Como un calco de las elecciones anticipadas de 2023 en Ecuador, el presidente Daniel Noboa y la correísta Luisa González encabezan todas las encuestas para los comicios presidenciales del próximo 9 de febrero, en los que participan 16 candidatos. Marcada por el salvaje asesinato de cuatro niños luego de un operativo militar, y la controversia permanente entre Noboa y su vicepresidenta, Verónica Abad, la campaña se perfila tensa. En medio de un nuevo estado de excepción decretado para combatir al crimen organizado, el alcalde de Arenillas, Eber Ponce, fue asesinado este sábado tras recibir cinco disparos en un atentado perpetrado por presuntos sicarios, lo que llevó a Noboa a retomar la presidencia luego de que pidiera una licencia de tres días para hacer campaña.

A pesar del desgaste político generado por la violencia narco y una grave sequía que derivó en apagones de hasta 14 horas al día, el empresario devenido en presidente sigue teniendo chances de triunfar en estos comicios. «Noboa logra sostener una imagen de ser un personaje nuevo y diferente que cala en algunos sectores. Si bien ha dicho que no hará campaña electoral, para evadir la licencia que la Constitución le obliga a tomar y no encargar el poder a su vicepresidenta, contará con la maquinaria del Estado y con el trabajo de hormiga de la beneficencia de su familia», explica en diálogo con Página/12 Andrés Chiriboga, investigador del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag).

Chiriboga sostiene que su rival Luisa Gonzalez «mantiene una importante capacidad de éxito electoral que se sustenta en gran medida en el apoyo duro al correísmo y la remembranza de los 10 años de gobierno del presidente Rafael Correa como ejemplo para gestionar los retos actuales». Por su parte Soledad Stoessel, profesora de la Universidad Central del Ecuador, afirma a este diario: «Luisa González tiene el voto duro correísta, un voto que expresa simpatías con lo que fueron los gobiernos de Correa, pero que no le alcanza con eso para ganar en primera vuelta. Noboa, por su parte, tiene más votos que apoyo real. Tiene un tercio conservador, reactivo, anticorreísta, pero otros potenciales rivales podrían capturar también ese perfil de elector».

La cruzada contra el crimen

Ecuador cumplió el jueves un año desde que Noboa declaró el «conflicto armado interno» en el país para luchar contra las bandas criminales, pero los altos niveles de violencia llevaron al presidente a decretar varios estados de excepción. «Si bien la tasa de homicidios ha disminuido en un 17 por ciento, aún alcanza niveles alarmantes, manteniéndose como la más alta de la región. Bajo el gobierno de Guillermo Lasso, Ecuador fue catalogado como un narcoestado, y las estructuras criminales siguen profundamente infiltradas en el aparato estatal», explica a este diario Juan Pablo Jaramillo, máster en Política Comparada de FLACSO Ecuador.

La militarización de la seguridad, eje central de la estrategia de Noboa, no fue suficiente para revertir la tendencia general al alza en delitos como secuestros, extorsiones y masacres. Además, insiste Jaramillo, «las denuncias de violaciones a los derechos humanos, como el caso de las desapariciones forzadas de Guayaquil, reflejan las tensiones de una estrategia que privilegia el control militar por encima de soluciones institucionales más integrales. Esto sugiere que la política de Noboa prioriza el miedo como herramienta electoral más que como una solución efectiva para garantizar la seguridad ciudadana«.

Noboa versus Abad

Noboa está obligado por ley a no usar su cargo como trampolín de la campaña electoral, que empezó el domingo pasado y se extenderá hasta el 6 de febrero. La vicepresidenta Verónica Abad asegura que el mandatario evita a toda costa que ella sea su reemplazo y lo acusa de persecución y violencia política de género. Poco después de asumir en noviembre de 2023, Noboa nombró a Abad embajadora de Israel y de ahí en adelante una espiral de desencuentros marcaron una relación caótica.

