La cal, el insumo invisible que impulsa la producción de litio en Argentina

Presente en cada etapa del proceso, la cal es clave para optimizar la pureza del litio y reducir costos operativos. Su disponibilidad fortalece el vínculo entre la minería del NOA y la industria calera de San Juan.

El auge del litio argentino, motor de la transición energética global, tiene un aliado silencioso pero esencial: la cal industrial. Este insumo, fundamental en la etapa de procesamiento de salmueras, cumple un rol decisivo en la eficiencia y sostenibilidad de los proyectos mineros del norte del país.

En sus diferentes presentaciones —cal viva y cal hidratada—, la cal interviene directamente en la purificación de las soluciones que contienen litio. Su función es regular el pH, precipitar impurezas como magnesio, calcio y sulfatos, y mejorar la recuperación del mineral durante las etapas de concentración y refinado. En otras palabras, actúa como un agente químico que prepara el terreno para obtener un litio de mayor pureza y menor costo operativo.

Según estimaciones del sector, para producir una tonelada de litio se requieren entre 8 y 10 toneladas de cal, una proporción que da cuenta de su relevancia técnica y económica dentro de la cadena de valor. Este factor hace que la proximidad y calidad de las plantas caleras se vuelvan estratégicas para el desarrollo minero argentino.

En este contexto, San Juan, con su histórica tradición calera y su creciente capacidad industrial, se consolida como proveedora clave para los proyectos de litio del NOA. La sinergia entre ambos sectores no solo potencia la eficiencia productiva, sino que también abre nuevas oportunidades de encadenamiento regional en el marco de la economía verde.

La minería del litio, símbolo del futuro energético, no podría pensarse sin la participación activa de la cal. Un recurso tradicional que hoy se revaloriza como pilar tecnológico y ambiental del desarrollo minero sustentable.

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