Keir Starmer, el recién nombrado primer ministro británico por el Partido Laborista, ofreció una conferencia de prensa tras los graves disturbios que se desataron en todo el país este fin de semana debido al asesinato de tres niñas británicas a manos de un adolescente de origen ruandés. Starmer culpó a los manifestantes de «extrema derecha» por los incidentes, calificándolos de «matones» y prometió reforzar la vigilancia y los controles como medida principal para evitar el caos social.
El primer ministro anunció que se implementará un intercambio de inteligencia y datos, así como un «despliegue más amplio de tecnología de reconocimiento facial y acciones preventivas, incluyendo órdenes de conducta delictiva para restringir los movimientos de estas personas antes de que puedan abordar un tren, de la misma manera que lo hacemos con los hooligans del fútbol».
Estos anuncios fueron duramente cuestionados en las redes sociales, donde surgieron preocupaciones de que los ciudadanos británicos podrían enfrentar censuras severas y restricciones a la libertad de expresión si se implementan sistemas de vigilancia similares a los de China y Rusia.
Starmer también subrayó la necesidad de una “respuesta coordinada” por parte de la policía a nivel nacional, incrementando el número de agentes de seguridad y aprovechando mejor las leyes existentes.
Además, el mandatario criticó a las plataformas en línea, señalando que algunos discursos que circulan en ellas “incitan a la violencia”. Indicó que estas plataformas serán un objetivo para la intervención del gobierno, afirmando: “No es una cuestión de libertad de expresión, es un delito penal”. Sin embargo, esta medida podría abrir la puerta a la censura de opiniones en internet que no se alineen con la agenda del gobierno.
El primer ministro propuso un “trabajo conjunto para abordar los desafíos”, buscando alcanzar un acuerdo entre las plataformas en línea y los representantes gubernamentales.
Las críticas a las medidas anunciadas
Silkie Carlo, directora del grupo Big Brother Watch, que ha hecho campaña durante años contra los sistemas de vigilancia facial, calificó de “alarmante” la promesa de Starmer acerca del reconocimiento facial como respuesta al desorden público. Según ella, este enfoque es una amenaza a la democracia, que “convierte a los miembros del público en documentos de identidad ambulantes”.
Carlo destacó que la tecnología de reconocimiento facial en vivo es “peligrosamente inexacta” y carece de una base legal clara en el Reino Unido. Además, señaló que está prohibida en otras partes de Europa.
La raíz de las protestas
Los incidentes y protestas en toda Gran Bretaña estallaron la semana pasada desde que un adolescente británico de 17 años de origen ruandés, identificado como Axel Rudakubana, asesinara a tres niñas y acuchillara a otros ocho menores y dos adultos durante una presentación de baile en un centro recreativo de verano en Southport, en el norte del país, el lunes.
El suceso habría sido difundido en internet con información errónea sobre el origen del atacante, según la cual el presunto agresor era un islamista radical que acababa de llegar a Reino Unido. La policía británica desmintió tal afirmación, diciendo que el sospechoso nació en Reino Unido y es hijo de padres ruandeses, por lo que no se trataría de un incidente terrorista.
No obstante, desde entonces se desataron violentos disturbios y enfrentamientos de grupos que protestan por la inmigración desmedida y la inseguridad acarreada, agravadas por la contramarcha de manifestantes de izquierda que los acusan de nazis.
Tras una violenta noche el viernes en Sunderland, en el norte del reino, donde militantes de la Liga de la Defensa Británica enfrentaron a la policía y hubo 12 detenidos, se replicaron protestas en Manchester, Liverpool, Belfast, Blackpool, Leeds, Hull, y Stoke-on-Trent.
En algunos lugares, los disturbios fueron dirigidos contra mezquitas o alojamientos para solicitantes de asilo en el país. Hacia el domingo, las fuerzas de seguridad indicaron haber arrestado a más de 90 personas y se prevé que continúen las protestas.
El gobierno británico ha condenado enérgicamente las protestas contra la inmigración ilegal y los destrozos que las han acompañado. La ministra del Interior, Yvette Cooper, declaró ante la prensa que el Estado está preparado para responder a los disturbios. “Nos hemos asegurado de que haya fiscales adicionales, que haya prisiones, que haya plazas penitenciarias listas y también que los tribunales estén preparados”, aseguró Cooper.
“Hemos dejado muy claro a la policía que cuentan con todo nuestro apoyo para perseguir todos los procesos y sanciones posibles, incluidas las penas de prisión graves, el etiquetado a largo plazo, las prohibiciones de viajar y más”, agregó la ministra.
La oposición, por su parte, ha pedido que el Parlamento se reúna de inmediato para abordar la crisis. “Lo que estamos viendo en todo el país en este momento es una criminalidad extraordinaria. Como políticos, debemos controlar esto de algún modo, por lo que estoy pidiendo que se convoque al Parlamento ahora mismo”, instó la conservadora Priti Patel.
En medio de la controversia, Elon Musk, dueño de la red social X, respondió a una publicación que decía “Lo que está sucediendo [en Reino Unido] son los efectos de la inmigración masiva y las fronteras abiertas”, escribiendo: “La guerra civil es inevitable”. Este comentario ha generado una gran repercusión y ha añadido una dimensión internacional al ya tenso ambiente en Reino Unido.
Por: Rodo Galdeano
Fuente: Derecha Diario
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