El Gobierno avanza con una reforma tributaria que dividirá el IVA y promete baja de Ganancias
Luis Caputo adelantó que el Ejecutivo enviará al Congreso un paquete de reformas fiscales para simplificar el sistema impositivo. La iniciativa contempla un “IVA dividido” entre Nación y provincias, una reducción del Impuesto a las Ganancias y la baja progresiva de Ingresos Brutos, aunque requerirá consenso con los gobernadores.
Tras el resultado favorable de las elecciones legislativas, el Gobierno nacional decidió avanzar con las denominadas reformas de “segundo orden”. En el centro de esa agenda se ubica la reforma tributaria, considerada una pieza clave para consolidar la estabilidad fiscal y acompañar el proceso de crecimiento económico.
El ministro de Economía, Luis Caputo, adelantó que el Ejecutivo trabaja en un proyecto integral que incluirá modificaciones en el Impuesto al Valor Agregado (IVA), en el Impuesto a las Ganancias y en el régimen de Ingresos Brutos (IIBB), este último bajo competencia provincial. El objetivo —dijo— es simplificar el esquema impositivo, reducir la presión sobre los contribuyentes y, al mismo tiempo, fortalecer la autonomía fiscal de las provincias.
En declaraciones al programa La Casa, Caputo explicó que uno de los principales cambios será la creación de un “IVA dividido”. En este nuevo esquema, el tributo se repartirá entre Nación y provincias, en lugar de centralizarse como hasta ahora. “Vamos a dividir el IVA entre nacional y provincial. Nosotros cobraríamos el 9% sobre el 21%, y cada provincia podrá fijar su propia alícuota. La idea es generar competencia impositiva entre las provincias para atraer inversiones y dinamizar la economía regional”, señaló el ministro.
La propuesta implica un giro profundo respecto del modelo actual, ya que hoy el IVA se recauda de manera centralizada y se distribuye a las provincias mediante el sistema de coparticipación. Si se concreta la división, cada jurisdicción pasaría a tener mayor responsabilidad en su recaudación y administración, lo que podría generar diferencias en los niveles de presión fiscal y recaudación entre regiones.
Según el tributarista Sebastián Domínguez, CEO de SDC Asesores Tributarios, el nuevo esquema beneficiaría especialmente a la provincia de Buenos Aires, por su peso económico y su concentración de consumo. “Actualmente las provincias reciben un porcentaje automático del IVA coparticipado, sin importar cuánto valor agregado se genera en su territorio. Con el IVA dividido, los distritos más productivos podrían aumentar sus ingresos, mientras que las provincias más chicas podrían perder recursos”, advirtió.
Por su parte, César Litvin, socio de Lisicki, Litvin & Abelovich, consideró que la reforma solo tendrá sentido si el IVA dividido se analiza junto con otros tributos distorsivos, como Ingresos Brutos y la Tasa de Seguridad e Higiene (TASH) que cobran los municipios. “El sistema argentino tiene superposición de impuestos en los tres niveles de gobierno. Si no se aborda integralmente, se corre el riesgo de agravar las desigualdades entre jurisdicciones”, sostuvo el especialista.
Además del rediseño del IVA, el Gobierno planea una reducción en el Impuesto a las Ganancias. Caputo confirmó que el proyecto contempla una baja gradual para los individuos, con un enfoque en la actualización de deducciones personales y familiares. “Vamos hacia un esquema de simplificación de impuestos y de menor carga. Esta reforma va a favorecer a todos: Nación, provincias, empresarios y trabajadores”, aseguró el ministro.
Hoy, los asalariados solteros pagan Ganancias a partir de ingresos de $2.624.000 mensuales y los casados con dos hijos desde $3.464.000, tras la última actualización por inflación en julio. Sin embargo, los especialistas advierten que las deducciones no acompañaron el aumento del costo de vida. “Hay margen para corregir inequidades: el tope para deducir servicio doméstico o alquiler es de $326.000 y para crédito hipotecario apenas $16.000. Es necesario actualizarlos de manera urgente”, sostuvo Litvin.
El gobierno de Javier Milei ya había revertido la reforma impulsada por Sergio Massa, que había creado un régimen cedular y eximido del impuesto a la mayoría de los trabajadores en relación de dependencia. Aquella medida generó un fuerte reclamo de los gobernadores, que pidieron compensar la pérdida de coparticipación con el impuesto a los combustibles líquidos.
Esa tensión con las provincias vuelve a ser central. La negociación política, a cargo del ministro del Interior, Diego Santilli, será determinante para lograr la aprobación de la nueva ley. Caputo, cada vez más involucrado en las conversaciones políticas, también participará activamente en el diálogo con los mandatarios. En caso de que el proyecto modifique el esquema de coparticipación, se requerirá sancionarlo como una ley-convenio, lo que implica la aprobación no solo del Congreso nacional sino también de las legislaturas provinciales.
Otro punto clave de la reforma será la reducción progresiva del Impuesto sobre los Ingresos Brutos, el principal tributo provincial y fuente de hasta el 80% de los recursos propios en algunos distritos. “Les pedimos a los gobernadores que nos den una mano con Ingresos Brutos. Todos saben que es el peor de los impuestos, pero entendemos que su eliminación debe ser gradual”, afirmó Caputo.
En las conversaciones con los gobernadores —incluidos los de signo opositor—, el ministro propuso avanzar hacia un esquema de menor presión y mayor eficiencia recaudatoria. La idea, según trascendió, es acompañar la baja de IIBB con un refuerzo de los ingresos provinciales a través de la nueva distribución del IVA y el crecimiento económico derivado de la simplificación fiscal.
Con esta reforma, el Gobierno busca dar una señal de previsibilidad y equilibrio entre la Nación y las provincias, reduciendo la carga impositiva sin poner en riesgo la sustentabilidad de las cuentas públicas. Sin embargo, el desafío será político: alcanzar los consensos necesarios para transformar una estructura tributaria que, desde hace décadas, es uno de los principales obstáculos al desarrollo económico argentino.
Los comentarios están cerrados.