Miles de turistas de todo el mundo se quedarán este lunes con las ganas de visitar el Louvre. Las puertas del emblemático museo parisino se encuentran cerradas a raíz de un paro implementado por sus trabajadores en reclamo de mejores condiciones laborales y mayor presupuesto para la institución, que quedó en el ojo de la tormenta tras el millonario robo de las joyas de la corona francesa ocurrido a mediados de octubre.

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La medida de fuerza fue decidida en una asamblea en la que unos 400 trabajadores votaron por “unanimidad” una huelga “prorrogable” para protestar contra el “deterioro” de las condiciones de trabajo y la degradación de la atención al público, indicaron los sindicatos CGT, CFDT y Sud.

Decenas de empleados instalaron este lunes una pancarta delante de la pirámide del museo con la consigna “El Louvre en lucha por unas condiciones de trabajo dignas, el aumento de salarios, más efectivos frente al deterioro del edificio y el proyecto LNR”, en referencia a Louvre – Nuevo Renacimiento, un gran proyecto de renovación anunciado por las autoridades a principios de año.

Es necesario “un cambio de marcha (…) sobre las prioridades y las urgencias” del establecimiento, es decir “la seguridad y la rehabilitación del edificio”, declaró el delegado del sindicato CGT, Christian Galani.

En su llamado a la huelga, las organizaciones sindicales advirtieron que “visitar el Louvre se ha convertido en una verdadera pista de obstáculos”.

Los turistas, sorprendidos y “decepcionados” por la protesta

Los visitantes que este lunes llegaron al museo se encontraron con una sorpresa: las puertas estaban cerradas y así permanecerán durante toda la jornada, por el paro que cumplen los trabajadores de la institución parisina.

“Estoy muy decepcionado. El Louvre era el motivo principal de nuestra visita a París, porque queríamos ver la Mona Lisa”, le dijo Minsoo Kim, un surcoreano de 37 años, a la agencia AFP.

También Pietra, una turista brasileña de 27 años que llegó a París con su familia por cuatro días, expresó su “desencanto” por el cierre del museo.

El Louvre, que en 2024 recibió a casi nueve millones de visitantes, se encuentra en medio de una crisis a raíz del cinematográfico robo del 19 de octubre, en el que cuatro hombres irrumpieron por una ventana y se llevaron en pocos minutos varias joyas de la Corona por un valor de más de 100 millones de dólares.

El establecimiento también tuvo que cerrar una galería en noviembre debido al deterioro del edificio y sufrió hace unas semanas un escape de agua que dañó cientos de obras de la biblioteca de Antigüedades egipcias.

Un robo que desnudó las fallas de la seguridad del museo

El domingo 19 de octubre un grupo de ladrones accedió a la sala donde se exhibían las joyas, tras instalar un montacargas junto al edificio. A través de un balcón, rompieron un vidrio y llegaron hasta las valiosas piezas.

El robo fue detectado por el personal de seguridad minutos después, lo que le dio tiempo a los delincuentes a escapar con el botín en dos motos.

Por el momento solo se recuperó una corona, que se le cayó a los ladrones en su huida. El robo dejó al desnudo las serias falencias de seguridad del museo.

A principios de 2025, el presidente francés, Emmanuel Macron, había presentado con pompa el gran proyecto de renovación del establecimiento. Su modernización se volvió más urgente tras el robo.

Para llevar a cabo estas reformas, la presidenta del Louvre, Laurence des Cars, que en 2021 se convirtió en la primera mujer al frente de este museo, deberá trabajar durante unos meses en tándem con Philippe Jost, encargado de las obras de reconstrucción de la catedral de Notre Dame.

Se tiene que “reorganizar el museo en profundidad”, dijo la semana pasada la ministra de Cultura, Rachida Dati. “Es necesario adoptar medidas indispensables, que van mucho más allá de la protección y la seguridad”, declaró, sin dar más detalles.