El Gobierno debe decidir si comienza a quitarles subsidios de luz y gas a usuarios de menores ingresos

Por temor a que la Corte Suprema frene los aumentos de tarifas de gas y electricidad, como le sucedió al gobierno de Mauricio Macri, el Ministerio de Economía decidió durante el verano quitar los subsidios a la energía solo a los comercios, industrias y usuarios residenciales de altos ingresos (Nivel 1), que representan alrededor del 40% de los hogares. Sin embargo, mantuvo los subsidios para los usuarios de ingresos medios (N3) y bajos (N2), que hoy siguen pagando menos del 25% de lo que cuesta producir gas y generar electricidad.

En la próxima semana, antes de que comience mayo, la Secretaría de Energía deberá decidir qué hace con el 60% de los usuarios residenciales: si se les mantiene el subsidio o si comienza la quita de manera gradual, lo que implicaría una nueva ronda de aumentos bruscos para los hogares más vulnerables.

Se verá cuando la Secretaría de Energía difunda los nuevos precios estacionales de la electricidad y el costo del gas al ingreso del sistema de transporte.

El margen de maniobra del ministro de Economía, Luis Caputo, es fino. Por un lado, la efectividad del Gobierno para implementar medidas económicas depende de que la popularidad del presidente Javier Milei se mantenga en terreno aceptable, en un contexto donde gran parte del electorado convive con la disminución de su poder adquisitivo.

En la misma línea, el Gobierno quiere mostrar un sendero de desaceleración de la inflación, para que los salarios le empiecen a ganar a la variación de precios. Por lo tanto, Caputo mide cada mes qué aumentos autorizar para no presionar sobre el índice de precios al consumidor (IPC) con una suba desmedida de los servicios regulados.

Sin embargo, la no actualización de las tarifas tendría sus costos en términos fiscales. El equipo económico quiere seguir mostrando resultados positivos en las cuentas del Estado. Para ello, es necesario una genuina baja del gasto en subsidios económicos, que sea producto de un aumento de tarifas y no de un corte abrupto en los pagos a los productores, como está ocurriendo desde comienzo de año, lo que hace crecer el stock de deuda.

A partir de mayo, la Secretaría de Energía publicará el nuevo precio estacional de la energía eléctrica, que suele aumentar en invierno con relación a los costos de generación de verano. Lo mismo sucede con el valor del gas: al aumentar su consumo, sube el costo porque el Gobierno debe importar parte de la demanda a valores más altos de que lo que sale la producción local.

En gas, la Secretaría de Energía ya definió que el mayor costo en el invierno será cubierto por los comercios, la industria y los usuarios de altos ingresos, que volverán a tener una fuerte suba en sus boletas. Este aumento, además, se sentirá más fuerte que el de abril, ya que al mismo tiempo sube el consumo de gas (aumentan las cantidades a valores más caros).

Entre mayo y septiembre, el valor del gas subirá de US$2,94 el millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector) a US$4,49 en promedio. La Secretaría de Energía no definió todavía qué hará con los usuarios residenciales de ingresos medios y bajos, que cubren con sus boletas el equivalente a un precio de US$0,78 los N2 y US$1,16 los N3. Es decir, pagan solo el 17% y 26% del costo total del gas en invierno, respectivamente.

En electricidad, la situación es más ambigua, porque la Secretaría de Energía no publicó cuál es el costo de la generación eléctrica del trimestre de mayo, junio y julio. El actual es de $44.401 el MWh, pero ese valor suele duplicarse en invierno, cuando baja la cantidad de generación hidroeléctrica (que es más económica que la térmica) porque hay menos agua y cuando las usinas deben aumentar el uso de combustibles líquidos, que son más caros que el gas.

Del actual costo de $44.401 el MWh, los comercios, industria y hogares de altos ingresos pagan la totalidad, mientras que los usuarios de bajos (N2) y medios ingresos (N3) cubren con sus boletas solo $2981 y $3756, respectivamente. Esto significa menos del 9% del costo de generar electricidad. Por lo tanto, alrededor del 60% del total de hogares residenciales siguen recibiendo más de 90% de subsidios de parte del Tesoro.

Demora de la canasta básica energética

La Secretaría de Energía volvió a demorar la implementación de la canasta básica energética (CBE), que es el nuevo esquema de segmentación que ideó el Gobierno para focalizar los subsidios de manera más eficiente sobre el usuario final.

Este esquema busca subsidiar al hogar cuando supere un porcentaje de los ingresos el costo del consumo mínimo necesario de gas y electricidad, que variaría según la zona bioambiental del país en la que viva el usuario y la cantidad de miembros del hogar.

El diseño de la CBE considerará el tamaño del hogar, que se divide en tres categorías de una o dos personas, tres o cuatro personas y cinco o más personas; y la biozona de residencia, clasificándose en seis niveles, desde una zona muy cálida (el noreste argentino) hasta una muy fría (el sur patagónico). Además, la CBE tendrá en cuenta el consumo promedio de gas y electricidad del mes en cuestión.

La Secretaría de Energía había dicho en la última audiencia pública que a principios de este mes iban a estar los detalles para se establezca el nuevo régimen de subsidios, pero fuentes oficiales dijeron que la implementación se llevaría adelante en junio, luego de haberla demorado en febrero y en mayo.

El Gobierno utilizará la base de información del Registro de Acceso a los Subsidios a la Energía (RASE), que se implementó durante la gestión anterior. Luego se cruzará esa información con la base de datos del Plan Hogar (garrafas) de la Anses y el de la de personas fallecidas del Renaper.

Fuente: LA NACION

Por: Graciela Herrera

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