Salvataje de Donald Trump: empresarios desconfían de que reactive la economía real
El paquete se demora pero fuentes cercanas a la negociación aseguran que será contundente. Mientras tanto la economía real se hunde en una profunda crisis para la que el Gobierno no ensaya ninguna respuesta.
Escepticismo empresario para la actividad
El gobierno norteamericano volvió a intervenir esta semana. En el mercado calculan que la venta de divisas por parte de la administración Trump ya supera los u$s800 millones. Pese a eso el dólar volvió a subir y cerró en $1.475 en el segmento minorista. En la city circularon memes haciendo alusión a que “los cueveros de la calle Florida le torcieron el brazo al Tesoro de los EEUU”. Un poco exagerado, aunque la corrida preelectoral parece un hueso duro de roer.
Por el lado de la economía real los dos escenarios que se plantean traen malos augurios: si el Tesoro mantiene artificialmente un tipo de cambio bajo el actual contexto de parate de la actividad podría extenderse, pero si por el contrario lo que se viene es una devaluación el mercado interno podría enfriarse aún más.
“El acuerdo que trascendió no tiene ningún plan para reactivar a la industria nacional, generar divisas a partir del desarrollo productivo y frenar la pérdida de empleos que este año superar los 300.000 puestos de trabajo destruidos durante la gestión de Javier Milei”, sintetizó el presidente de Industriales Pymes Argentinos, Daniel Rosato.
Las intervención de Estados Unidos mantuvo al dólar dentro de la banda pero por el momento no mejoró la perspectiva para las tasas que tocaron esta semana un nuevo pico. La demanda está caída, no hay crédito para las empresas y la morosidad en familias volvió a crecer en agosto, un combo explosivo para el que todavía el Gobierno no ensayó ninguna respuesta.
Acuerdo comercial
A pesar del hermetismo que rodea las conversaciones con la Casa Blanca, Ámbito pudo corroborar con diversas fuentes que dentro de lo que se está negociando hay una suerte de acuerdo comercial, que está lejos de ser un tratado de libre comercio, pero incluye reducción de aranceles para una serie de productos específicos.
Entre los sectores productivos, hay una mezcla de expectativas y desconfianza. Por un lado, creen que el buen vínculo de Milei con Trump podría ser un puente para evitar el castigo arancelario que otros países reciben, aunque remarcan que se arranca en desventaja porque la suba previa de aranceles ya afectó a algunos rubros, como a los industriales metalúrgicos.
Otros sectores marcan que los intereses pueden ser contrapuestos por la falta de complementariedad de ambas economías. “Desde que está la administración Trump, el sudeste asiático que es un gran mercado para la Argentina está bajo una presión muy fuerte de EEUU para que pasen comprar los productos norteamericanos”, explicó el titular de la cámara de la industria aceitera, Gustavo Idígoras en diálogo con El Destape 1070.
En el campo tampoco olvidan fácilmente que ante la decisión del Gobierno de otorgar una eliminación temporal de retenciones, la Casa Blanca puso el grito en el cielo y el beneficio duró apenas 48 horas. En el capítulo de las condiciones resta mucho por saber, EEUU viene haciendo lobby para modificar la política de propiedad intelectual que podría perjudicar de forma sensible a los laboratorios locales.
La idea de un acuerdo comercial en medio de tantas tensiones suena lindo, pero falta lo más importante: la letra chica del contenido.
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