Qué significa que te guste la Navidad, según la psicología

Así como existe quienes se sienten muy angustiados en esta época del año, también hay personas que la consideran la mejor época del año.

La Navidad es un fenómeno cultural que atraviesa a casi todas las personas del mundo. Se pueden tener diferentes opciones y sensaciones al respecto, pero es innegable lo profundamente ligada que está a la gran mayoría de la sociedad. Es por eso que la psicología encuentra material de análisis en este tema.

Se trata de una celebración que no significa lo mismo para todos: algunos odian las épocas festivas por lo que representa, se sienten incómodos con las reuniones familiares y la historia que rodea a estas fechas. No obstante, hay quienes esperan con ansias esta época por el gran placer que les genera esto mismo.

¿Por qué hay personas que aman la Navidad?

El estudio “Evidence of a Christmas Spirit Network in the Brain: Functional MRI Study”, realizado en la Universidad de Copenhague, dejó en claro cuál es la razón detrás de que a alguien le guste mucho la Navidad. Resulta que existe una zona del cerebro ubicada entre los lóbulos parietales, que juega un papel importante en la predisposición de una persona para la espiritualidad. Es esa zona la que no ayuda a recordar momentos felices con seres queridos. Lo curioso es que es poderosamente estimulada con los villancicos navideños.

Esto quiere decir que, quienes disfrutan de estas fechas activan más partes de la memoria, así como también otras áreas del cerebro ligadas a sensaciones corporales. Se libera oxitocina y dopamina: la fórmula de la felicidad. Sucede por los buenos recuerdos que tienen sobre esta fecha, es ese factor el que les hace amar la navidad.

¿Qué significa odiar la Navidad?

Por otro lado, las personas que odian la navidad sufren de estrés y un gran aumento de cortisol ante la misma situación. Se trata de una hormona que puede afectar al sistema inmune.

Las razones para que esto suceda son múltiples, todas asociadas a hechos que generan nostalgia y una pesada sensación de soledad. Puede pasar tras la muerte de un ser querido que siempre estaba presente, algo a lo que se puede llamar el síndrome de la silla vacía.

Silvia Sumell, profesora de la Universidad Oberta de Catalunya, explica que depende de las circunstancias vitales de cada persona. Añade que estos factores pueden ser tener personas queridas o familiares hospitalizados, ser inmigrante, estar privado de libertad, tener muy pocos recursos básicos, estar pasando por un proceso de duelo, sentirse solo, pasarlo mal por la ausencia de un ser querido.

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