En su plan de asumir directamente el comando político del Gobierno, Javier Milei decidió mantener la reunión de Gabinete reducida que había probado la semana pasada, dicen, para “institucionalizar” las charlas de coordinación que se mantenían en la cúpula de manera desorganizada, aminorar los ruidos internos y, se esperanzan, evitar más derrotas en el Congreso.
El encuentro se celebró temprano por la mañana y participaron los mismos dirigentes de la semana pasada; el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el asesor, Santiago Caputo; la ministra de Seguridad y principal referente de PRO en el Gobierno, Patricia Bullrich; y el vocero presidencial y hombre de Karina Milei, Manuel Adorni. También el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem, que no había estado en la reunión del viernes pasado y sobre quien se había rumoreado recaía cierto malestar por los reveses de los últimos tiempos en el Parlamento.
Excepto por Milei y, en algún punto, por el equilibrista Francos, la mayor parte de los presentes son detractores de Mauricio Macri. Bullrich está severamente alejada del fundador de su partido. Santiago Caputo resiste sus repetidos embates, protegido por Milei, que el domingo lo defendió nuevamente en una entrevista de TV. Y el propio Martín Menem, que se mantenía al margen de las discusiones de poder con el ex presidente pero viene de días de particular encono, desde que se enteró que le había pedido al Jefe de Estado, en su cena del martes pasado en Olivos, que lo reemplace por el jefe de su propia bancada, Cristian Ritondo.
Milei no le soltó la mano al riojano, a quien su hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, también renuente a un acuerdo con el ex mandatario, valora especialmente. Sin embargo, aceptó reunir a representantes de la tropa amarilla en la Casa Rosada, el viernes por la noche. Por cómo había nacido ese encuentro, Menem decidió no asistir, pero hoy por la mañana sí estuvo en Balcarce 50.
El contenido de la reunión se mantuvo en estricta reserva, como hace siete días (de hecho, no querían siquiera darla a conocer, y mucho menos figuraba en la agenda). Se hizo temprano, antes del encuentro entre Milei y Jorge Macri para rubricar el acuerdo por el traspaso de las 33 líneas de colectivo que circulan por la Ciudad al ámbito del gobierno porteño. Y se espera que se mantenga cada martes. En principio, con Milei, que acaba de decidir involucrarse en la rosca política a la fuerza, aunque nadie sabe cuánto durará el impulso.
El Gobierno tiene a la vista una serie de batallas parlamentarias: la discusión por los fondos para las universidades, de su propio veto a la recomposición de haberes; y por la boleta única de papel, por nombrar sólo los más relevantes. Pero en Balcarce 50 sólo deslizaron, muy por lo bajo, que la reunión es para “coordinar mejor” el tratamiento de los temas que requieren de una estrategia política. Otros agregaron que sirve “cortar operaciones”. “Las charlas políticas se hacían. Lo que cambia esta mesa es que brinda institucionalidad para cortar con los fantasmas de que juega cada uno por su lado. Pero hacia adentro siempre laburamos bien juntos”, dijo un funcionario.
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