Alarma por el endeudamiento: la morosidad familiar trepa a su punto más alto en 15 años

Los incumplimientos en tarjetas y préstamos personales alcanzaron en julio una tasa del 5,7%, el peor registro desde 2010. El fenómeno refleja un deterioro creciente en la capacidad de pago de los hogares argentinos.

La crisis del bolsillo familiar se siente con fuerza en el sistema financiero. Según el último informe del Banco Central, la morosidad en los créditos otorgados a las familias alcanzó en julio de 2025 un preocupante 5,7%, la cifra más alta desde que se inició la serie estadística en enero de 2010. La suba —desde el 5,1% registrado en junio— representa nueve meses consecutivos de deterioro.

Los datos muestran que los préstamos personales y las tarjetas de crédito son los segmentos más afectados por el incumplimiento. En algunos casos, el nivel de morosidad duplicó los valores registrados en diciembre de 2024, lo que revela una presión creciente sobre la economía doméstica, en un contexto de alta inflación, tasas de interés elevadas y caída del poder adquisitivo.

En contraste, otras líneas de crédito muestran un comportamiento menos crítico. Los préstamos prendarios pasaron de una morosidad del 3,7% al 3,9%, mientras que los hipotecarios se mantuvieron relativamente estables, con una leve mejora: del 1% en junio al 0,9% en julio.

La diputada nacional y economista Julia Strada, integrante del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) y del espacio Fuerza Patria, advirtió en sus redes sociales que los créditos al sector privado vienen mostrando un deterioro sostenido durante siete meses, alcanzando niveles comparables a los de la crisis sanitaria por el Covid-19.

“El endeudamiento de las familias no solo crece, sino que empeora su calidad. Cada vez más hogares acceden a créditos caros, cortos y difíciles de pagar”, advirtió Strada, quien además alertó sobre la falta de políticas activas para contener esta tendencia.

El informe del BCRA agrega que la desaceleración en la oferta de crédito al sector privado y la alta volatilidad en las tasas están alimentando esta dinámica. En este escenario, el endeudamiento familiar no solo se vuelve más riesgoso para los bancos, sino también más asfixiante para los hogares, que ya destinan una parte creciente de sus ingresos al pago de cuotas e intereses.

El aumento de la morosidad actúa como un termómetro de la situación económica real y expone las dificultades que atraviesan millones de familias argentinas para cumplir con sus compromisos financieros más básicos.

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