Javier Fernández Lima y su familia todavía no salen del shock. Los restos de Diego, su hermano que desapareció a los 16 años,  en 1984, fueron encontrados enterrados en un chalet de Coghlan en mayo. El hallazgo le puso fin a más de cuatro décadas de búsqueda, pero no a la angustia. Ahora quieren saber quieren saber quién lo mató y por qué. «Necesitamos la verdad», afirma.

 

«Cuando Diego desaparece, yo tenía 10 años. Crecí con esta angustia y con este dolor inmenso en el pecho», contó Javier en declaraciones al programa De Acá en Más, de Urbana Play. Si bien su hermano desapareció el 26 de julio de 1984, nunca dejaron de buscarlo.

Su padre murió en la década de los 90, en un accidente de tránsito. «A mi viejo lo atropelló una camioneta, él estaba con la bicicleta siempre, salía a buscarlo», relató.

Su madre, hoy de 87 años, mantuvo la esperanza de hallar a Diego con vida hasta la semana pasada, cuando el Equipo Argentino de Antropología Forense pudo determinar su identidad al comparar el ADN de los restos con el de la mujer. «Mi mamá dejó el teléfono fijo por si Diego llamaba y hasta la semana pasada se asomaba a la ventana por si veía algo«, dijo. Por eso, asegura que aunque se terminó con la incertidumbre de no saber dónde estaba el joven, para ellos «este descenlace es terrible».

«Estamos haciendo el duelo», agregó Javier, quien también remarcó que su familia buscará conocer quiénes fueron los responsables del crimen y cuáles fueron los motivos. Sabe que no será sencillo porque la causa está prescripta, pero intentarán que se esclarezca. «Podemos llevar adelante un Juicio por la verdad«, evaluó. También comentó la posibilidad de impusar un proyecto «la Ley Diego para que no prescriba».

Mientras tanto, el fiscal Martín López Perrando le tomará este martes declaración al obrero que encontró los restos óseos enterrados debajo de una ligustrina que dividía el chalet ubicado en la avenida Congreso 3742, de la casa donde trabajaba y en la que años atrás vivió Gustavo Cerati.

Sobre el avance de la investigación, Javier remarcó que «la Fiscalía está trabajando de manera impecable».

En los últimos días, López Perrando recabó testimonios de excompañeros de colegio de Diego en la ENET 36 de Villa Ortúzar, que señalaron que Cristian Graf -hijo de los dueños de la casa donde los restos estaban enterrados- había asistido a la misma institución.

«Los restos de mi hermano aparecieron en el jardín de la mamá de un compañero de colegio», dijo Javier. Y agregó que tras hablar con los amigos de su hermano en esa época pudo saber que Graf y Diego se conocían. «Me dijeron que no era de su grupo, pero eran compañeros», afirmó.

Graf, principal sospechoso del homicidio de Diego Fernández Lima, se presentó este lunes en la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional número 61. Lo hizo de modo voluntario, porque no está imputado. Sin embargo, el fiscal no aceptó tomarle testimonial en sede judicial, ya que espera recolectar más información para convocarlo.