El veto, a todo o nada: Javier Milei arriesga el pilar fiscal, debilitado en el Congreso y con las urnas a la vista
El superávit, carta fuerte del Gobierno, aparece jaqueado por los proyectos de la oposición. El financiero, poco creíble. Cierre de alianzas trazó primer mapa político e impacta en la conformación del tercio en ambas cámaras. Cadena nacional con moderación derrotista y revoleo de números.
“Defender el veto, a todo o nada”, explicaba una espada legislativa, que indicó que, mientras el equilibrio fiscal aparece como un eje sólido del programa, el superávit financiero es “un dibujo”, ya que no contempla intereses de deuda. El mercado no convalida estos últimos números, según esa mirada, y es uno de los motivos por el cual no baja el Riesgo País. Por eso, la Casa Rosada apunta a negociar con los mandatarios provinciales, en algunos casos con los cierres electorales como carta. En otros, con ventanilla independiente, caso por caso.
“Está golpeado. Hay dos áreas clave en la economía: una es la del equilibrio y superávit fiscal primario, que es una realidad y por eso lo admiran afuera. El prometió al FMI el 1,6% del PBI y lo tiene que cumplir. La otra área es la financiera, que es una gran mentira. Es una farsa que mantiene Toto (por el ministro Luis Caputo). Y lo hace bien. Lo que sucede es que si no entran los vetos le revientan el fiscal primario y solo queda la mentira. Los mercados no comen vidrio”, expresó a Ámbito un senador nacional de la oposición, con números en la mano.
En tanto, un diputado, economista él, señaló a este medio, en la misma sintonía: “A partir de octubre el modelo empieza a tener muchas micro crisis. Es un modelo al que le faltan dólares: gasta más dólares de los que consume. El Gobierno tiene una sola variable para zafar de eso: Vaca Muerta y la minería. Están colgados de un hilo”.
“La complejidad de la falta de dólares va a terminar en un proceso donde el crecimiento de la deuda del Tesoro, antes del BCRA como pasivo remunerado, pondrá presión. Para que esa deuda no entre en default hay una exigencia, que es tener todo el tiempo más superávit. Va a llegar un momento en que vas a tener un superávit de 7 puntos y no te va a alcanzar para pagar los intereses que tiene que pagar el Tesoro por traerse los pasivos de Banco Central. El modelo está condenado a la implosión, con un default de esos títulos”, agregó.
Los cierres de alianza, primer bosquejo del mapa
Entre tanto, ya se mueve el avispero de las urnas. En la semana cerraron las alianzas para las elecciones del 26 de octubre, fecha que será determinante para el futuro de Javier Milei. A priori, todo indica que ganará las elecciones. Lo reconocen incluso en el peronismo. “Pero una cosa es perder 50 a 20 y otra 40 a 35. En el segundo caso, la lectura será que hay chances en 2027”, expresan desde la sede partidaria Matheu. Para el Gobierno, que cada sacudón del mercado se explica por el temor “a la vuelta del populismo”, también es un dato el score definitivo.
Acaso, la mayor expectativa del partido de Cristina Kirchner por acortar la brecha viene de dos impulsos previos: el 31 de agosto habrá elecciones a gobernador en Corrientes y el PJ se entusiasma con forzar un balotaje contra la UCR de los hermanos Valdés. En la foto podría no salir LLA. Las fichas celestes se acumularían en ciudades clave como Mercedes, Curuzú Cuatiá, Esquina o Monte Castro, donde pican en punta los intendentes peronistas y podrían empujar la candidatura a gobernador de “Tincho” Ascúa, el jefe comunal de Paso de los Libres, bendecido por Cristina en su última aparición en libertad.
El segundo golpe, más contundente, las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre, con su natural arrastre a octubre. En Casa Rosada cundió la preocupación por encuestas que los muestran 10 puntos abajo. Las claves: los libertarios no logran hacer pie en la populosa Tercera, de allí que la foto de los 8 candidatos con Javier Milei haya sido en las ruinas de La Matanza. Asimismo, el frente Somos Buenos Aires de la UCR se afianzaría en el interior provincial, con tracción de los intendentes no solo radicales, sino también los separatistas del PRO. LLA necesita compensar en el interior. Por eso, el peronismo sostiene como nadie a la alianza de radicales, ya que el 75% de sus votantes tiene a los libertarios como segunda opción y jamás se le cruzaría en la mente, ni en las manos, poner en la urna la papeleta de Fuerza Patria.
