Puntadas que sanan: la historia de Ximena, la bordadora que convirtió una parálisis en arte y esperanza

Desde su rincón en Rivadavia, entre lanas, hilos y pañuelos que cuentan historias, Ximena Arce borda algo más que diseños: borda su propia transformación. En 2017, una parálisis facial le cambió la vida. “Estaba muy bajoneada. Pero una amiga me llevó a casa de Gloria, que hoy es mi mentora, y ahí conocí el bordado”, recuerda. Fue ese encuentro el que encendió una pasión inesperada que, poco a poco, se convirtió en su refugio, su motor y su forma de vida.

En 2018 empezó a bordar sin grandes expectativas, pero hoy su trabajo tiene identidad y demanda. “Me piden mucho en el ambiente del folclore: pañuelos, mantas para bailarines. También hago encargos para escuelas y emprendedores que quieren su logo en una prenda”, cuenta. Con paciencia y creatividad, sus obras se expanden a través de puntadas hechas con hilo de dos o tres hebras, adaptadas a cada tela y diseño.

Ximena no solo encontró en el arte una forma de sanar, sino también una salida laboral concreta. Por eso decidió participar como Emprendedora del Sol en 2023. Aunque no fue seleccionada, planea volver a intentarlo. “Con ese premio podría comprar maquinaria y seguir creciendo. Quiero ampliar esta mini empresa que armé con tanto amor”, sueña.

En el Día del Artesano, deja un mensaje inspirador: “Creo que todos tenemos un don, a veces dormido. A mí me lo despertó la enfermedad. Hoy lo valoro mucho. Lo hago con placer. Me sana”.

La historia de Ximena es una prueba de que el arte puede transformar lo adverso en oportunidad. Rodeada de sus bordados, repite con gratitud: “No sabía que esto me esperaba, pero ahora no puedo dejarlo”. Sus hilos no solo decoran: también cuentan la historia de una mujer que borda resiliencia.

Op: Juan Llarena