El Gobierno sigue de cerca las horas cruciales que enfrenta la dictadura de Maduro en Venezuela: alerta por el gendarme secuestrado y la Embajada sitiada

Funcionarios de Cancillería y el Ministerio de Seguridad van a estar pendientes de lo que ocurra hoy y mañana en ese país. Los partidarios del presidente electo, Edmundo González Urrutia, saldrán a protestar

Son horas cruciales para la dictadura militar que encabezan Nicolás Maduro y Diosdado Cabello en Venezuela. Con un gendarme secuestrado en un lugar desconocido y la Embajada argentina asediada por agentes del aparato represivo chavista, el gobierno de Javier Milei decidió seguir de cerca las alternativas de lo que ocurra en el país, sin entrar en el juego de provocaciones que vienen planteando desde la primera línea del régimen.

El Gobierno estará hoy y mañana en alerta y en contacto con líderes locales, que tienen previsto salir a las calles en masivas protestas para exigir que se acepte el veredicto de las urnas y se concrete la juramentación de Edmundo González Urrutia, el legítimo ganador de las elecciones del 28 de julio pasado.

Maduro está decidido a aferrarse al poder y desconocer los resultados de las elecciones del 28 de julio

No solo Argentina, sino también la diplomacia de toda América estará siguiendo lo que suceda en Venezuela, debido a que el régimen desplegó todo el aparato represivo en las calles, reforzó las estrategias de terror para disuadir las manifestaciones públicas y amenazó con detenciones masivas. Con militares, policías, espías y fuerzas paraestatales armadas, Maduro y Cabello quieren consumar el asalto final a las instituciones, concretando un fraude que no reconoce antecedentes en la región. “Venezuela depende de los venezolanos y estas horas son clave”, dijeron fuentes oficiales a Infobae.

Milei reforzó su posición crítica a la dictadura caribeña con gestos y hechos durante toda la semana. Recibió el sábado al presidente electo, González Urrutia, le expresó su respaldo político y puso la Argentina al frente de la ofensiva diplomática regional para sostener a las legítimas autoridades. Si bien en principio hubo un contrapunto entre Buenos Aires y Caracas, en las últimas horas se optó por bajar el perfil, sin ceder en la presión para que los jerarcas cedan el poder a sus legítimos representantes.

Argentina enfrenta la situación más complicada de todos los gobiernos de la región. Tiene al gendarme Nahuel Agustín Gallo secuestrado y con paradero desconocido, la residencia del Embajador en Caracas está amenazada por la policía política mientras tiene cinco asilados del equipo de la líder opositora María Corina Machado, las relaciones diplomáticas están cortadas y el personal que representaba los intereses argentinos fue expulsado de manera súbita el último día de julio.

La líder opositora María Corina Machado y el presidente electo, Edmundo González, en una de las últimas manifestaciones populares en Caracas

Ese contexto fue el que disuadió al gobierno de Milei a enviar funcionarios a participar del operativo para ingresar a Edmundo González Urrutia a Venezuela. Si bien la propia ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, había coqueteado con la idea de viajar para acompañar la juramentación, el canciller Gerardo Werthein planteó la necesidad de extremar los recaudos frente a la situación compleja que tiene la Argentina respecto del resto de los países. Sin dejar de sostener la presión internacional para que Maduro y Cabello desistan de la aventura de perpetuarse en el poder sin haber tenido los votos para eso.

Según los números que tiene la oposición, Edmundo González ganó las elecciones presidenciales del 28 de julio con 7.443.584 votos (67%) frente a 3.385.155 votos (30%) de Nicolás Maduro, según comprueban el 85% de las actas de escrutinio del Consejo Nacional Electoral que logró recolectar, digitalizar y publicar en una página web la oposición. Las actas originales fueron dejadas en las últimas horas en custodia del gobierno de Panamá.

Hasta anoche, en el equipo del gobierno electo daban por cierto que desde República Dominicana partiría en las próximas horas un vuelo con Edmundo González Urrutia, su esposa Mercedes, Antonio Ledezma y el resto de la comitiva, más un grupo de ex presidentes del grupo IDEA, y algunos cancilleres. Se trata de una operación secreta que forma parte de una estrategia más amplia, que depende de que la movilización de los venezolanos sea masiva y supere las barricadas, las tanquetas y los civiles armados que sacó a la calle la dictadura chavista.

La propia María Corina Machado confirmó el martes que iba a salir de la clandestinidad -tiene orden de captura y su cabeza, como la de Edmundo, tiene precio- para exigir la entrega del poder. Esa manifestación está convocada en todo Venezuela, pero también habrá en Argentina una réplica: será a partir de las 17 en la Plaza de Mayo.

“Este día quedará registrado en la historia como el día en que Venezuela dijo basta y salió a las calles a hacer respetar la voluntad soberana expresada en las urnas electorales, que hizo ganador a Edmundo González con el 67% de los votos y abrió las puertas a la transición para el regreso de la democracia”, expresó Elisa Trotta, secretaria general del Foro Argentino para la Defensa de la Democracia (FADD).

Como el sábado pasado, los venezolanos que viven en Argentina volverán a la Plaza de Mayo a reclamar por libertad

El Sub20, fútbol y política

Un tema que se coló ayer en medio de la tensión por el traspaso de mando fue el fútbol. Bullrich afirmó que su país “no va a mandar a chicos que los puedan secuestrar” durante el Sudamericano Sub-20 que se disputará entre el 23 de enero y el 16 de febrero en Venezuela y pidió que se cambie la sede. “¿Nuestra selección Sub-20, el 23, puede ir a Venezuela? ¿No los pueden tomar de rehenes?”, se preguntó Bullrich en una entrevista con la CNN Radio, en la que se expresó sobre la detención hace un mes de Gallo al ingresar a Venezuela, acusado de terrorismo y de querer atentar contra Delcy Rodríguez.

“Argentina no va a enviar chicos que los pueden secuestrar. ¿Qué diferencia puede haber entre tener un jugador de fútbol, que puede ser una pieza muy importante, y un gendarme?”, valoró la ministra, que consideró que es un riesgo enviar un equipo a Venezuela ya que “los pueden acusar de cualquier cosa” y detenerlos. Por ahora, la AFA y la Conmebol -que son responsables de la organización del torneo y la gestión de las Selecciones- no tomó una posición pública.

Fuente: Infobae

Rivero. C

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