Consejo de Mayo en crisis: Gobernadores expresan escepticismo ante la falta de avances y designaciones

El Consejo de Mayo, lanzado como una pieza clave en la agenda de reformas estructurales del gobierno de Javier Milei, enfrenta serios obstáculos desde su creación en julio de 2024. A pesar de su propósito de reunir a representantes del gobierno, el Congreso, las provincias, los gremios y el sector empresarial para redactar proyectos de ley consensuados, el organismo aún no ha logrado ponerse en marcha de manera efectiva.

 

Designación de representantes: Un problema sin solución

 

El principal escollo radica en la falta de designación de representantes de los sectores clave. Aunque el gobierno nacional ya eligió a sus dos representantes, Guillermo Francos (jefe de Gabinete) y Federico Sturzenegger (ministro de Desregulación), las provincias, el Congreso, los gremios y los empresarios aún no han nombrado a sus voceros.

 

En particular, la silla que corresponde a los gobernadores es motivo de incertidumbre. Los mandatarios provinciales, que tienen diversas posturas políticas y económicas, no logran consensuar un representante común que pueda hablar en nombre de las 24 provincias. La dificultad radica en las diferencias regionales y las distintas prioridades, como la merma en la asignación de fondos, la quita de subsidios, la obra pública paralizada y la falta de mantenimiento en rutas. Los gobernadores de Juntos por el Cambio (JxC), el peronismo y los provincialismos tienen posturas variadas, lo que complica aún más el proceso.

 

Escepticismo creciente

 

Varios gobernadores consultados han expresado su escepticismo sobre la utilidad del Consejo de Mayo. Uno de ellos señaló que el tema «está muy frío» y que la conformación del organismo podría vincularse a las tensiones por la negociación del Presupuesto 2025. «A nadie le interesó realmente», afirmó un funcionario provincial, mostrando la apatía generalizada respecto al futuro del Consejo.

 

El sector peronista más opositor ha sido especialmente crítico. En algunos despachos, incluso se desconoce el propósito del Consejo. «No sabemos ni qué es eso», dijeron irónicamente desde una gobernación, subrayando la falta de claridad sobre el papel que jugaría este organismo.

 

Gobernadores favoritos y vínculos políticos

 

Dentro del panorama de incertidumbre, algunos nombres han surgido como potenciales representantes. Entre ellos destaca el entrerriano Rogelio Frigerio (JxC), que mantiene buena sintonía con el gobierno de Milei y cuenta con experiencia en la relación entre las provincias y Nación, habiendo sido ministro del Interior. También se menciona al gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo (UCR), que ha mantenido una relación aceptable con la administración de Milei y es visto como una figura «amigable» para el oficialismo.

 

En el sector no alineado a JxC, Osvaldo Jaldo (Tucumán) y Gustavo Sáenz (Salta) han mostrado disposición a colaborar con el gobierno nacional, alejándose de la Unión por la Patria (UP) en algunos temas. Sin embargo, no ha habido avances concretos en la selección de un representante para el Consejo de Mayo.

 

Impacto en las provincias

 

El estancamiento del Consejo de Mayo llega en un momento de tensiones entre las provincias y la Nación. El gobierno de Milei ha propuesto un ajuste de u$s60 mil millones a las provincias, lo que ha provocado el rechazo de varios gobernadores, especialmente del Norte Grande. Esta medida, sumada a la falta de avances en la conformación del Consejo, ha profundizado las diferencias entre Nación y las provincias.

 

Consecuencias políticas

 

El retraso en la constitución del Consejo de Mayo representa un golpe para la agenda de reformas de Milei. Después de un inicio prometedor con la aprobación de la Ley Bases y el Paquete Fiscal, las negociaciones para el Consejo se han dilatado, y el malestar en las provincias crece ante la falta de avances concretos. Los 30 días de plazo inicial para la designación de los representantes ya han vencido, y no hay señales de que se resuelva pronto.

 

Mientras tanto, otros sectores como la Confederación General del Trabajo (CGT) y el empresariado también han dejado de lado la elección de sus representantes, priorizando otros temas.

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