Este martes por la tarde, en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, diversas organizaciones sociales presentaron los resultados del relevamiento de personas en situación de calle realizado el jueves de la semana pasada en la Comuna 1, que incluye a los barrios de Monserrat, Retiro, San Nicolás, San Telmo, Constitución y Puerto Madero.

Solo en estos seis barrios porteños un conjunto de más de 15 organizaciones sociales encontraron que hay 1483 personas que están en situación de calle, sin contar a quienes están en los Centros de Inclusión Social (CIS), habitualmente llamados paradores.

El informe, obtenido por las encuestas realizadas el jueves 8 de mayo desde las 8 de la mañana hasta las 23, relevó a más personas que el Gobierno de la Ciudad en noviembre de 2024, cuando aseguró que había solo 1236 personas que dormían en la vía pública en toda Capital Federal. De esta forma, las organizaciones realizan una fuerte crítica a las autoridades porteñas indicando que los números brindados no se condicen con la realidad.

Las organizaciones que trabajaron pensando y realizando los cuestionarios y cargando las planillas para obtener los resultados son Abrigar Derechos, No Tan Distintes, Sopa de Letras, AMMAR-Casa Roja, Amigos en el Camino, La Colectiva, Isauro Arancibia, Sociabilidades por los Márgenes, Misión Solidaria y Madres de Plaza de Mayo. Además, en su realización también participaron muchas personas en situación de calle y hasta la Facultad de Sociales de la UBA, donde tuvo lugar la presentación final.

En el relevamiento fueron incluídas las personas que duermen en veredas, plazas, estaciones, cajeros y otros locales. En los casos en que los entrevistados no quisieron participar de la encuesta, fueron contabilizados sin avanzar en otras preguntas.

Algunos resultados

Los datos conseguidos por el relevamiento fueron presentados por Paola Vázquez, referente de Abrigar Derechos; Jorgelina Diorio, docente, investigadora y coordinadora del Registro Unificado de Violencia contra las personas en situación de calle; Florencia Montes Páez, militante de No Tan Distintes y Ana Arias, decana de la facultad de Sociales.

Respecto al tiempo que llevan viviendo en la vía pública, el 25 % de las personas que contestó respondió que se encuentra en esta situación hace menos de un año, lo cual demuestra un preocupante avance de la crisis económica. Un 31,5% afirmó que vive en la calle desde hace entre 1 y 5 años, el 14,8% lo padeció en los últimos 5 a 10 años y el 23% vive en situación de calle hace más de 10 años.

Contrariamente a lo expresado por algunos candidatos a legisladores porteños en las elecciones de este domingo, 6 de cada 10 personas que contestaron la encuesta afirmaron haber vivido en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires desde hace más de 10 años.

Sobre los paradores porteños, el 70% respondió que no acude a ellos para dormir, pero la mayoría advirtió que no fue porque no hay vacantes. Del 30% que confirmó que fue a algún parador en los últimos 6 meses, la mitad confesó que su experiencia fue mala o muy mala y solo un 20% destacó que fue regular.

Junto a ello, una de las facetas más duras de los resultados fue la violencia institucional: el 80% de las personas registradas manifestó haber sufrido violencia institucional por parte de las fuerzas de seguridad.

Sin embargo, el relevamiento también destacó la solidaridad. Las organizaciones sociales, las parroquias o iglesias, los grupos de recorridas y hasta otras personas en situación de calle, son quienes tienden una mano solidaria a los más lo necesiten, incluso transitando la misma situación.

Según los resultados publicados el 76,8% de las personas que viven en situación de calle son hombres cis, el 18,5% son mujeres cis, el 2,3% son mujeres travesti trans y el 0,3% son varones trans, mientras que la población no binarie significó un 0,5% de las personas encuestadas. Sin embargo, advirtieron que las mujeres y diversidades podrían estar subrepresentadas en términos de género.

Los testimonios del relevamiento

Jorgelina Diorio, la encargada de diseñar el instrumento de investigación, mencionó que el trabajo se hizo «con mucho amor, mucho compromiso y mucho entusiasmo» y destacó a «la itinerancia y la criminalización» como dos elementos centrales para pensar el relevamiento, ya que las personas en situación de calle están en constante movimiento y son víctimas de una fuerte estigmatización por parte del resto de la sociedad.

Diorio habló con Página/12 y mencionó la importancia de organizar la carga de las planillas, ya que era una para cada individuo de las 1483 personas relevadas. «Tuvimos que usar una herramienta, el Excel, para que varias personas pudieran cargar en simultáneo», confiesa Dorio respecto al trabajo realizado «para que las organizaciones lo puedan usar y pensar qué está pasando en los barrios».

Previo a empezar, Diorio aceptó que no sabían cuántas personas esperaban registrar, pero sí «sabíamos que era más que lo que dice el Gobierno de la Ciudad». La docente e investigadora afirmó que en la previa «había mucho entusiasmo, mucho compromiso y mucha ansiedad» y reconoció el «desafío» que es qué hacer con esta información. «La información la tenemos, ¿y ahora?», resume. Y le exigió al gobierno porteño que reflexione sobre «los dispositivos de alojamiento porque eso fue un dato que salió».

Paola Vázquez destacó a Página/12 que «Contar la Calle fue una construcción colectiva que tiene mucha potencia» por las personas que lo trabajaron, incluyendo a quienes también están en situación de calle, que relevaron «a quiénes están en su misma situación». Además, describió a «la foto de la Comuna 1 como impactante, muy alta».

Florencia Montes Páez describió a esta actividad como «una experiencia de que si hay compañeros y compañeras, investigadores e investigadoras a disposición, se puede usar esta herramienta (la encuesta), se puede sistematizar y se puede generar un relevamiento». A valoró la decisión de que  «los datos sean públicos» y celebró el rol de las organizaciones sociales como productoras de conocimiento.

Por su parte, Ana Arias celebró al relevamiento como «una acción planteada frente a un problema, una acción que visibiliza el conflicto social» y habló de la necesidad de comprender los conflictos sociales para transformarlos.