River vivió una noche amarga en Núñez. En la antesala del Superclásico, el equipo de Marcelo Gallardo perdió 1-0 ante Gimnasia de La Plata y sumó un nuevo tropiezo que agudiza su mal momento futbolístico.
El partido era una prueba de carácter. Con Boca ganando horas antes y recortando distancias en la tabla anual, River necesitaba una victoria que lo mantuviera en zona de clasificación a la Copa Libertadores. Sin embargo, el equipo volvió a mostrar las mismas falencias: falta de ideas, poca profundidad y errores defensivos que terminaron costando caro.
El arranque fue prometedor. Ian Subiabre, titular después de varios partidos, tuvo la primera clara con un remate que exigió a Nelson Insfrán, pero con el correr de los minutos el Millonario se fue diluyendo. Gimnasia, ordenado y paciente, se acomodó en el campo y casi no sufrió sobresaltos.
La noche se complicó aún más cuando Facundo Colidio se retiró lesionado a los 16 minutos, entre lágrimas, dejando una imagen preocupante a una semana del choque con Boca.
El Monumental fue un hervidero. Los 85 mil hinchas pasaron de los cánticos de aliento a los reproches, reflejando la frustración de un equipo que no reacciona.
A los 55 minutos llegó el golpe: Portillo derribó a Merlini en el área y, tras revisión del VAR, Nazareno Arasa sancionó penal. Marcelo Torres, ex Boca, definió con clase ante Armani y puso el 1-0 para el Lobo, que dio el gran batacazo de la fecha.
River fue puro nervio y desesperación en el cierre. Tuvo la oportunidad de empatar a los 106 minutos, pero Miguel Borja falló un penal y terminó de desatar la bronca de todo el estadio.
Con esta derrota, el conjunto de Gallardo queda al borde de salir de la zona de clasificación a la Libertadores y llegará al Superclásico golpeado y lleno de dudas. Gimnasia, en cambio, dio un paso clave en su pelea por la permanencia.
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