Demasiado para 90 minutos. La Bombonera vivió una tarde soñada: triunfo ante River, clasificación a la Copa Libertadores y un clima de euforia que tiñó de azul y oro cada rincón. Boca superó 2-0 al Millonario en un nuevo Superclásico que quedará en la memoria, con Ezequiel “Changuito” Zeballos como figura estelar. El joven delantero fue el autor del primer gol y pieza clave en el segundo, firmado por Miguel Merentiel.
El primer tiempo se presentó cerrado y parejo. River manejó mejor la pelota durante los primeros 15 minutos, con más conexiones pero sin profundidad. Boca, de menor a mayor, logró equilibrar el juego al reacomodar a Paredes y Delgado en el mediocampo. El duelo parecía encaminarse a un cero sin emociones, hasta que apareció el Pibe de la Película: Zeballos rompió el molde y, tras una pelota bajada por Giménez ante Paulo Díaz, definió con clase ante Armani. Gol y estallido en Brandsen 805.
En el complemento, Boca salió decidido a liquidarlo. Apenas iniciado el segundo tiempo, Zeballos desbordó por izquierda y asistió a Merentiel, que no perdonó: 2-0 y fiesta total en la Bombonera. River sintió el golpe y no logró reaccionar. Boca dominó los primeros 15 minutos de la segunda parte con autoridad, pudo aumentar la ventaja —incluido un gol anulado a Merentiel por posición adelantada— y dejó al rival sin respuestas.
El Xeneize controló el cierre del partido con solvencia, respaldado por su gente y con un Zeballos intratable, que volvió a brillar tras un largo camino de recuperación. Hubo lugar para más emociones: una mano de Armani fuera del área, un penal no sancionado y varias chances claras que pudieron ampliar el marcador.
Con el pitazo final, el festejo fue total. Boca celebró un domingo perfecto, con un clásico ganado, el regreso a la Libertadores confirmado y una actuación colectiva que invita a soñar con el Torneo Clausura. Pero sobre todo, con el resurgimiento del Changuito, el jugador que más merecía una tarde así.
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