Quién es y qué propone José Antonio Kast, el próximo presidente de Chile

El líder de derecha se impuso en el balotaje ante la candidata oficialista Jeannette Jara y será el sucesor de Gabriel Boric.

José Antonio Kast será el próximo presidente de Chile.

José Antonio Kast será el próximo presidente de Chile.

Después de dos fracasos electorales, el líder de ultraderecha José Antonio Kast finalmente se impuso este domingo en el balotaje ante la candidata oficialista Jeannette Jara y será el próximo presidente de Chile. De esta manera, será el primer pinochetista desde el retorno de la democracia en llegar al poder en el país vecino.

Con una campaña casi monotemática, centrada en el combate a la delincuencia y en la migración irregular, el exdiputado ultraderechista José Antonio Kast logró en su tercera carrera electoral llegar a la presidencia, cargo que asumirá el próximo 11 de marzo, cuando termine el mandato de Gabriel Boric.

A partir de esta fecha, se espera que Kast lleve adelante un programa neoliberal de megarecortes y mano dura contra la delincuencia y la migración irregular, con una línea similar a la que impuso Donald Trump en Estados Unidos.

La llegada al poder de un defensor de la dictadura es algo inédito en Chile, pero no en la región: un panorama similar se presentó con Jair Bolsonaro en Brasil o Javier Milei en Argentina.

Hasta ahora, desde el retorno a la democracia, el primer y único derechista en llegar a la presidencia de la República de Chile había sido el fallecido Sebastián Piñera, que lo hizo en dos mandatos no consecutivos (2010-2014 y 2018-2022), y que votó en contra de la permanencia del dictador.

El analista del Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR), Guillaume Long, ve en Kast a un “personaje muy ideológico”, un “convencido de la construcción de un mundo mucho más patriarcal”. Con todo, si fuera elegido, no tendría “una autopista por delante” y tendría que encontrar apoyos en un Parlamento fragmentado para sacar adelante proyectos de ley.

Los inicios políticos de José Antonio Kast y su escalada a la presidencia

Los inicios de Kast en política fueron a sus 22 años, cuando era un estudiante de Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Chile. En ese entonces, hizo campaña a favor de la continuidad del general Augusto Pinochet (1973-1990) en la propaganda televisiva para el plebiscito en 1988 sobre la continuidad del régimen.

Kast es una figura vinculada directamente al pinochetismo. Es heredero de su tradición. Además, es hermano de uno de los principales ministros de Pinochet y presidente del Banco Central, Miguel Kast, que sigue siendo una especie de gurú para la derecha más neoliberal“, le dijo a EFE Octavio Avendaño, de la Universidad de Chile.

“Si estuviera vivo, votaría por mí”, dijo Kast cuatro décadas después, en 2017, en su primer intento por llegar a La Moneda, sede del Gobierno.

Sin embargo, en esta campaña decidió no tocar el tema. “Aprendió de su campaña anterior y esta vez tiene una estrategia muy clara, con un programa muy reducido, centrado en la seguridad ciudadana“, había analizado en diálogo con la agencia EFE Cristóbal Rovira, académico de la Pontificia Universidad Católica, luego de la primera vuelta.

El referente del Partido Republicano de Chile se enfocó en las preocupaciones centrales de la ciudadanía para lograr dar el golpe electoral. “No hablamos solo de ganar una elección, hablamos de recuperar nuestro país“, dijo en su cierre de campaña de primera vuelta Kast, abogado ultracatólico, de 59 años y padre de nueve hijos.

A diferencia de sus otros dos intentos por llegar a la Presidencia (2017 y 2021), en esta campaña Kast también evitó a toda costa hablar en público de sus convicciones ultraconservadoras en materia de libertades individuales, como el aborto, el matrimonio igualitario o la pastilla del día después, así como de su defensa de la dictadura militar (1973-1990). Al ser consultado particularmente explicó que tiene “las mismas convicciones” pero reconoció que “los chilenos hoy en día tienen otras urgencias”.

Su gran promesa es formar un “gobierno de emergencia” con el que aplicar mano dura contra la delincuencia y la migración irregular y solucionar la “peor crisis de las últimas décadas” en la que está sumida Chile.

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