Obispo de San Juan insta a trabajar juntos de manera urgente por los más pobres durante el Tedeum

En el marco de las celebraciones por el 25 de mayo, se llevó a cabo el tradicional Tedeum en la Iglesia de Cristo Rey, frente a la plaza de Caucete, con la presencia de funcionarios del Gobierno encabezados por el gobernador Sergio Uñac. Durante la ceremonia, el obispo Auxiliar de San Juan de Cuyo, Gustavo Manuel Larrazábal, hizo un llamado apremiante a «trabajar codo a codo» para ayudar a los más necesitados.

 

En su homilía, el obispo Larrazábal reconoció la voluntad del pueblo argentino de ser solidario y buenos samaritanos, a pesar de las debilidades y carencias del sistema democrático. Sin embargo, expresó su preocupación por el clima de confrontación y los crecientes niveles de pobreza en el país. Haciendo referencia a los más desfavorecidos, preguntó cómo perciben las discusiones y agresiones, y subrayó que la nación sufre, pero los pobres sufren aún más.

El obispo enfatizó la necesidad urgente de abordar la deuda pendiente con los más necesitados y resaltó la importancia de leer las necesidades en los rostros de aquellos que no viven con dignidad. Hizo hincapié en que no hay tiempo que perder y que es crucial trabajar juntos en una misma dirección. Además, destacó la propuesta de la Comisión Nacional de Justicia y Paz de la Iglesia en Argentina para abordar 10 temas y alcanzar consensos sobre las demandas de la comunidad.

Larrazábal instó a dar señales claras de solidaridad y a no quedarse indiferentes frente al sufrimiento en contextos de pobreza. Afirmó que una simple selfie con un fondo no es suficiente y enfatizó la necesidad de curar heridas y sembrar un sentido de esperanza para superar las dificultades. También mencionó que todos tienen que asumir su parte de responsabilidad en el desafío de levantar la nación, y destacó la importancia del diálogo y la capacidad de ceder para el beneficio de aquellos que siempre sufren las consecuencias.

En otro punto de su discurso, el obispo resaltó la importancia de asumir un compromiso activo en la rehabilitación y el auxilio del país, en lugar de esperarlo todo de los gobernantes. Instó a ser buenos samaritanos que carguen con el dolor de los fracasos en lugar de alimentar el odio y el resentimiento.

Para concluir, el obispo Larrazábal recordó que no se puede ser indiferente ni desinteresado, y que cada persona tiene responsabilidad hacia la nación herida y su pueblo. Hizo un llamado a cuidar la fragilidad de los más pobres y excluidos, así como la de las instituciones y los vínculos sociales. Instó a todos a ser solidarios y cercanos, adoptando la actitud del Buen Samaritano, y a trabajar juntos para construir una patria inclusiva y acogedora para todos.

Los comentarios están cerrados.