Al menos nueve personas murieron y otras tres resultaron heridas en Yemen a raíz de ataques lanzados por el Ejército israelí este jueves, apuntados contra infraestructura energética y portuaria del país, supuestamente controlada por los chiíes hutíes, que más temprano habían reivindicado el disparo de proyectiles que volaron sobre Tel Aviv, pero fueron interceptados.

«Como resultado de un ataque del enemigo israelí dirigido contra el puerto de Salifsiete personas personas murieron«, indicó la señal televisiva local Al Masirah, antes de añadir que «otras dos murieron y una resultó herida por dos ataques contra las instalaciones petroleras de Ras Issa«, al oeste del territorio.

A su vez, el canal denunció siete ataques individuales contra el puerto de Al Hodeidah, el principal puerto de Yemen, por parte de las fuerzas de Israel. El lugar había sido señalado por la milicia israelí como el sitio desde el que fueron lanzados ataques contra barcos vinculados a Israel en el mar Rojo, siendo esta la segunda vez que el puerto es atacado en el año, después de bombardeos que dejaron cinco muertos el pasado septiembre.

Una respuesta «natural»

El ministro israelí de Defensa, Israel Katz, advirtió que respondería «con fuerza» ante la situación de «disparos y amenazas» producida luego de que sus fuerzas confirmaran por la madrugada el bombardeo de puertos e infraestructuras energéticas en Saná, la capital yemení, la franja costera occidental y el interior del territorio.

Por su parte, el portavoz militar de los hutíes, Yahya Sareareivindicó más temprano el lanzamiento de «dos misiles balísticos hipersónicos, tipo Palestina 2» contra la capital israelí, en lo que llamó una operación que «alcanzó con éxito sus objetivos», que se llevó a cabo «simultáneamente con la agresión israelí contra instalaciones civiles» por lo que supone una respuesta dentro de «lo natural y lo legítimo».

El Ejército israelí declaró haber interceptado un proyectil, aunque los restos del mismo causaron daños en una escuela en la ciudad de Ramat Gan, centro de Israel, sin provocar heridos. En respuesta, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, advirtió que los rebeldes «están aprendiendo y aprenderán por las malas que quien daña a Israel paga un precio muy alto por ello«, según afirmó en un video difundido por su oficina el mismo jueves