El día que Argentina eligió sólo vicepresidente y el hombre que se convirtió en el más votado de la historia
El 25 de abril de 1954, durante el segundo gobierno de Juan Domingo Perón, casi ocho millones de argentinos participaron de los únicos comicios donde se eligió exclusivamente ese cargo. El vencedor fue el candidato peronista, el contralmirante Alberto Teisaire, uno de los hombres considerados más leales al líder del justicialismo, pero que luego del golpe de 1955 no dudó en cambiar de bando y denunciar a Perón.
Hace 70 años, el 25 de abril de 1954, casi nueve millones de ciudadanos argentinos protagonizaron un hecho que no tenía antecedentes y que no volvió a repetirse hasta hoy en la historia institucional del país: la elección de un vicepresidente de la Nación en unos comicios realizados por fuera de las elecciones presidenciales.
Juan Domingo Perón transitaba su segunda presidencia desde el 4 de junio de 1952, luego de ganar de manera aplastante las elecciones del 11 de noviembre del año anterior con el 63,51 por ciento de los votos, pero lo hacía en soledad porque su compañero de fórmula en esos comicios, el abogado radical Hortensio Quijano, había fallecido antes de asumir.
La candidatura a la vicepresidencia por el peronismo parecía por entonces un lugar propicio para las desgracias. Eva Perón, la postulante propuesta por la Confederación General del Trabajo – y apoyada por casi todo el movimiento – había renunciado a secundar a Perón en la fórmula en agosto de 1951, ya consumida por un cáncer que la llevaría a la muerte el 26 de julio de 1952. Tras el renunciamiento de Evita, el líder peronista optó por no innovar y eligió a Quijano, el hombre que lo acompañaba como vice en su primer mandato, para que renovara el cargo. Electo junto a Perón, el abogado entrerriano no alcanzó a iniciar su nuevo mandato porque murió, también de cáncer, el 3 de abril, dos meses antes del inicio del segundo gobierno peronista.
Con el cargo vacante, las boletas de las elecciones de diputados y senadores nacionales de abril de 1954 llevaron en su parte superior a los candidatos a la vicepresidencia. Perón tomó esas elecciones casi como un plebiscito sobre su presidencia, del que pensaba salir airoso y fortalecer su posición.
No era para menos, porque existía la posibilidad – por lo menos en los papeles, ya que era muy remota en la realidad política del momento – que un candidato opositor triunfara en los comicios y quedara en el primer lugar de la línea sucesoria presidencial. De ahí el carácter casi plebiscitario de la elección.
Por eso, al elegir a su candidato, el presidente se inclinó por un hombre totalmente identificado con su partido y su gobierno, que fuera visto por el electorado como un apéndice propio. La designación recayó en el contralmirante Alberto Teisaire, un hombre de armas que lo acompañaba desde los tiempos del golpe del Grupo de Oficiales Unidos (GOU) en 1943 y que ahora ocupaba la presidencia provisional del Senado, es decir, ya ocupaba el primer lugar en la sucesión presidencial y en la práctica reemplazaba a Perón cada vez que viajaba al exterior.
El marino fiel
Nacido en Mendoza en 1891, Teisaire había alcanzado el grado de contralmirante luego de una destacada carrera en la Armada. “Al mando de la Fragata Sarmiento realizó durante 1933 el 33º viaje de instrucción, recalando en distintos puertos americanos y europeos. Fue un recorrido inolvidable que dejó sus marcas en los cadetes de esa promoción. (…) A su paso por Alemania, al arribar a Hamburgo, lo recibió el mismísimo canciller del III Reich, Adolfo Hitler, a bordo del yate de aviso Grille y mantuvo con él una entrevista que duró veinte minutos”, repasa el historiador Fabián Bosoer al repasar su biografía en una nota publicada en la revista Todo es Historia.
Tras el golpe del GOU, que llevó a Perón a la vicepresidencia y a la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, Teisaire se alineó con el futuro líder del justicialismo y ocupó los estratégicos cargos de ministro de Marina y del Interior.
En 1946 fundó el Partido Independiente, uno de los tres que ese año sostuvieron la candidatura presidencial de Perón. Ese mismo año fue elegido senador nacional por la ciudad de Buenos Aires, banca que renovó en 1949 y en 1952.
Se lo veía como un hombre totalmente identificado con el líder peronista, casi como su “primer soldado”. Luego de que Perón lo designara su candidato, el diario La Prensa – por entonces intervenido y alineado con el gobierno – lo describió así en su edición del 16 de enero de 1954: “El contralmirante Teisaire es modelo de virtudes peronistas. Y entre las virtudes, la de la lealtad, sobresale por encima de todas. Lealtad profunda a la doctrina gestada por Perón. Lealtad incondicional al Líder de los argentinos.”
Los candidatos opositores
La postulación del contralmirante Teisaire fue en la práctica el lanzamiento de la campaña electoral cuando los partidos opositores aún no había designado a sus candidatos.
El radicalismo no demoró en hacer una apuesta con la designación como candidato a vice de uno de sus hombres más populares y respetados: el quilmeño Crisólogo Larralde, reconocido por su recalcitrante anti peronismo, que ya en noviembre de 1945 había definido así al líder emergente de la movilización popular del 17 de octubre: “Perón, a coro con millares de empleados nacionales, provinciales y municipales, negó que en el país se hubiera hecho obra social antes del 4 de junio de 1943; la lucha social la iniciaba en la Argentina, un coronel con 50 años de edad, a quien antes de esa fecha no se le conoció vocación popular ni democrática y que durante los trece años del fraude, estuvo recibiendo ascensos de los gobernantes de la oligarquía y del privilegio.”
