a su equipo (13-10).
La respuesta de los 49ers fue inmediata: una serie larga que incluyó una conversión de 4º down clave terminó en el pase de anotación de Purdy para Jennings; el fallido punto extra dejó el encuentro a tiro de gol de campo (16-13) y resultaría determinante en el ajustado desenlace.
Los últimos 12 minutos fueron un duelo de pateadores. Dos goles de campo de Moody y uno de de Butker, con 6s en el reloj, mandaron el partido a tiempo suplementario. San Francisco ganó el sorteo y tuvo la posesión, pero se conformó con un gol de campo y le dio una chance más a Mahomes (un touchdown, en cambio, bastaba para ganar el partido). El astro no perdonó.
Nace una dinastía en la NFL. Mahomes ya era una estrella. Ahora está entre los elegidos.
Por: Rodo Galdeano
Fuente: Diario de Cuyo
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