Freno en el tomate para industria: San Juan reducirá la siembra tras una década de crecimiento
Por primera vez en diez años, el sector enfrentará una caída en la superficie cultivada. La menor demanda, el sobre stock y la importación de concentrado explican el retroceso. Los productores sin contrato son los más expuestos.
El tomate para industria, que venía marcando récords en San Juan desde hace una década, ingresará en una temporada de ajuste. Según datos de la asociación Tomate 2000, la superficie sembrada caerá alrededor de un 17% respecto al año pasado, lo que significa que pasará de 3.478 hectáreas a poco menos de 3.000.
El recorte se da en un contexto de demanda más débil, crisis económica y apertura de importaciones, factores que obligan a las industrias a contratar menos producción y que dejan en mayor vulnerabilidad a los llamados “productores libres”, quienes no tienen acuerdos firmados de antemano y dependen del mercado.
Contratados vs. libres
En la última cosecha, mientras los productores con contrato lograron asegurar su venta a precios acordados, los libres terminaron recibiendo hasta 40% menos por kilo. “Antes, si la industria necesitaba más, recurría a ellos. Hoy, si falta, se trae de afuera”, graficó Guillermo Quiroga, referente de Tomate 2000.
Guillermo San Martín, gerente de la entidad, coincidió en que el contrato se volvió clave: “En situaciones como esta, el acuerdo previo es lo que garantiza estabilidad. El tomate libre fluctúa con el mercado y eso hoy es un riesgo alto”.
Por qué baja la producción
Las fábricas aún manejan stocks sobrantes de campañas previas, cuando la demanda de productos derivados del tomate se disparó en pandemia. Esa demanda luego se estabilizó y hoy se ajusta a la baja. Además, el ingreso de concentrado desde Chile, favorecido por la apertura comercial, compite con precios más bajos que los de la producción local.
San Juan mantiene ventajas
A pesar del freno, San Juan conserva un diferencial de productividad. En 2024 la provincia alcanzó 107 toneladas por hectárea, frente al promedio nacional de 95 y al rendimiento de Mendoza, que ronda las 85. Esto se debe al fuerte nivel de tecnificación: 95% de riego por goteo y 85% de cosecha mecánica.
El costo de producir una hectárea asciende a 9 millones de pesos, un 15% más que en 2024, pero la organización del sector y la cultura tomatera local permiten mantener competitividad frente a otras regiones.
Lo que viene
Los referentes del sector no esperan que la situación mejore en el corto plazo. “Quizás recién en 2026 o 2027 el mercado vuelva a demandar más cuando se reduzca el sobre stock”, proyectó San Martín. Mientras tanto, los productores confían en que la crisis impulse mayor eficiencia y fortalezca la posición de San Juan como principal polo tomatero del país.
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