Dudas en la cúpula del Gobierno sobre la estrategia para el debate por la eliminación de las PASO
Un sector más duro del entorno del Presidente asegura que no cederán ante una opción intermedia que las frene este año, pero las sostenga para el siguiente. Otros laderos de Milei se inclinan por dialogar y dejan saber que están dispuestos a llegar a un punto medio
A cinco días del inicio de las postergadas sesiones extraordinarias del Congreso, en el Gobierno debaten internamente sobre la mejor estrategia para debatir con la oposición el proyecto de reforma electoral. Un sector del entorno de Javier Milei, más duro, plantea que no conviene mostrar ninguna intención de ceder en la pretensión de eliminar las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Otros, cuando hacen cuentas sobre las voluntades, concluyen que se verán obligados a buscar una opción intermedia: la suspensión, o bien la eliminación de la obligatoriedad, como quería el PRO.
En el proyecto original que presentó el oficialismo a fines del año pasado la eliminación de la PASO aparece como elemento central entre otras reformas de los partidos y el sistema electoral. Y, si se aprobara en extraordinarias, regiría para este mismo año. Lo cual, admiten por lo bajo en La Libertad Avanza, les daría la ventaja de ganar varios meses para decidir cómo armar las listas, sumar puntos en las encuestas y cuidar la independencia del partido ante el ímpetu acuerdista de los aliados.
Uno de los funcionarios más importantes del Gobierno, en modo intransigente, aseguró ayer por la tarde que el Presidente no está dispuesto a acompañar una suspensión transitoria. “La reforma no es una propuesta interesada o especulativa, es parte de la intención genuina de hacer un cambio necesario a favor de todos los argentinos. No vamos a entregar esa bandera. Si no sale, no tenemos nada que perder”, resumió la posición.
Se refería a los argumentos que dio desde el inicio la cúpula libertaria, sobre la necesidad de acotar gastos superfluos. En este caso, los de unas elecciones que rara vez sirven realmente para dirimir internas en los partidos sino a los intereses financieros de los partidos, dicen.
En el ala dialoguista del Gobierno también defienden la cuestión de fondo, pero más pragmáticos de cara a las conversaciones con los otros bloques. “Si no es en esta elección, será en la próxima”, dijo con seguridad un alto referente de diálogo diario con el jefe de Estado. Ese sector calcula, a priori, que los votos para eliminar la PASO no están, y sus miembros prefieren el mal menor: una suspensión. De cualquier forma, dicen, una vez superada la instancia electoral de 2025 tendrán una mayoría más cómoda en ambas Cámaras para avanzar el año que viene con una eliminación definitiva de cara a los comicios presidenciales de 2027.
Aunque en voz alta los máximos funcionarios del Gobierno dicen que es para ahorrarle gastos al ciudadano, por lo bajo admiten que hay una agenda por detrás de la iniciativa que elaboró el asesor Santiago Caputo: postergar lo más posible el próximo turno electoral, para llegar con más aire al momento en que los ciudadanos tengan que tildar sus opciones preferidas en las boletas únicas de papel.
“Gestionar sin la campaña encima durante unos seis meses más te da otra libertad, no estás con la agenda proselitista marcando el ritmo”, reconoció un cuadro técnico de peso en la administración nacional. Además, están las variables económicas: los libertarios están seguros de que a medida que avance el 2025 las mejoras que mostró hasta ahora la macroeconomía tendrán el impacto que hasta ahora no tuvieron en los bolsillos. Y tendrán más tiempo para mostrar que efectivamente pueden gestionar e introducir cambios profundos. Especialmente quieren convencer a los votantes que apostaron con dudas a Milei en 2023 y que, con la evidencia suficiente, se decidirían a repetir esa determinación.
Por lo pronto, no se impuso ninguna de las dos posiciones, y en el Gobierno evalúan cómo avanzar. El martes se producirá el primer acercamiento del año entre el oficialismo y la oposición, con la reunión que tiene previsto encabezar el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, con los jefes de la oposición dialoguista: Cristian Ritondo, de PRO, Rodrigo de Loredo, del sector “aliado” de la UCR. También tenía planeado incorporar a Miguel Pichetto, de Encuentro Federal, pero ayer el legislador hizo pública su negativa y en su entorno dijeron que prefiere que las discusiones por el temario tengan lugar en el ámbito del Congreso.
Desde esos bloques irán a esta primera reunión con desconfianza. Se sienten a ciegas, sin haber leído todavía el proyecto de Ficha Limpia, y sin seguridades sobre la actitud que tomará el oficialismo. En PRO se inclinaban inicialmente por una “PAS”, es decir, unas primarias financiadas por el Estado que no resulten obligatorias para todos los votantes. En la UCR como en Encuentro Federal las miradas son difusas, y varían según el legislador.
Algunos diputados creen que atenta contra las formas históricas de la política institucional legislativa cambiar las reglas electorales en un año electivo. Otros están a favor de acompañar la insignia de ajuste de la política que pregonan los libertarios. Las extraordinarias arrancan oficialmente el lunes, pero recién a partir del martes empezará a ponerse en evidencia la estrategia que adoptarán finalmente los libertarios frente a este tema que consideran central en el temario de las extraordinarias.
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