Tras el revés en el Congreso, los gobernadores apuran la unidad del peronismo

La aprobación de la ley Bases en el Senado exorcizó los fantasmas de la tensión entre la Casa Rosada y las provincias y exhibió la fortaleza de los acuerdos alcanzados por Guillermo Francos con los gobernadores. Pese al desplante santacruceño, que puso en jaque la votación en general, no hubo grandes sorpresas en el trascurso de la sesión. Previo regreso a Diputados, Javier Milei se apresta a abrazar el postergado proyecto y revivir el Pacto de Mayo.

Al igual que en febrero, cuando el texto original naufragó en el Congreso, el peronismo sostuvo su intransigencia, aunque esta vez no le alcanzó. Antes de la discusión en el recinto, los celestes se propusieron llegar a la sesión con los votos negativos de los 33 senadores que integran los bloques Unidad Ciudadana, a cargo de Juliana Di Tullio, y Frente Nacional y Popular, de José Mayans. Premio consuelo: lo logró. Todas fueron luces rojas en los tratamientos en general de la ley Bases y del paquete fiscal.

No es poco: en un escenario de internas abiertas, sin conducciones claras y con las heridas del balotaje todavía cicatrizando, la unidad legislativa es una luz de esperanza en medio de un repliegue desordenado. Por fuera de ese esquema, sí aportaron votos Edgardo Kueider (Entre Ríos) y Carlos «Camau» Espínola (Corrientes). Ambos comparten espacio propio con la cordobesa Alejandra Vigo.

Con las elecciones del Partido Justicialista (PJ) convocadas para noviembre, el bolillero se mueve y los gobernadores pican en punta como los principales acreedores. Caja, poder de fuego territorial y legislativo y armados silvestres son algunos de los ítems que potencian las posibilidades de los mandatarios.

Axel Kicillof prepara encuentros con otros gobernadores PJ

Dentro de ese esquema, Axel Kicillof avanza con la nacionalización de su figura. El martes, el exministro de Economía coordinó un scrum bonaerense al Palacio de Hacienda, que incluyó a todo su gabinete y a 60 intendentes peronistas de la Provincia de Buenos Aires, quienes presentaron en mesa de entrada un petitorio destinado al ministro Luis «Toto» Caputo. Más tarde ese día, en una conferencia de prensa, el mandatario se puso al frente del grupo y ofreció detalles de los $6,3 billones que el distrito le reclama a Nación en distintos conceptos adeudados.

Si bien consideran que los pedidos caerán en saco roto, en La Plata destacan que fue un hecho político trascendente y que sirvió para poner sobre la mesa los efectos del plan Motosierra de Javier Milei sobre las provincias.

Un día después, Kicillof partió al Vaticano donde mantuvo no solo una, sino dos audiencias privadas con el papa Francisco, síntoma de la coincidencia de diagnósticos entre ambos dirigentes sobre la realidad argentina. El gobernador llevó ante el pontífice diversos datos sobre la coyuntura tanto nacional como bonaerense. “De alguna manera hablamos de la consecuencias de esta ley Bases”, comentó el mandamás respecto a los encuentros.

A su vuelta, el economista continuará con su construcción política en territorios aliados. Primero, visitará La Pampa, donde se reunirá con Sergio Ziliotto. Posteriormente será recibido en La Rioja por Ricardo Quintela. Este último encuentro sería, tentativamente, el 1 de julio, aunque aún no hay una fecha exacta, según pudo averiguar este medio. No es azaroso. Se trata de los tres mandatarios de Unión por la Patria (UP) que muestran una mayor beligerancia con la Casa Rosada.

Precisamente Ziliotto es otro de los dirigentes que asoman la cabeza en el PJ nacional. Sin posibilidad de reelección, el gobernador ostenta una provincia ordenada y mantiene su oposición dura a la administración libertaria. Con menor exposición que su par bonaerense, el gobernador no pierde oportunidad de contrastar su gestión con la de La Libertad Avanza (LLA) y erigirse como uno de los referentes del interior.

Tras la sesión en el Congreso, el mandatario salió con los tapones de punta y aseguró que «para las finanzas de las provincias, el paquete fiscal será tan nocivo como la ley Bases para el país». Las provincias seguiremos perdiendo recursos. El gobierno de Milei avanzará en su objetivo de ‘fundir a las provincias’. Como si esto fuera poco, el salario volverá a pagar Ganancias y los poderosos tendrán menos impuestos», apuntó en sus redes sociales.

