El Mundial de Clubes terminó con una gresca entre los finalistas

MDC

La escena que marcó el desenlace de la final del Mundial de Clubes no fue un gol ni una celebración, sino el momento en el que Luis Enrique perdió el control y golpeó en la cara a João Pedro, delantero del Chelsea. Los Blues se proclamaron campeones del primer certamen internacional con el nuevo formato tras imponerse con autoridad al Paris Saint-Germain por 3 a 0. La contundencia del conjunto inglés en la primera mitad dejó prácticamente sentenciado el partido, gracias a los goles de Cole Palmer y del propio delantero brasileño. Sin embargo, parte del show quedó opacado por los incidentes que se desataron en el cierre del encuentro.

A pesar de que el Chelsea optó por jugar con una firme postura en la que cometió reiteradas infracciones sobre los futbolistas del cuadro parisino, no hubo grandes discusiones a lo largo del desarrollo de la final y el clima se comenzó a caldear en los últimos minutos. Una vez que el encuentro se adentraba al cierre y tanto el resultado como el transcurso del juego se encaminaban a terminar con el Chelsea como campeón, algunos jugadores del PSG perdieron el control.

PSG Chelsea

La expulsión de João Neves por tirarle del pelo a Marc Cucurella, quien lo había provocado anteriormente, encendió la mecha de la tensión en el epílogo. Este episodio fue el que agravó el ambiente y desembocó en la pelea que protagonizaron los planteles de ambos equipos tras el pitido final del árbitro Alireza Faghani. Sin embargo, la imagen que acaparó la gresca fue la de Luis Enrique agrediendo a João Pedro con un manotazo.

El final accidentado y polémico comenzó después de que el director técnico español y el arquero Gianluigi Donnarumma tuvieran un fuerte entredicho con el atacante brasileño. En ese mismo instante, ambos reaccionaron con Pedro quien, ante el contacto por parte de los dos hombres del París Saint-Germain, se tiró al piso automáticamente.

Los futbolistas del Chelsea que estaban festejando la obtención se dieron vuelta inmediatamente para intentar separar la pelea, lo que derivó en una sucesión de empujones. Uno de los que se metió en medio de la gresca fue Enzo Maresca, entrenador del Chelsea, quien pudo sacar a Donnarumma de la escena y calmarlo tras dialogar.

Por su parte, el entrenador del París Saint-Germain tuvo que ser sujetado por Prensel Kimpembe para evitar que la situación escalara, en medio de una trifulca que empañó la consagración del equipo inglés. Mientras los jugadores de ambos equipos intentaban separar a los protagonistas, el cruce verbal iniciado en los minutos finales persistió incluso durante los festejos de los Blues.

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