Entre jubilaciones y retiros voluntarios el organismo recaudador debe abonar 20 salarios por empleado. El 70% correspondía a categorías directivas. Migración al sector privado de personal especializado y malestar por desmantelamiento de áreas de control clave de la ex AFIP.
El costo para el Estado
El costo para desvincularlos –de piso- contempla el pago adelantado de 20 salarios según la categoría que correspondan. El 70% de quienes accedieron al beneficio con el que el Gobierno buscaba recortar ARCA corresponden al Grupo 26, es decir, categorías de directivos o altos directivos. Eso en números redondos, equivale a una erogación que supera los $100 millones per cápita y escala, según el escalafón a los $120 millones para el personal más especializado. El dato no menor es que el plan de achique empujó a la migración masiva de personal calificado hacia el sector privado, que fueron quienes mayoritariamente se acogieron al retiro. Y generará un costo aproximado que ronde los $330 mil millones al Estado.
El cierre de delegaciones y el malestar sindical
La situación se cruza con otras tres variables: la merma en la recaudación en términos reales que tiene impacto en las metas para el cumplimiento de los objetivos, compromisos internacionales y la coparticipación; el malestar gremial por la licuación de haberes a partir del doble recorte en el denominado Fondo de Jerarquización, que funcionaba como incentivo salarial a partir de determinado aumento en la recaudación total; y por último el cierre de 100 delegaciones en el interior del país que ocasionó efectos colaterales indeseables, como el caso de Chilecito, en La Rioja. Allí se cerró la delegación que tenía mayor recaudación que la de la capital provincial y que su homóloga de San Juan por el padrón de contribuyentes que atendía.
El lógico reclamo partió de senadores a los que les explicaron que el criterio aplicado por ARCA para los cierres era la cantidad de consultas presenciales que atendían pero obviaron que contribuyentes grandes no utilizan la vía presencial para interactuar con el fisco y lo que debía observarse era la cantidad y calidad del padrón en términos recaudatorios. Adicionalmente, se debió contemplar la reubicación de personal y la migración de padrón a otras dependencias, lo que multiplicó exponencialmente gastos fijos de mantenimiento de la delegación con gastos colaterales del desarraigo. Confesaron que el recorte había sido diseñado desde oficinas porteñas y apuntaban al Ministerio de Desregulación a cargo de Federico Sturzenegger.
Medidas de fuerza inéditas
Todo el combo derivó en medidas de fuerza inéditas para la ex AFIP que aglutinaron a los tres gremios con incidencia: AEFIP, Supara (Aduana) y Unión de Personal Superior. Coordinaron rechazos. Así, desde el martes y hoy, jueves habrá un “apagón informático” que durará 4 horas y se anunció desde Aduana que se intensificarán las protestas por la recomposición salarial y el pedido oficial de que se levante una medida cautelar que impide despidos para avanzar en la negociación. Por eso, el 3 y 4 de abril la Aduana parará sus actividades entre las 9 y las 17 en el AMBA y entre las 8 y las 16 en el interior para todas las operaciones aduaneras que no impliquen turismo ni cuestiones humanitarias o de salud. Según pudo saber Ámbito, ese plan de lucha se intensificará y la escalada no tiene un horizonte.
El secretario general de UPSAFIP Julio Estévez afirmó a este diario que “miles de millones de pesos que le hacen falta a los argentinos fueron pagados por el Estado para trasladar a los mejores y más formados hombres del fisco al sector privado para defender evasores”. Y agregó que esta decisión oficial “es la destrucción de la tarea de fiscalización y control del Estado a costa del bolsillo de todos los argentinos”.
El conflicto amenaza con incrementarse y se enlaza peligrosamente con el dato dado a conocer el viernes que refleja una baja en la recaudación real, teniendo en cuenta la inflación, algo que influye directamente en las arcas públicas.
Fuente: Àmbito
Rivero. C
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