Competencia de monedas: los límites que plantea el FMI para domesticar el plan de Javier Milei
La discusión entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) pasó al capítulo del futuro régimen macroeconómico para la segunda etapa de la gestión, luego de meses marcados por un esquema de transición. Una de las novedades es la convalidación explícita del organismo a la posibilidad de avanzar hacia un modelo de “competencia de monedas”, aunque con condicionamientos que reflejan la intención del FMI de domesticar las ideas más disruptivas de Javier Milei y obturan el tránsito a una dolarización o al cierre del Banco Central.
Buena parte de esas discusiones se plasmaron en el Staff Report que publicó el pasado lunes el organismo, cuatro días después de haber aprobado el desembolso de u$s800 millones. El informe incluye como horizonte del futuro programa la tan mentada competencia de monedas, aunque advierte que “es necesario seguir trabajando para definir algunos de los fundamentos claves” de ese régimen. Y, si bien no profundiza en los detalles, menciona un conjunto de límites o características que se asemejan más a una especie de bimonetarismo con flotación administrada del dólar que a la dolarización promocionada por el Presidente.
Está claro que los planteos realizados desde Washington tienen impacto. No solo por la deuda de u$s45.000 millones que Argentina tiene con el organismo desde que Mauricio Macri tomó el préstamo más grande de la historia del Fondo, sino sobre todo porque el Gobierno actual pretende conseguir un endeudamiento adicional con el FMI para reforzar las reservas y levantar el cepo cambiario.
El documento de la entidad que dirige Kristalina Georgieva incluye una valoración positiva respecto del cumplimiento de las metas cuantitativas del acuerdo vigente y un conjunto de políticas a implementar por parte del Gobierno (tasas de interés positivas, eliminación del dólar blend, flexibilización gradual del cepo, mayor ritmo de devaluación y ajuste de subsidios, entre otras). Pero también se mete en la planificación del futuro régimen monetario. De hecho, plantea esas políticas como pasos en la “transición” hacia un régimen de competencia de monedas, del cual hablaron insistentemente Javier Milei y Luis Caputo (con sus propios matices).
Hace poco menos de un mes, durante su exposición en el congreso del IAEF, el Presidente había definido la competencia de monedas como la vía para avanzar en una “dolarización endógena” y, al final del camino, en la eliminación del BCRA. En ese marco, Milei afirmó que propondrá una ley para prohibir y penalizar la emisión monetaria, pero no solo la realizada para financiar al Tesoro sino por todo concepto (lo que incluiría también la emisión para comprar divisas y sumar reservas en el Central). Afirmó que habrá una cantidad fija de pesos y que la única manera de monetizar la economía será que las personas inyecten en el sistema los dólares que hoy tienen encanutados. “Cuando los pesos sean muy pocos (en relación a los dólares), vamos a dolarizar y ahí va a desaparecer el peso”, dijo.
Los límites que planteó el FMI
Sin embargo, el FMI marcó la cancha y trazó los contornos de lo que considera una competencia de monedas aplicable en Argentina, que dejan de lado la dolarización completa, la eliminación del peso y el cierre del Banco Central. Tal como había señalado semanas atrás la vocera del Fondo, Julie Kozack, el Staff Report señaló que, mientras los fundamentos claves aún están por desarrollarse, “la eventual ‘competencia de monedas’ dentro del régimen podría asemejarse al sistema de flotación administrada que prevalece hoy en Perú y Uruguay”.
Se trata de esquemas con restricciones para hacer política monetaria, pero en los que el dólar coexiste con las monedas locales, no se veta del todo la emisión y hay una más fuerte “independencia” del banco central. En Perú, incluso hubo algunas medidas para reducir la dolarización de la economía.
Pese a que no ahondó en detalles, el Fondo planteó ciertas características para el futuro régimen en Argentina que entran en contradicción con la idea de Milei. “La estabilidad de precios seguirá siendo un objetivo primordial del banco central, en un contexto en el que los individuos son libres de ahorrar y realizar transacciones en las monedas de su elección”, señaló el documento del organismo, aunque inmediatamente aclaró en la letra chica de un pie de página: “Otras monedas no tendrían curso legal y los pagos de impuestos seguirán realizándose en pesos”. Es decir, contradice la dolarización.
Luego, a contramano de la idea de cerrarlo, le asigna una serie de funciones al BCRA. Por un lado, coincide con el Presidente en que “se le prohibiría proporcionar financiación al gobierno y seguiría absteniéndose de transferir beneficios al Tesoro”. Pero plantea que deberá conservar otras facultades: “Mantendría sus funciones de prestamista de último recurso para instituciones financieras elegibles (solventes), continuaría esterilizando las compras de divisas y gestionando la liquidez a través de operaciones de mercado abierto con títulos públicos”.
Esto implicaría que el BCRA emita pesos para comprar dólares y sumar reservas, que mantenga su rol de garante de la estabilidad del sistema financiero y que pueda seguir administrando los excesos o faltantes de liquidez. Es que la competencia de monedas, en la mirada libertaria, es un sendero a través del cual transitar el camino hacia la dolarización. Pero para el Fondo, se trata de un esquema para un plan de estabilización más clásico, con ajuste fiscal y monetario, tasas de interés positivas, un banco central “independiente” y un tipo de cambio flotante, que apunte a estabilizar el peso.
El reporte del FMI blanqueó, además, que esos puntos forman parte de la discusión actual con el Gobierno: “El personal técnico apoya una eventual transición a un nuevo régimen con un ancla nominal firme donde los precios y la estabilidad financiera siguen siendo los principales objetivos del banco central y donde las personas son libres de ahorrar y realizar transacciones en las monedas de su elección. Sin embargo, debe continuar el trabajo para una mejor definición del papel del banco central en la gestión de la liquidez y la salvaguarda de la estabilidad del sector financiero, mientras que una comunicación más consistente sobre el nuevo régimen monetario y cambiario será esencial”.
En diálogo con el medio, el exvicepresidente del BCRA, Jorge Carrera, interpretó que “el Fondo le está bajando el precio a la competencia de monedas”. Y se explayó: “Les dicen ‘bueno, llamemos competencia de monedas, que es algo pomposo, a esta transición a hacer algo parecido a lo de Perú y Uruguay’. Que el Banco Central se abstenga de financiar al Tesoro, de transferir utilidades y que vaya mejorando el balance a partir de la valuación que se haga a las letras intransferibles. Lo que ya ha empezado. Lo más importante es que desaparece esta idea de en cualquier momento se arma la dolarización o una cosa extrema. Es un eufemismo para decir que lo que importa es que siga existiendo el peso.
Imaginate si después los tientan con que les pueden ofrecer algo: desde correr los pagos, que es lo más probable, hasta darles algún puchito (de financiamiento extra), cosas que yo tengo mis dudas que sea plata que Caputo pueda utilizar para intervenir”.
Fuente: ÁMBITO
Por: Graciela Herrera
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