Nueve años después de esas definiciones publicadas en El Centinela, con la postulación de Larralde, el radicalismo reafirmaba una vez más su vocación de oposición acérrima a lo que consideraba un gobierno antidemocrático.
Otros cuatro partidos también decidieron presentar candidatos a vice en los comicios del 25 de abril de 1954: el Partido Demócrata llevó en sus boletas al médico conservador Benito Feliciano De Miguel; el Partido Demócrata Progresista postuló al ex gobernador de la provincia de Santa Fe Luciano Florencia Molinas; el Partido comunista Argentino designó a una mujer, la médica y militante por los Derechos Humanos Alcira de la Peña; y Concentración Obrera – una escisión del PC – eligió como candidato al sindicalista José Fernando Penelón.
Más allá de las profundas diferencias que existían entre los candidatos opositores, durante la campaña electoral, el oficialista diario La Prensa los ubicaba a todos en la misma bolsa: “La oposición, en su desorbitada predica por conseguir adeptos que mantengan viva una ilusión miope, desgranó toda clase de invectivas sobre el gobierno peronista. Fueron sablazos a diestra y siniestra, sin dirección fija y sin contenido firme. Era cuestión de despotricar, porque no es otra el arma que pueden esgrimir los que no tienen razón. Los opositores fueron los eternos propagandistas de una doctrina que nunca cumplieron, unos buscadores de votos dispuestos a traicionar en cuanto la primera ocasión propicia se les presentara”, decía en una de sus notas editoriales.
Una victoria aplastante
Llegó el domingo 25 de abril y, contra más de un temor por los convulsionados tiempos políticos que corrían, los comicios se desarrollaron casi sin ningún incidente y con una participación de poco más de 85 por ciento de los ciudadanos habilitados para votar.
“La elevada concurrencia de votantes, así como el normal y tranquilo desarrollo de una exteriorización de sentimientos cívicos que naturalmente apasiona y exalta, son magníficas y halagadoras muestras de un grado de perfeccionamiento electoral y de progreso democrático que merecen ser subrayados como una de las más significativas características de la consulta popular de la víspera”, resumió al día siguiente el diario Clarín con la pomposa prosa de la época.
La victoria de Alberto Teisaire fue aplastante, tanto que llevó a superar por un punto el porcentaje que el propio Juan Domingo Perón había logrado en 1951 al ser reelegido presidente.
Como candidato del Partido Peronista – Partido Peronista Femenino, el contralmirante obtuvo 4.994.106 votos, un 64.52 por ciento; segundo lejos quedó el radical Crisólogo Larralde, que sumó 2.493.422, un 32.22 por ciento. Los demás candidatos recibieron adhesiones mínimas: el demócrata De Miguel recibió 105.550 votos, solo el 1.36 por ciento; la candidata comunista Alcira de la Peña quedó cuarta con 89.624, el 1.16 por ciento; la siguió el demócrata progresista Luciano Molinas con 54.054 votos, el 0.70 por ciento; y el sindicalista Penelón apenas sumó 3.183 adhesiones en las urnas, un ínfimo 0.04 por ciento.
De esta manera, el candidatoa vice fue el candidato más votado de la historia de Argentina. Obtuvo más votos que el propio Perón en las elecciones de 1073, en las que el militar había llegado a 61,86%.
Se registraron 152.422 votos en blanco – es decir, el tercer lugar en la votación – y 10.952 anulados. Así, sobre un padrón de 9.222.075 ciudadanos y ciudadanas en condiciones de votar, los votantes efectivos sumaron 7.906.858, un altísimo 85.58 por ciento de nivel de participación.
“Obtuvo amplia victoria el peronismo en todo el país”, tituló al día siguiente uno de los diarios de mayor circulación sin nombrar al candidato ganador, al que solo se mencionaba en la bajada: “Fue elegido vicepresidente el contralmirante Teisaire”.
De “leal” a “traidor”
Con la victoria de Teisaire – que asumió como vicepresidente el 4 de junio de 1954 -, Juan Domingo Perón logró plebiscitar positivamente a su gobierno, pero no le serviría de mucho: menos de un año y medio después de ese triunfo fue derrocado por la autodenominada “Revolución Libertadora”, liderada por el general Eduardo Lonardi, quien poco después también sería desplazado por la dupla de dictadores conformada por el general Pedro Eugenio Aramburu y el almirante Isaac Rojas.
El líder justicialista debió partir a un exilio que duraría casi 18 años, pero Teisaire, “el primer soldado de Perón” se quedó en la Argentina y cambió rápidamente de bando. Menos de 15 días después del golpe, el 29 de septiembre de 1955, el ex vicepresidente entró tranquilamente a la Casa Rosada para entrevistarse con el dictador Lonardi. Allí presentó un documento – cuya redacción se adjudica a quien durante años había sido su secretario privado, el periodista Bernardo Neustadt – donde acusaba a Perón de antidemocrático y “aclaraba” que si él no había renunciado a la vicepresidencia durante su mandato se debía a “razones de pudor”.
El final de Teisaire, considerado un “traidor” por la naciente Resistencia Peronista, dio lugar un rumor nunca comprobado. La versión – que entre otros sostuvo el dirigente de la derecha peronista Luis Aranda – aseguraba que el 12 de octubre de 1962, mientras almorzaba en un restaurante con su secretaria y un custodio, el contralmirante fue asesinado por un comando que baleó a los tres comensales con fuego de una ametralladora.
En realidad, Alberto Teisaire, el único vicepresidente elegido por fuera de una fórmula presidencial en toda la historia de la democracia argentina, murió de cáncer el 12 de septiembre de 1963, once meses después de aquel supuesto atentado.
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