El adolescente que causó la muerte de Hebe Yolanda Leguiza, de 15 años, en Capital, ha sido dado de alta de la clínica psiquiátrica en Mendoza tras tres meses de internación. Ahora continuará su tratamiento en San Juan, según lo estipulado por la Ley de Salud Mental.
Hace cuatro meses, la brutalidad del asesinato conmocionó a la provincia. El juez del Juzgado Penal de la Niñez, Jorge Toro, declaró la inimputabilidad del joven debido a su edad. Por la falta de centros especializados en San Juan, el adolescente fue trasladado a una clínica psiquiátrica en Mendoza, donde permaneció internado durante el período máximo permitido por la Ley de Salud Mental, que establece un plazo de 90 días. Cumplido este tiempo, el menor ha regresado a San Juan para continuar con un tratamiento ambulatorio.
La jueza del Cuarto Juzgado de Familia, Marisa Valdéz, ha dictado medidas específicas para asegurar la continuidad del tratamiento del joven. Estas incluyen evaluaciones mensuales en el centro de salud donde ha sido atendido, junto con el seguimiento del gabinete técnico de los juzgados de Familia y el equipo de psiquiatras de la Oficina de Medidas Alternativas (OMA).
En San Juan, los profesionales responsables del caso mantendrán comunicación con los médicos de Mendoza y con los especialistas que tratan a los padres del menor. Además, se ha designado a una asistente social para acompañar de manera continua al joven y a su familia, con el fin de monitorear su comportamiento y estado de salud mental.
Este trágico suceso ha marcado un punto de inflexión en la vida del adolescente. Antes del asesinato, las autoridades lo consideraban víctima de violencia y habían dictado medidas en su favor. Sin embargo, tras el homicidio, el enfoque ha cambiado hacia un seguimiento riguroso para evitar futuros actos violentos.
La Ley de Salud Mental enfatiza que el tratamiento debe llevarse a cabo, preferentemente, fuera del ámbito hospitalario y con un enfoque interdisciplinario que refuerce los lazos sociales del paciente. La internación se considera un recurso terapéutico de último recurso, utilizado solo cuando ofrece mayores beneficios que otras intervenciones en el entorno familiar o comunitario del paciente.
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