Alemania: Las huelgas de ferroviarios y el campo paralizan a la coalición socialista encabezada por Olaf Scholz

El Mundo

La semana pasada, durante tres días, el transporte ferroviario de Alemania estableció una huelga reclamando mejoras salariales y reducciones en la jornada laboral. Los directivos de la empresa estatal Deutsche Bahn (DB) calificaron la medida de “innecesaria” e incluso dudan de la legalidad de la misma, en declaraciones del director de Recursos Humanos, Martin Seiler, a medios alemanes.

Este congelamiento del transporte llegó en uno de los peores momentos para el gobierno alemán. A pesar de la propuesta liderada por el ala liberal de la coalición de un presupuesto equilibrado en 2024, los sectores izquierdistas de Los Verdes y un sector de Partido Socialdemócrata (SPD) presionan por un mayor gasto, agravando la crisis.

En noviembre del año pasado, hubo un paro general, cuando se redujeron hasta en un 80% los servicios nacionales, regionales y locales. Esta vez el panorama fue similar, ya que Alemania es considerado el “corazón logístico de Europa” al albergar 6 de 11 corredores del transporte de carga, trasladando el 60% de la mercadería del continente europeo. Las industrias del acero, química, eléctrica y autopartista fueron las más perjudicadas de estos tres días.

La presión sobre Deutsche Bahn llegó también desde el sector portuario. Es que, de no mediar solución en el corto plazo para esta crisis, y se repiten este tipo de manifestaciones, los puertos pueden quedarse sin espacio para albergar contenedores, paralizando aún más la producción en una economía ralentizada, que acumula una fuerte retracción desde el año 2018.

 

Una semana de tractorazos

La receta elegida por la coalición de gobierno alemana, integrada por el Partido Socialdemócrata (PSD); el Partido Verde (Grune) y el Partido Liberal (FDP), implica una masiva suba de impuestos y el recorte de subvenciones agrícolas, un paquete de ajuste recesivo ideado para solucionar una crisis presupuestaria sin precedentes. Esto desató una semana de protestas del campo en las calles de todo el país que culminaron este lunes.

Fuentes de la Asociación de Agricultores Alemanes (DBV)calcularon que hubo asistencia de unos 30.000 manifestantes y su presidente, Joachim Rückwied, consideró estas protestas como una señal que “no se puede seguir así”.

Esta masividad agrava la crisis en que se vio sumida el gobierno al ver rechazado un nuevo endeudamiento por un tribunal alemán, y el incremento de gastos que pronostican en el presupuesto del corriente año.

 

El ministro de Finanzas Christian Lindner habló ante las masas convocadas en Berlín y fue abucheado no sólo por los manifestantes del sector agrícola, sino también por representantes de otras industrias como la pesca, gastronomía y logística, que se convocaron en apoyo. El funcionario descubrió que sufre el rechazo de la población y calificó la protesta como “legítima y pacífica”.

Se trata de un nuevo presupuesto con polémicas que también afectan a otras industrias. Los representantes del sector turístico presentes en las manifestaciones reclamaron por el incremento del VAT (como el IVA en Argentina), del 7% al 19%, que afectará sin dudas al turismo alemán. Por otro lado, los industriales se refirieron negativamente a los aumentos en costos de energía, costos laborales y la falta de consulta en la toma de estas decisiones ante los diversos sectores de la economía.

Las críticas del gobierno buscaron polarizar la discusión con el partido de derecha alemán Alternativa por Alemania (AfD), a quienes acusaron de alimentar el clima de enojo que derivó en estas protestas. Sin embargo, estas declaraciones parecen querer quitarse la culpa por una mala gestión de la economía alemana, con la combinación de medidas recesivas y con una marcada agenda ambientalista que ya lleva años perjudicando a varios países del continente europeo.

Por: Rodo Galdeano
Fuente: Derecha Diario

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