Descubre la Reserva San Guillermo: El Paraíso de Iglesia en San Juan

San Juan alberga una joya natural única: la Reserva de Biósfera San Guillermo, declarada como tal en 1980. Esta reserva, la única de biósfera en la provincia, abarca dos áreas protegidas, una a nivel provincial y otra nacional, con el objetivo primordial de preservar el hábitat de la flora y la fauna autóctonas.

Ubicada en una región remota y árida, la Reserva San Guillermo es un mosaico de desiertos y pastizales de altura, donde la Puna se fusiona con la Estepa Alto Andina y el Monte. Con una extensión de 981,460 hectáreas, se erige como la mayor área protegida de San Juan y una de las más extensas de América del Sur, destacándose por su diversidad paisajística que va desde valles con vegetación arbustiva hasta picos montañosos que superan los 5,000 metros sobre el nivel del mar.

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Este paraíso andino cuenta con una rica historia arqueológica, ya que los picos más altos de la reserva fueron enterratorios del imperio incaico, extendiéndose hasta la provincia de Mendoza. En sus llanos se han descubierto construcciones de origen incaico, evidenciando su importancia arqueológica.

En cuanto a su fauna, San Guillermo alberga la mayor población de camélidos de América del Sur, con guanacos y vicuñas como protagonistas. También se encuentran gatos andinos, pumas, zorros colorados y suris cordilleranos. La reserva es hogar de una variedad de lagartos, algunos aún sin clasificar.

Para visitar este rincón natural, se requiere autorización del Gobierno de la Provincia de San Juan y de la Administración de Parques Nacionales de Rodeo. El acceso es desafiante y regulado por la intendencia del Parque, siendo recomendable para vehículos 4×4. La travesía se inicia desde la localidad de Rodeo, con diversos refugios como puntos de referencia en el recorrido.

La Reserva San Guillermo es un tesoro natural que invita a los amantes de la biodiversidad y la aventura a explorar sus paisajes únicos y a sumergirse en la historia que alberga cada rincón.

 

 

Op: Juan Llarena

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