Entre tanto, la imagen de Milei se desgasta con el paso del tiempo, un hecho natural para cualquier presidente. Según una encuesta de Giacobbe, la negativa ya supera a la positiva. Eso no empaña el hecho de que La Libertad Avanza se mantenga al tope en intención de votos.
Como sea, la necesidad de ganar músculo en el Congreso está atada al resultado de octubre. Y aun con los números optimistas que asoman, LLA estará más cerca de conseguir por sí solo el tercio para sostener vetos sin transpirar que una mayoría para impulsar leyes reformistas. Los libertarios le comerán más votos a sus aliados que al peronismo, al menos en la Cámara de Diputados.
Esto también se exhibe en el cierre de alianzas, ocurrido el jueves, primer bosquejo del mapa político. Como se anticipaba, Karina Milei hizo gala del pragmatismo y no dudó en cerrar frentes heterogéneos, ya sea con gobernadores radicales como Alfredo Cornejo (Mendoza) o Leandro Zdero (Chaco), o del PRO como Rogelio Frigerio (Entre Ríos). En el largo camino al recambio de bancas, esos gobernadores podrán sumarse al muro de contención en el Congreso. Más resbalosos serán los cinco mandatarios que crearon Provincias Unidas, sello que debutará en las elecciones como un espacio opositor light, y que en las próximas votaciones en el Congreso podrán ser un dolor de cabeza para Milei. O no.
En ese pragmatismo de Karina, de análisis casos por caso, en otros pagos no dudó en fagocitar al macrismo, que capituló en su casa matriz de CABA ante el fuego violeta y entregó las armas en provincias de menos peso simbólico y de padrón. Allí, pintará de violeta bancas amarillas. El ejemplo de la Ciudad es una muestra: si la victoria LLA (+ PRO) sobre el PJ es contundente, igual el peronismo apunta a retener la banca de senador de Mariano Recalde y los tres diputados que pone en juego. La diferencia es que por el ganador llegarán más mileístas que macristas, quienes igual votaban con el Gobierno en el parlamento. Suma cero.
Asimismo, hay distritos donde LLA irá como partido o con socios menores, sellos satélites. Casos de enfrentamiento a gobernadores hasta acá aliados que podrán devolver el vuelto en el Congreso en las sesiones que se vienen. Corrientes o Jujuy, por caso, donde la UCR gobierna y ve enfrente a un nuevo enemigo.
El peronismo, en tanto, logró esquema de unidad en la mayor parte del país, con rupturas aseguradas en Tierra del Fuego, Jujuy y Córdoba. En otros distritos, la situación es gris. Cuestión de interpretación, como en Salta o Misiones, con oficialismos filoperonistas que se declararon prescindentes (Salta) o frentes provinciales que no contienen al partido pero sí a los dirigentes (Misiones).
Así, para sostener la joya del superávit el Gobierno no tendrá más remedio que negociar por la ventanilla única con los mandatarios que tiene margen de maniobra. “Vamos a estar bien”, dicen en Casa Rosada, confiados en alcanzar los acuerdos que hagan falta. “Van empezar a volar ATNs como nunca”, decía con un dejo de malicia un entendedor de las cuestiones provinciales.
En esa línea, esta semana a través de una resolución del Ministerio de Economía se llevó a la órbita de Toto Caputo al ex Fondo Fiduciario Federal de Infraestructura Regional (FFFIR). Una canilla que se instala para ser usada a discreción, si hiciera falta.
¿Látigo y billetera? Quizás la vieja táctica sea la llave. Hasta acá, Milei se sorprendió con tener a los mandatarios al pie solo con el látigo. La cercanía electoral y las señales de debilidad que emanan del Gobierno generaron un cambio de postura desde las provincias. El oficialismo, acaso, deberá volver a mostrar que una cosa es lo que se dice y otra la que se hace. Y que los dogmas son apenas una retórica para los discursos.
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