Para Chiriboga cualquier análisis electoral no debe desconocer un riesgo importante de que la contienda se desarrolle en malas condiciones. «Los abusos de poder de Noboa, como en el caso de su tensión con la vicepresidenta, que han sido permitidos por autoridades electorales y donde la fuerza pública tomó posiciones por Noboa antes que la Constitución, no son un buen presagio para un escenario electoral ajustado. Unas elecciones apretadas se pueden prestar para un escenario por fuera de la normalidad democrática y requieren amplia vigilancia dentro y fuera del país», explica el doctor en Sociología de Sciences Po París.

El correísmo quiere volver

Luisa González, abogada de 47 años, es la apuesta del movimiento Revolución Ciudadana para volver al poder luego de tres gobiernos alejados del correísmo. En el balotaje de 2023 entre Noboa y González, el actual gobernante ganó con un 52 por ciento de los votos para completar el período del derechista Guillermo Lasso. Si se toma un promedio de las últimas encuestas, González comparte hoy con Noboa alrededor de un 30-35 por ciento de intención de voto.

En Ecuador, donde el voto es obligatorio, más del 60 por ciento de los encuestados declaró no saber por quién votar, según un sondeo de Cedata a fines de diciembre. «Este es un fenómeno que se ha ido profundizando con el mayor rechazo a la clase política en el país, aunque al final los electores se decantan por alguien. No se ve de momento una tercera candidatura que pueda entrar con fuerza a la disputa. No obstante, los votos marginales que otros candidatos puedan lograr serán claves en una segunda vuelta electoral», expresa Chiriboga.

En un escenario que apunta hacia la paridad entre Noboa y González, Jaramillo sostiene: «En Ecuador, el clivaje correísmo versus anticorreísmo domina la política, pero los votantes que no se identifican plenamente con ninguno de estos polos suelen inclinar la balanza, son el votante pivote. Por ello será clave que ambos candidatos busquen acercarse al centro para captar a este electorado estratégico«. Para Stoessel la tendencia electoral indica que el voto ideológico no es determinante. «El correísmo sigue teniendo un núcleo duro del 28-32 por ciento, mientras que Noboa tiene un núcleo duro más reducido, de alrededor de un 20 por ciento. Entonces, al electorado no estar anclado en ideas y valores fuertes, puede irse hacia cualquier candidatura de última hora«, afirma la investigadora del CONICET.

El correísmo arrancó la campaña electoral con la promesa de que si gana la presidencia su máximo líder, Rafael Correa, retornará a Ecuador y el exvicepresidente que cumple doble condena por corrupción, Jorge Glas, saldrá de la cárcel. «A pesar de años de persecución y proscripción política, la Revolución Ciudadana mantiene un apoyo importante y actualmente cuenta con algunos gobiernos locales claves de ciudades como Quito, Guayaquil y las provincias de Guayas y Pichincha. No obstante, esa capacidad de éxito electoral y la capacidad de captar nuevos electores y alianzas políticas clave sigue mostrando límites», explica Chiriboga.

Aumenta la violencia política

Tercero en la intención de voto de estos comicios aparece con alrededor de un tres por ciento Leonidas Iza, presidente de la mayor organización indígena que participó en las revueltas que derrocaron a tres mandatarios entre 1997 y 2005. La inhabilitación por posibles conflictos de interés del candidato Jan Topic, quien iba creciendo en las encuestas con un discurso de mano dura, podría favorecer, según analistas, las chances de Noboa. 

Más de 30 políticos fueron asesinados en Ecuador desde 2023, y el último de la lista es el alcalde Eber Ponce. «Recordemos que en las elecciones de 2023, cuando el correísmo lideraba las encuestas, hubo un candidato presidencial asesinado a días de las elecciones (Fernando Villavicencio) y el frame mediático y político fue que el correísmo había sido responsable. Las derechas oligárquicas, empresariales y las elites financieras, todas ellas afines a EE.UU., harán todo para impedir que la candidata del correísmo gane las elecciones», advierte Stoessel.