En paralelo, embistió contra los gobernadores que apoyan la restitución de la cuarta categoría del Impuesto a las Ganancias, ya que, según consideró, “pierden los trabajadores y las provincias”. Cabe destacar que Ziliotto integra la Liga Patagónica, especialmente sensible a que los trabajadores paguen el tributo. Precisamente los votos de los senadores de la región fueron clave para que ese artículo en particular fuera rechazado. La gestión pampeana, además, le reclama a Nación $39 mil millones de deuda por distintos conceptos.

Por último, el riojano Ricardo Quintela completa la tríada de gobernadores PJ enemistados con el oficialismo. Tal es el tenor de su pulseada con Nación, que incluso emitió la primera cuasimoneda de la era Milei: El Chacho. En el distrito remarcan que el futuro encuentro con Kicillof se enmarca dentro del proceso de normalización que atraviesa el PJ. «Quintela quiere trabajar para la unidad, no plantea candidaturas», precisaron fuentes locales a este medio sobre una eventual postulación del mandamás para liderar al peronismo.

Más bajo en el radar, vuela el formoseño Gildo Insfrán. Insfrán preside el Congreso del PJ y, más allá de ser una figura omnipresente en la rosca justicialista desde hace al menos treinta años, no tiene proyección nacional para encabezar una aventura aglutinadora. El sector de los duros se completa con el fueguino Gustavo Melella. Si bien pertenece a FORJA, una coalición que integra UP pero que no tiene pedigree justicialista, Melella forma parte de la liga celeste. El sureño cuenta con un arsenal acotado en el plano nacional, ya que ninguno de los cinco diputados ni los tres senadores por la provincia responden a su jefatura.

Distinta es la situación del catamarqueño Raúl Jalil, que cosechó un buen vínculo con la Casa Rosada. Y aunque los senadores peronistas de su provincia, Guillermo Andrada y Lucía Corpacci, sostuvieron sus votos negativos para la ley Bases y el paquete Fiscal, Andrada sufragó a favor del Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI). La provincia tiene especial interés en este ítem, ya que consideran que atraerá importantes proyectos mineros.

Por su parte, el tucumano Osvaldo Jaldo abandonó la órbita UP y encabeza un guion propio, que lo encuentra como aliado a la Casa Rosada. La particularidad es que ninguno de los dos senadores PJ de la provincia votaron a favor ni del proyecto Bases ni del paquete fiscal. Se trata Juan Manzur y Sandra Mendoza. Manzur, en particular, se disputa la centralidad de la política en Tucumán con el actual mandatario. La trama derivó en un juego de encuentros y desencuentros entre los dos dirigentes.

El PJ elegirá nuevas autoridades en noviembre

En marzo, durante un congreso celebrado en el microestadio de Ferrocarril Oeste, el peronismo inició el camino hacia una nueva etapa. En primer lugar, aceptó el pedido de licencia de su presidente, Alberto Fernández. Acto seguido, dispuso el llamado a elecciones para el 17 de noviembre y, ante la acefalía y la falta de consensos, designó al frente del partido a una comisión integrada por los bonaerenses Axel Kicillof y Cristina Álvarez Rodríguez; la chaqueña Analía Rach Quiroga; el tucumano Juan Manzur; y la catamarqueña Lucía Corpacci.

El próximo titular del justicialismo deberá contener a las distintas tribus, que van desde el kirchnerismo hasta la tropa de los gobernadores y los gremios, pasando por los intendentes y los legisladores. Pesa, además, la mirada de Sergio Massa, quien se mueve por fuera de la estructura clásica partidaria pero mantiene influencia sobre los designios del espacio.

Al respecto, el ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, Andrés «Cuervo» Larroque, aseguró esta semana que ve un peronismo competitivo en las elecciones legislativas del 2025 y consideró que, si se consolidad la unidad, podrán sacar entre un «35 y 40%».

«Acá no puede haber fragmentaciones, por eso tenemos una enorme responsabilidad. Y lo central es el para qué, está claro. Creo que justamente lo que no puede ocurrir es lo que nos pasó en esta etapa reciente, donde yo veo problemas, si querés, hasta de madurez política”, precisó a Radio Con Vos el excamporista, devenido en alfil de Kicillof.

Fuente: ÁMBITO

Por: Graciela Herrera

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